El pato cojo echa a correr
EL PAÍS
Qué bien va todo, ¿verdad?. Otro milagro del papa. Está que se sale ss. Y todos flipando con el holograma. Obama, de sopetón, se ha convertido al buen camino y los Castro también, ya sólo queda arrodillarse juntos, rezar el rosario en familia y recibir la bendición urbi et orbe. Hasta los magnates más reticentes han claudicado en un plísplás.
Primero se machaca medio mundo, se arruinan economías a porrillo, se amenaza, se intriga, se destroza, se humilla y se exprime. El Vaticano clama contra las guerras y la explotación, pero como si nada, porque es cómplice descarado de lo que denuncia. No se atreve a recibir al Dalai Lama para que no se le mosqueen los jarrones Ming, pero en cambio con EEUU y Cuba la cosa va de cine, of course, con Hollywood como aval, todas la fábulas hacen taquilla. Se propone un TTIP que es el acabose, pero de verdad, y el Vaticano calla. Obama, que parecía el negro que tenía el alma blanca, resultó que era un blanco tiznado con el alma como un tizón. Pero un buen día, aparece el papa Harry Potter y todo se arregla. Por favor, es que esto es alucinógeno total. Esto lo pilla Tolkien y escribe diez tetralogías.
Intentemos, aunque sea por una vez, apelar a la poca cordura que trata de mantenerse a flote en el marasmo general. Obama está como Rajoy, le queda su recta final como presidente y no quiere pasar a la Historia tal que un Kunta Kinte que se queda a medio camino, apabullado por los de siempre. Quiere la gloria como sea. Y ya que no ha podido derrotar a la casta porque él mismo forma parte del engranaje, (no era cosa de acabar fatal, como es tradición en USA cuando de verdad se cambian las cosas, igual que en el Vaticano, Linconl, los Kennedy, Luther King y Albino Luciani dicunt) ya que no se atreve a solucionar lo de Palestina ni lo de Irak ni lo de Siria, que le viene enorme, ya que Latinoamérica se está empoderando y mandando la deuda a mejor vida, dejando la autoridad del FMI por el subsuelo, ya que la peña les ha perdido el respeto descaradamente, viendo que cualquier cantamañanas, economista mediocre y bien pagado, desde un estudio perrero puede hundir la economía mundial...A Obama sólo le queda Cuba como oportunidad de oro para colgarse la última medalla. Una Cuba asfixiada, hundida económicamente, agotada por un embargo criminal desde hace más de medio siglo, es el chocolate del loro. Y para más inri a través de las negociaciones de un papa superhábil para arreglar el mundo, de dar la vuelta a los Castro, como si fuesen un par de calcetines, pero incapaz de "convertir" a los Romanones de Granada con su Arzobispo al frente y de recibir al Dalai budista. Jugar a ser supermán con los cubanos machacados y desesperados, que se van a agarrar al primer clavo ardiendo que pillen, es de un infantilismo y de un truquismo denigrante. Es un asco. Y aprovechar la jugada para aumentar el glamour de un régimen y de sus personajes, es igualmente deplorable.
Si de verdad importan las personas, no se las hace sufrir durante un montón de años con tiras y aflojas, usándolas como moneda de cambio para demostrar el grado de poder que se ha alcanzado. Y esto va para los Castro también. Si no fuese así, Obama habría hecho esto mismo simplemente al principio de su mandato. Quizás, lo primero. Lo mismo que habría sacado sus ejércitos de Asia, habría pedido perdón y dejado en paz a los iraquíes, afganos, sirios, judíos, palestinos y latinoamericanos. Pero Obama no es nadie. Como Rajoy no es nadie. Como el papa no es nadie. Manda el dinero y su concupiscencia, su bulimia; mandan las empresas exportadoras, las multinacionales, los bancos, la bolsa, el comercio, los mercados, la cuantificación, el "de cuánto estamos hablando"...Manda un poder pegajoso y puerco, que ha desterrado al hombre de la misma vida. La humanidad vive en el exilio de sí misma, le ha cedido a la avaricia y la miedo su libertad, su dignidad, sus derechos y su supervivencia . Y quien dice dinero, dice personas absorbidas por él. Cegadas por él. Deformadas por él. En una perfecta fusión entre el inventor y su invento. El dinero no existiría si el hombre no lo hubiese inventado. O sería simplemente un símbolo de trueque, un simple medio y no el único fin, si el ego y sus afanes no fuesen los únicos gobernantes de este pobre y dolorido rincón del universo. El dinero es la gran tentación. La piedra en la que se estrellan tantos y tantas logros estupendos, propósitos maravillosos y personas válidas, hasta que se dejan consumir por el tóxico. El ego humano es adicto a todo e insaciable, un perpetuo síndrome de abstinencia semoviente. Y es capaz de cualquier cosa con tal de salirse con la suya e irse de rositas y con laureles, no importa como, ni adonde, ni con quién, ni de qué clase, ni de qué modo ni a qué precio, si se saca beneficio, aunque a la larga ese 'beneficio' sea la fatal maldición depredadora de la especie.
