¿Y tú qué piensas?, nos preguntaba el domingo el diario ‘El País’
en una campaña de interpelación directa que aspira a movilizar a sus
lectores para proyectar cuantas luces sean posibles sobre los problemas
de nuestro tiempo. Pensé, cuál sería mi primera respuesta a bote pronto,
a cuestión tan abierta, y me brotó así, de las tripas de mi propio
oficio, la respuesta convertida en otra pregunta: Cuando se trata de los grandes asuntos, ¿qué vale conocer y dar a conocer?
Y es que estaba leyendo la información sobre el Foro de Davos en la que se denunciaba como altamente peligrosa la sangrante desigualdad global, que no para de aumentar. La denuncia quedaba caricaturizada como un monumento a la impotencia o a la hipocresía con el dato que aportaba una organización tan poco sospechosa como Bloomberg, la empresa estadounidense de información financiera, que decía así: “Hace una década, Davos planteó como tarea preferente frenar las desigualdades porque amenazaban con provocar un choque social. A día de hoy -sigue diciendo Bloomberg-, la fortuna de los 12 participantes americanos más ricos de aquella edición del año 2009 ha crecido en 154.000 millones de euros mientras que el salario medio del trabajador americano se ha estancado”.
O sea, que el tema es conocido de todos, todos lo reconocen, nadie lo niega, a todos les alarma. ¿Y qué? ¿De qué nos sirve conocer si con la vigente fuerza aplastante de la apisonadora de este orden económico mundial sin fisuras corregir esa deriva parece tan imposible como alterar el rumbo de los astros? Es una pregunta que dedico a Joaquín Estefanía, el mayor y más perseverante activista contra la desigualdad global que conozco.
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Y es que estaba leyendo la información sobre el Foro de Davos en la que se denunciaba como altamente peligrosa la sangrante desigualdad global, que no para de aumentar. La denuncia quedaba caricaturizada como un monumento a la impotencia o a la hipocresía con el dato que aportaba una organización tan poco sospechosa como Bloomberg, la empresa estadounidense de información financiera, que decía así: “Hace una década, Davos planteó como tarea preferente frenar las desigualdades porque amenazaban con provocar un choque social. A día de hoy -sigue diciendo Bloomberg-, la fortuna de los 12 participantes americanos más ricos de aquella edición del año 2009 ha crecido en 154.000 millones de euros mientras que el salario medio del trabajador americano se ha estancado”.
O sea, que el tema es conocido de todos, todos lo reconocen, nadie lo niega, a todos les alarma. ¿Y qué? ¿De qué nos sirve conocer si con la vigente fuerza aplastante de la apisonadora de este orden económico mundial sin fisuras corregir esa deriva parece tan imposible como alterar el rumbo de los astros? Es una pregunta que dedico a Joaquín Estefanía, el mayor y más perseverante activista contra la desigualdad global que conozco.
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¿Que yo qué pienso? Pues lo mismo que tú, Iñaki. Con algunas diferencias en cuanto a dar por definitivo lo que hay.
Aprovecho la pregunta y me hago un scanner personal.
Aprovecho la pregunta y me hago un scanner personal.
Me niego a la resignación. Doy un portazo total a la connivencia con el
delinquir discreto y bien domesticado, "político", hasta elegante,
"intelectual" y "culto", como modus vivendi. Rompo cada día mis
relaciones racional-emotivas con el pudridero. Sí, delinquir es también
la complicidad que permite establecerse y medrar a lo inhumano, a lo
desalmado, asegurando que no se puede hacer nada de nada para evitarlo,
porque las dimensiones del pudridero se han globalizado y nos desbordan.
Eso es realmente comodidad en forma de excusa autocompasiva que justifica la inacción y estar eternamente de "mirones" consentidores. Como no podremos conseguir nunca una sociedad maravillosa y perfecta, pues '¿adónde iremos que más nos den?, pero mira como están por ahí, muertos de hambre y machacados por guerras que ni siquiera son suyas...nos nos quejemos nosotros, que tampoco es para tanto, podríamos estar peor...virgencita, que nos quedemos como estamos...'
Eso es realmente comodidad en forma de excusa autocompasiva que justifica la inacción y estar eternamente de "mirones" consentidores. Como no podremos conseguir nunca una sociedad maravillosa y perfecta, pues '¿adónde iremos que más nos den?, pero mira como están por ahí, muertos de hambre y machacados por guerras que ni siquiera son suyas...nos nos quejemos nosotros, que tampoco es para tanto, podríamos estar peor...virgencita, que nos quedemos como estamos...'
