Cuando estuvo dispuesta la noticia del aire,
cuando el fuego contuvo el soplo de la muerte
y el agua reclamaba su elemental oficio
amaneció la tierra. Se sabía comienzo
síntesis y milagro. El grito primordial
de los opuestos. Al principio
quiso ser transparente, contagiada de agua,
y se soñó en el cuarzo
y luego fue desierto y cordillera, acantilado,
páramo, turmalina y memoria.
Se abandonó a la noche de las aguas
sin remilgos
porque ya conocía desde entonces
este momento aquí, bajo tus pies, en esta tarde,
mientras salta el gorrión de antena a antena
y las aceras son una coartada
para ordenar el paso del absurdo.
Aquí, bajo tus pies, en esta tarde,
mientras caen las persianas de un ocaso precoz
e incluso artificial y provocado
por nubes aburridas de esperar
sólo quedan abiertos los maternales brazos
de la tierra.
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