Ojalá esta fantasía fuese el comienzo de otra forma de vivir. Ojalá. Pero la realidad es otra y muy distinta de estos wikirrelatos marrulleros para entretener la atención, como la Ley de Transparencia sui generis, que sirve de cortina de humo para colar por debajo la Ley Mordaza y el eterno retorno de Ana Mato . Poco va a solucionarnos dejar que suenen las campanitas del trineo de Santa Klaus por los andurriales del lodazal. Los perros no se atan con longanizas y las casas de verdad no se construyen por el tejado. Hay que hacer los cimientos entre todos y huir de las construcciones que sólo se quedan en los planos, sobre la mesa de trabajo del arquitecto como maquetas ilusorias. Quienes de verdad las construyen son los maestros de obras y los albañiles. Y ellos son anónimos , como en el medievo los grandes constructores lo eran. Son ciudadanía. Poco han hecho los cubanos normalitos ni los ciudadanos USA de a pie para que llegue ese acuerdo. Poco han hecho los católicos de base que son cuatro gatos marginales, como nada contundente y recio ha dicho ni hecho el Vaticano en medio de la crisis espantosa. No hemos visto una sola sotana o clergyman en las mareas ni en los desahucios, pocas iglesias hemos visto abiertas para acoger a los sin techo que no tienen donde reposar la cabeza, igual que Jesús de Nazaret, al contrario, hemos visto y escuchado a Rouco amenazando con quitar Caritas si se les hace pagar el IBI de sus infinitas posesiones, como si Caritas no la mantuviesen los ciudadanos con el impuesto de la X y con los donativos y limosnas; pocas voces se han alzado entre la clerecía al uso. Si se apuntan a la tele es más para sermonear y vender la marca iglesia que para estar de verdad con los sufrientes, excepto Lucía Caram o Teresa Forcades, que no hay quien las calle. Y a Enrique de Castro ni mirarlo por si acaso. Salvo parapetarse en las palabras tópicas de su papa.
Ni el papa ni Obama, ni Merkel ni Rajoy pueden hacer nada diferente en el plan que hace disfuncionar este mundo. Sólo chapuzas que animen el panorama por un instante mediático de glamour. Todos son marionetas de la misma "Opera dei pupi" . Y todas bailan movidas por el mismo titiritero universal, por el ojo vigilante del dólar, ese gran hermanastro dictador cruel y controlador de vidas y haciendas: el pastón como director, guionista, tramoyista, apuntador y gerente del espectáculo. La Aventura de la Mentira. O la Mentiriada. Como la misma navidad lo es. No se celebra el nacimiento de Jesús, que nació en primavera, según la referencia histórica más aproximada y probable, sino el reciclaje eclesiástico de las Saturnales romanas, la fiesta antigua del solsticio de invierno y el renacimiento de la luz solar, la celebración del fin del trabajo de cosechar, y el premio con las matanzas de animales y comidas abundantes para esclavos y sirvientes, agotados por las duras tareas del campo; podría haber sido simplemente una hermosa fiesta de la Naturaleza y sus ritmos, pero eso es lo de menos, en un entorno social donde la Naturaleza es un estorbo, un rival peligroso que hay que exterminar cuanto antes en nombre del "progreso" hacia ningún sitio. ¿Qué es la navidad sin las compras terminators? Lo mismo que la política-negocio y la religión-empresa, ante la alegría de purpurina y escaparates atestados y ante la verdad desnuda de su realidad: nada.