Con esa letanía llevamos la intemerata dando permiso y bendiciendo a todo un sistema
degradado y degradante que nos va desmigando como conciencia personal y
colectiva, como inteligencia social, de modo que hasta la tecnología, el
saber y la ciencia más punteras, siguen estando al nivel y en el mismo
plano práctico y general del hacha de sílex. Cromañones y neanderthales
disfrazados de "sapiens" en instagram, facebook y twitter, o en
coloquios de la tele, sin ser capaces de mirar a los ojos del
interlocutor y dialogar en persona, enarbolando frenéticamente el
móvil...de sílex, of course! El patológico episodio de Borrell hace unos
días, en una entrevista televisada, ha sido un testimonio demoledor al
respecto. Artilugios que obviamente son el fruto de empresas yankies con
sucursales en el mundo entero, pero fabricados en China, en Corea del
Sur, en la India o en Australia...De cuánto cobran las manos que los
fabrican trabajando doce horas diarias, y hasta los festivos, nunca nos
enteraremos, ni de cuántos enferman y mueren por manipular toxicidades
que al cabo de los años resultan ser el quinto jinete del Apocalipsis,
tampoco sabremos nada. Pero, claro, ¿qué podemos hacer? ¿Privarnos de
altísimas tecnologías que nos mantienen en constante conexión con las
hecatombes que no podemos parar, xd? ¿Qué sería de nosotros sin
información perenne y lo más directa posible acerca de aquello en lo que
nunca podremos intervenir, ni decidir, ni parar? El penoso , cutrísimo y
exhibicionista episodio del "salvamento" de un niño que no pudo en
ningún modo sobrevivir a su caída, nos revela a qué nivel estamos siendo
abducidos y distraídos de la realidad sin manipular.
Y resulta que sí, que se puede salir de ese laberinto tenebroso y
artificial que gira alrededor de un Minotauro agonizante e inútil, que
solo jadea respirando el miedo que le ragalamos para sobrevivir lo que
nosotros le permitamos que dure, como verdaderos imbéciles amaestrados
por los fundadores del laberinto sistémico. Los reyes Midas del
disparate: todo lo que tocan se vuelve oro, es cierto...pero el precio
que pagan son ellos mismos; la tragedia es que el oro no se come, no
piensa, no siente, ni vive...El oro es un objeto convertido en dinero,
que solo tiene el valor que se le concede tener por quienes lo ponen en
los altares; otras civilizaciones lo hicieron con el trigo o el cacao.
Davos, USA, los mercados, son las cáscaras del oro como enfermedad de
Midas, el que convierte en oro letal todo lo que toca, y el mundo tal y
como está es su granja experimental. Ya lo dijo Orwell. Midas es la
humanidad dormida creando pesadillas que convierte en dogmas, leyes y
códigos.
Un ejemplo entre otros muchos, de como se puede dar la vuelta al desastre: Vicente Ferrer. Un jesuíta que dejó de serlo cuando se enfrentó a la realidad y decidió que cambiando él de mirada y decisión, y no resignándose, esa realidad también podría hacerlo. Y de ese modo, una de las regiones más castigadas en la India por el abandono, la desertización y la emigración forzosa, hoy es una tierra recuperada, próspera y sanada por sus propios habitantes. Claro, pero de eso no se habla en internet ni en la tele, ¿para qué, si no es noticia digna de considerar como tal, o sea, que aterrorice o/y encabrone a la sociedad y la ponga histérica?
Otro caso, el del doctor Sweitzer, que harto "de lo que hay" dejó de refunfuñar y se fue a Cameroun, el país africano donde entonces la lepra hacía los peores estragos: fundó allí un hospital gratuito, que mantenía dando de vez en cuando una gira mundial de conciertos, -él era un gran concertista de piano- y con ayudas solidarias, se erradicó la lepra para siempre como plaga.
Otra pseudohistoria sin relevancia, es la del profesor Mikao Usui, otro pirado que dejó su cómodo oficio de enseñante en una escuela evangélica de Japón, para investigar la pregunta que no pudo responder a un alumno y tras diez años de buscar, descubrió la respuesta en una nueva herramienta sanadora y armonizadora: el reiki uno de los descubrimientos más importantes del siglo XX, en le campo de las terapias sanadoras, para los seres vivos, la Naturaleza y todo cuanto es dinámico en ella.