Muchos se preguntan por qué la navidad, siendo tan dulce y alimenticia, tan regaladora, pone de tan mal talante a muchos y entristece a tantos...Lo más superficial es achacarlo a la obligación de celebrar un festejo impuesto, pero la cosa es más profunda. La navidad entristece porque va contra la sustancia de la verdad. Porque es una falsificación desde su origen y una prótesis de alegrías disecadas que se basan tanto en recordar y echar de menos el pasado, como en consumir desaforadamente, para compensar el vacío de sentido y quedarse a dos velas en un interminable Enero posterior. Celebrando como ricos derrochadores el nacimiento de un pobre niño ignorado y al final asesinado de adulto, por denunciar el tinglado de la misma farsa festera; celebrando los excesos del olvido de once meses con un cariño de atrezzo y plastilina, que dura un suspiro, un empacho o una borrachera. La Navidad es tan contradictoria y tan absurda como un San Valentín celebrado por maridos maltratadores que regalan joyas y perfumes a sus víctimas para llevarlas al matadero bien aderezadas. Para que luego no les echen en cara que no las trataron como a unas reinas.
Es cierto que negociar, dialogar, escuchar y llegar a acuerdos, aparte de ser el signo inequívoco de una verdadera sociedad humana, civilizada y ética, es la única solución que da buenos resultados. Faltaría más. Pero no olvidemos que para que los acuerdos tengan valor y sirvan para arreglar las cosas deben inexorablemente proceder de una base verdadera. De intenciones y conductas adecuadas a lo que se pretende conseguir. Por ejemplo: consensuar una mejora de condiciones sociales para los más deprimidos y olvidados sin que uno mismo cambie de ambiente, de vínculos viciados y de programaciones y dogmas, que hasta ahora han cooperado al deterioro de lo que se pretende arreglar, es inútil pérdida de tiempo. ¿Qué puede cambiar de verdad un médico fumador empedernido cuando recomienda no fumar a sus pacientes? Nada. No es creíble, no transmite verdad subliminal, sino una farsa. ¿Qué puede cambiar un corrupto promulgando leyes anticorrupción? Nada. Porque no se cree lo que promulga. Y eso contamina y desactiva la energía de su mensaje. ¿Qué puede hacer por los pobres quién está convencido dogmáticamente de que la pobreza es necesaria para que él sea generoso y espléndido y se gane el cielo?
Gandhi consiguió que los hindúes echasen al Imperio inglés sin un tiro ni una vendetta, no por lo que decía, sino por el ejemplo que daba con su integridad personal, por demostrar con su propia forma de vida que valen la pena los resultados y esa fuerza que emanaba hacía despertar conciencias. Jesús no cambió la energía humana por lo que decía sino por como era capaz de vivir lo que predicaba. Buda cambió también la energía humana, no con sus sermones, sino cambiando de vida radicalmente. Abandonando la comodidad de su reino y aprendiendo a SER desde el no ser. Practicando con coherencia lo que veía en su interior. Igual Mandela o Vicente Ferrer.
Ni el papa ni Obama, ni Merkel ni Rajoy pueden hacer nada diferente en el plan que hace disfuncionar este mundo. Sólo chapuzas que animen el panorama por un instante mediático de glamour. Todos son marionetas de la misma "Opera dei pupi" . Y todas bailan movidas por el mismo titiritero universal, por el ojo vigilante del dólar, ese gran hermanastro dictador cruel y controlador de vidas y haciendas: el pastón como director, guionista, tramoyista, apuntador y gerente del espectáculo. La Aventura de la Mentira. O la Mentiriada. Como la misma navidad lo es. No se celebra el nacimiento de Jesús, que nació en primavera, según la referencia histórica más aproximada y probable, sino el reciclaje eclesiástico de las Saturnales romanas, la fiesta antigua del solsticio de invierno y el renacimiento de la luz solar, la celebración del fin del trabajo de cosechar, y el premio con las matanzas de animales y comidas abundantes para esclavos y sirvientes, agotados por las duras tareas del campo; podría haber sido simplemente una hermosa fiesta de la Naturaleza y sus ritmos, pero eso es lo de menos, en un entorno social donde la Naturaleza es un estorbo, un rival peligroso que hay que exterminar cuanto antes en nombre del "progreso" hacia ningún sitio. ¿Qué es la navidad sin las compras terminators? Lo mismo que la política-negocio y la religión-empresa, ante la alegría de purpurina y escaparates atestados y ante la verdad desnuda de su realidad: nada.