Bueno, lo de Gandhi es de dominio público, pasó de ser un prestigioso abogado londinense y vivir materialmente a cuerpo de rey, a conseguir, con su propio cambio de conciencia "contagiado" por arte de birli-birloque a millones de hindúes, que la esclavitud al servicio del Imperio Británico desapareciera de la India para siempre y que los pueblos hindúes fuesen recuperando poco a poco su dignidad y su libertad.
Otro pan sin sal para el imperio Midas fashion, fue Buda, aquel insensato que abandonó su herencia entronizada, para ejercer como auténtico ser humano y descubrir y transmitirnos a qué podemos llegar los seres humanos como él lo era, cuando nos empeñamos en descubrir lo que somos y no nos quedamos enganchados solo en lo que hacemos y parecemos como remeros esclavos encadenados al banco de esa galera fantasma que llamamos vida cuando, si no despertamos, solo es una pantomima insoportable (los depresivos lo saben de primera mano), y cuyo destino e insustancia es hundirse en la nada de nada.
Es cierto que Jesús el carpintero nazareno podría haberse quedado haciendo muebles tan ricamente en su pueblo, pero, mira, se despertó, al parecer desde muy niño (según cuentan, con 12 años, la criaturita ya apuntaba maneras, dando esquinazo a sus padres en plena Pascua para poner en un brete y sonrojar a los doctores del Templo de Jerusalén) y aportó otro plano más de la conciencia a la humanidad: la demostración de que el único dios posible y creíble es el Amor y su manifestación más directa,el Ágape - (en griego, 'acogida fraterna con comida por medio', porque el Amor nunca se olvida de los detalles, como comer, sanar, reconciliar, perdonar, liberar conciencias atrapadas, en sí mismas, salir a la mar e ir pescando lo que se pueda, o devolver la vida a los finiquitados a destiempo-; así, a las bravas, sin límites, hizo visible una divinidad igualitaria y humanísima, en la que todos somos invitados y anfitriones y en la que no hay que tener prisas por acaparar el mejor puesto, porque los últimos son los primeros y viceversa...Menuda chifladura, la del dichoso Joshua, no es extraño que acabara en la cruz hecho un cristo. A quién se le ocurre, llegar al sistem in falliure y liarla parda con esos modales...sin obedecer como todos a las autoridades religiosas competentes y no hablando como los fariseos y sacerdotes, sino "con autoridad", auctoritas, según la lengua de Poncio Pilatos, para colmo, que en español equivale a "autoridad-competencia moral".
Y así puntada a puntada, con el mismo hilo, se puede ir tejiendo la conciencia universal, el verdadero e imprescindible patrimonio de la humanidad. Aunque como, seguramente, afirmarían nuestras actuales Ministra de Sanidad y Ministro de Educación y Ciencia, todos ellos sólo fueron 'pseudocientíficos' en lo suyo: las 'pseudoterapias', por cuyos engaños, si no estuviésemos en el civilizadísimo siglo XXI ya estarían en la hoguera de la verdadera ciencia convertidos en pinchos morunos.
Pero hasta eso es superable desde otros valores más certeros, prácticos y consistentes. Si así lo queremos y lo hacemos posible, claro. Nuestra participación activa es imprescindible para que el destarifo termine su carrera de exhibiciones y cagadas monumentales, que nos venden como éxitos de la "civilización"(¿?) y que en realidad nos reducen a meros testaferros en el baile cochambroso de esa impresentable banalidad del mal que Hanna Arendt describe sin pelos en las teclas de su vieja máquina de escribir.
Un ejemplo entre otros muchos, de como se puede dar la vuelta al desastre: Vicente Ferrer. Un jesuíta que dejó de serlo cuando se enfrentó a la realidad y decidió que cambiando él de mirada y decisión, y no resignándose, esa realidad también podría hacerlo. Y de ese modo, una de las regiones más castigadas en la India por el abandono, la desertización y la emigración forzosa, hoy es una tierra recuperada, próspera y sanada por sus propios habitantes. Claro, pero de eso no se habla en internet ni en la tele, ¿para qué, si no es noticia digna de considerar como tal, o sea, que aterrorice o/y encabrone a la sociedad y la ponga histérica?
Otro caso, el del doctor Sweitzer, que harto "de lo que hay" dejó de refunfuñar y se fue a Cameroun, el país africano donde entonces la lepra hacía los peores estragos: fundó allí un hospital gratuito, que mantenía dando de vez en cuando una gira mundial de conciertos, -él era un gran concertista de piano- y con ayudas solidarias, se erradicó la lepra para siempre como plaga.