Muchos se preguntan por qué la navidad, siendo tan dulce y alimenticia, tan regaladora, pone de tan mal talante a muchos y entristece a tantos...Lo más superficial es achacarlo a la obligación de celebrar un festejo impuesto, pero la cosa es más profunda. La navidad entristece porque va contra la sustancia de la verdad. Porque es una falsificación desde su origen y una prótesis de alegrías disecadas que se basan tanto en recordar y echar de menos el pasado, como en consumir desaforadamente, para compensar el vacío de sentido y quedarse a dos velas en un interminable Enero posterior. Celebrando como ricos derrochadores el nacimiento de un pobre niño ignorado y al final asesinado de adulto, por denunciar el tinglado de la misma farsa festera; celebrando los excesos del olvido de once meses con un cariño de atrezzo y plastilina, que dura un suspiro, un empacho o una borrachera. La Navidad es tan contradictoria y tan absurda como un San Valentín celebrado por maridos maltratadores que regalan joyas y perfumes a sus víctimas para llevarlas al matadero bien aderezadas. Para que luego no les echen en cara que no las trataron como a unas reinas.
Es cierto que negociar, dialogar, escuchar y llegar a acuerdos, aparte de ser el signo inequívoco de una verdadera sociedad humana, civilizada y ética, es la única solución que da buenos resultados. Faltaría más. Pero no olvidemos que para que los acuerdos tengan valor y sirvan para arreglar las cosas deben inexorablemente proceder de una base verdadera. De intenciones y conductas adecuadas a lo que se pretende conseguir. Por ejemplo: consensuar una mejora de condiciones sociales para los más deprimidos y olvidados sin que uno mismo cambie de ambiente, de vínculos viciados y de programaciones y dogmas, que hasta ahora han cooperado al deterioro de lo que se pretende arreglar, es inútil pérdida de tiempo. ¿Qué puede cambiar de verdad un médico fumador empedernido cuando recomienda no fumar a sus pacientes? Nada. No es creíble, no transmite verdad subliminal, sino una farsa. ¿Qué puede cambiar un corrupto promulgando leyes anticorrupción? Nada. Porque no se cree lo que promulga. Y eso contamina y desactiva la energía de su mensaje. ¿Qué puede hacer por los pobres quién está convencido dogmáticamente de que la pobreza es necesaria para que él sea generoso y espléndido y se gane el cielo?
Gandhi consiguió que los hindúes echasen al Imperio inglés sin un tiro ni una vendetta, no por lo que decía, sino por el ejemplo que daba con su integridad personal, por demostrar con su propia forma de vida que valen la pena los resultados y esa fuerza que emanaba hacía despertar conciencias. Jesús no cambió la energía humana por lo que decía sino por como era capaz de vivir lo que predicaba. Buda cambió también la energía humana, no con sus sermones, sino cambiando de vida radicalmente. Abandonando la comodidad de su reino y aprendiendo a SER desde el no ser. Practicando con coherencia lo que veía en su interior. Igual Mandela o Vicente Ferrer.
Esto de Cuba sólo es el christma yanky de una navidad más falsa que Judas. Una rajoyez como la dimisión de Mato, el arrepentimiento de Cañete, la genialidad de Montoro, la sinceridad y transparencia del equipo técnico de Pablo Iglesias, el mea culpa mediático de Juancarlos I o la honestidad de F.Nicolás. Un white christmas para un black world. O una monumental tomadura de pelo que sólo acabará beneficiando a McDonalds, Coca-Cola y Burger King. Eso sí, con hamburguesas bendecidas por Bergoglio, alias Francisco, con indulgencias plenarias, como las bulas, pero envueltas en posters del Ché Guevara.
Mientras los inmigrantes se seguirán jugando la vida en las pateras y en las alambradas. O amontonados en los CIES como animales esperando el matadero de las devoluciones en frío. En helado. Los niños seguirán muriendo de hambre y de infecciones sin un antitérmico al alcance. Los jóvenes escapando de la miseria que se llevan en la maleta o en el hatillo. Pero Obama, Bergoglio, Merkel , Rajoy o quien le suceda, se seguirán reuniendo como siempre, para darse la enhorabuena porque lo peor de la crisis ya ha pasado. Y si no, al tiempo.
La fabricación del consentimiento lo llama Chomsky. Yo lo llamaría componenda.
Mientras los inmigrantes se seguirán jugando la vida en las pateras y en las alambradas. O amontonados en los CIES como animales esperando el matadero de las devoluciones en frío. En helado. Los niños seguirán muriendo de hambre y de infecciones sin un antitérmico al alcance. Los jóvenes escapando de la miseria que se llevan en la maleta o en el hatillo. Pero Obama, Bergoglio, Merkel , Rajoy o quien le suceda, se seguirán reuniendo como siempre, para darse la enhorabuena porque lo peor de la crisis ya ha pasado. Y si no, al tiempo.
La fabricación del consentimiento lo llama Chomsky. Yo lo llamaría componenda.
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