Otra pseudohistoria sin relevancia, es la del profesor Mikao Usui, otro pirado que dejó su cómodo oficio de enseñante en una escuela evangélica de Japón, para investigar la pregunta que no pudo responder a un alumno y tras diez años de buscar, descubrió la respuesta en una nueva herramienta sanadora y armonizadora: el reiki uno de los descubrimientos más importantes del siglo XX, en le campo de las terapias sanadoras, para los seres vivos, la Naturaleza y todo cuanto es dinámico en ella.
Bueno, lo de Gandhi es de dominio público, pasó de ser un prestigioso abogado londinense y vivir materialmente a cuerpo de rey, a conseguir, con su propio cambio de conciencia "contagiado" por arte de birli-birloque a millones de hindúes, que la esclavitud al servicio del Imperio Británico desapareciera de la India para siempre y que los pueblos hindúes fuesen recuperando poco a poco su dignidad y su libertad.
Otro pan sin sal para el imperio Midas fashion, fue Buda, aquel insensato que abandonó su herencia entronizada, para ejercer como auténtico ser humano y descubrir y transmitirnos a qué podemos llegar los seres humanos como él lo era, cuando nos empeñamos en descubrir lo que somos y no nos quedamos enganchados solo en lo que hacemos y parecemos como remeros esclavos encadenados al banco de esa galera fantasma que llamamos vida cuando, si no despertamos, solo es una pantomima insoportable (los depresivos lo saben de primera mano), y cuyo destino e insustancia es hundirse en la nada de nada.
Es cierto que Jesús el carpintero nazareno podría haberse quedado haciendo muebles tan ricamente en su pueblo, pero, mira, se despertó, al parecer desde muy niño (según cuentan, con 12 años, la criaturita ya apuntaba maneras, dando esquinazo a sus padres en plena Pascua para poner en un brete y sonrojar a los doctores del Templo de Jerusalén) y aportó otro plano más de la conciencia a la humanidad: la demostración de que el único dios posible y creíble es el Amor y su manifestación más directa,el Ágape - (en griego, 'acogida fraterna con comida por medio', porque el Amor nunca se olvida de los detalles, como comer, sanar, reconciliar, perdonar, liberar conciencias atrapadas, en sí mismas, salir a la mar e ir pescando lo que se pueda, o devolver la vida a los finiquitados a destiempo-; así, a las bravas, sin límites, hizo visible una divinidad igualitaria y humanísima, en la que todos somos invitados y anfitriones y en la que no hay que tener prisas por acaparar el mejor puesto, porque los últimos son los primeros y viceversa...Menuda chifladura, la del dichoso Joshua, no es extraño que acabara en la cruz hecho un cristo. A quién se le ocurre, llegar al sistem in falliure y liarla parda con esos modales...sin obedecer como todos a las autoridades religiosas competentes y no hablando como los fariseos y sacerdotes, sino "con autoridad", auctoritas, según la lengua de Poncio Pilatos, para colmo, que en español equivale a "autoridad-competencia moral".
Y así puntada a puntada, con el mismo hilo, se puede ir tejiendo la conciencia universal, el verdadero e imprescindible patrimonio de la humanidad. Aunque como, seguramente, afirmarían nuestras actuales Ministra de Sanidad y Ministro de Educación y Ciencia, todos ellos sólo fueron 'pseudocientíficos' en lo suyo: las 'pseudoterapias', por cuyos engaños, si no estuviésemos en el civilizadísimo siglo XXI ya estarían en la hoguera de la verdadera ciencia convertidos en pinchos morunos.
Pero hasta eso es superable desde otros valores más certeros, prácticos y consistentes. Si así lo queremos y lo hacemos posible, claro. Nuestra participación activa es imprescindible para que el destarifo termine su carrera de exhibiciones y cagadas monumentales, que nos venden como éxitos de la "civilización"(¿?) y que en realidad nos reducen a meros testaferros en el baile cochambroso de esa impresentable banalidad del mal que Hanna Arendt describe sin pelos en las teclas de su vieja máquina de escribir.
Bastaría con negarse a comprar productos yankies, con cerrarles las
embajadas, mandarlos a su casa educadamente y no permitirles establecer
sus empresas y bancos en ningún país, con abandonar la OTAN y dejar que
la ONU se reúna en cualquier lugar que no sea los USA, con no comprar ni
beber coca-cola, con no comprarles armamento mi medicamentos killers,
con no emigrar a EEUU como si fuera el cielo que convierte los demás
países en el infierno y aprender a valorar la propia tierra que se pisa,
bastaría con no comprar ni proyectar sus películas llenas de vacío y
oscuridad psicoemotiva, maldades y patologías infiltradas como
normalidad, y/o estupideces muy bien publicitadas y vendidas al por
mayor, como videojuegos de manicomio, que son la quinta columna de su
perversión destroyer. Fue el boicot económico mundial lo que acabó con
el apartheid en Sudafrica y con el comunismo militarista del general Jaruszelsky en Polonia.
Sólo con esa actitud de seres libres, caería por fin la última bestia
manipuladora del sistema que tiene abducida y secuestrada la conciencia
planetaria de la humanidad. Su falsa "democracia" es un señuelo nada más
para engatusar, porque en realidad es una dictadura universal del
dinero. Es el resultado fatal del Rey Midas. El dinero no se come, no
cura, no despierta, no educa, no ilumina, el dinero no es nada si
nosotros somos quienes cultivamos, trabajamos, pensamos, curamos,
educamos, iluminamos y sobre todo: somos y amamos. Ahí nunca llegará el
oro de Midas y su derivado, el dinero. Tieso. Sucio. Muerto. Un vampiro
que solo vive porque le chupa la sangre y la energía a la humanidad.
¿Qué sería de esa potencia enloquecida -con sus propias obsesiones de
cutres libertades bajo fianza para cualquier loco que se compre un rifle
porque le apetece matar gente, y que luego en virtud de la ley del
Talión, si no se suicida, será aniquilado por la pena de muerte-, si el
resto del mundo le da la espalda y pasa de ella como "modelo" social y
político?
¿Qué pasaría si el 15M, como ocurrió en Túnez, se extendiera por el mundo como demostró que se puede hacer?
¿Qué pasaría si los ciudadanos del planeta se empezasen a ocupar de lo
que ven más que de lo que les cuentan, más del vecino de al lado que de
los amigos japoneses o argentinos, que no verán en su vida ni abrazarán
nunca, pero que tienen en faceboock, en twitter o en instagram como
fans y seguidores de fantasmas? Ahí nadie conoce en realidad la
verdadera identidad de nadie, pero sin embargo, todos dejan sus
particularidades, sus datos personales y su intimidad a merced de la CIA
y sus empresas amigas, la serva padrona de Mr. Trump y sus colegas.
En realidad solo se trata de despertar gradualmente y sin traumas, del
mal sueño y de reconocerse como seres tan autónomos como libres y
solidarios, fraternales, no rebaños ni manadas, ni parásitos
simbiótico-dependientes, ni mendicantes de audiencia y atención, de
compañías intangibles y vidas especulativas a base de ofimatizar desde
la respiración al pensamiento, las emociones y la voluntad. Así nos
dominan, con la alucinación de hacernos más "libres". Solo se trata de
recuperar conscientemente la esencia vital que somos y expandimos,
recogemos y damos , y de comprobar que cambiando nosotros, sí que cambia simultáneamente lo que nos rodea
y eso, globalizándose, es la salida del infierno, no de golpe, sino
paso a paso, para darnos tiempo a integrar el cambio, como muy bien
describe Dante en su Divina Commedia, profético relato de la trayectoria humana.
Y cuando ves en la realidad que nace, -porque se ve más pronto que
tarde, la Vida es tremenda si se siente valorada-, que sí, que hay
resultados positivos y que tu entorno te demuestra que es real tu
camino, no una fantasía, entonces ya no hay quién pare el proceso que se
convierte en exponencial sin que tú tengas que ser el motor único de
nada. Que el contenido cualitativo es el sentido sine qua non del
continente cuantitativo. Ah, y es muy importante que a ese empeño
esencial no nos confundamos llamándole "ilusión", porque si lo hacemos,
en ilusión se quedará (engaño, es su significado etimológico y más que demostrado) como el envoltorio vacío de un caramelo inexistente.
Desconocemos el poder que tiene la palabra cuando dictamina y cataloga desde la conciencia o/y desde su ausencia.
Esto es lo que pienso, Iñaki, es decir, lo que experimento también desde hace años, y lo que sugiero y propongo.
Ahora estaría muy bien que la siguiente propuesta de El País fuese, algo así, por ejemplo:
¿Y tú qué haces para que lo mejor y lo más sano que piensas se haga realidad?
No hace falta que lo cuentes, basta con que te lo plantees y lo pongas en marcha.
Ahora estaría muy bien que la siguiente propuesta de El País fuese, algo así, por ejemplo:
¿Y tú qué haces para que lo mejor y lo más sano que piensas se haga realidad?
No hace falta que lo cuentes, basta con que te lo plantees y lo pongas en marcha.
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