Un inmigrante que vende pañuelos se encuentra una cartera con 16.150 euros... y la entrega a la Policía
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Un vendedor de pañuelos nigeriano que vive en Sevilla capital ha entregado a la Policía Nacional una cartera con 3.150 euros, seis cheques por valor de 13.000 euros y diversa documentación.
Los hechos ocurrieron el día 3, cuando un ciudadano nigeriano que vendía pañuelos en un semáforo observó una cartera en el techo de un vehículo que reanudaba la marcha. La cartera cayó al suelo al arrancar el turismo y fue recogida por el vendedor, según ha informado la policía en un comunicado.
El nigeriano observó que en su interior había una cantidad considerable de dinero y de documentación, por lo que avisó a una patrulla de la Policía Nacional que pasaba en ese momento por el lugar y le entregó la cartera. En el interior encontraron dos sobres, uno con 3.150 euros en efectivo y otro con seis cheques por un importe de 13.000 euros.
La policía inició las gestiones según la documentación empresarial y personal que portaba la cartera y localizó a la persona que la había extraviado, un hombre nacido en Sevilla de 42 años. Recuperadas sus posesiones, el dueño ha manifestado que pasará en persona a agradecer el civismo demostrado por el señor que la encontró.
Según destaca la policía, esta actuación "pone de manifiesto una vez más que la colaboración ciudadana es esencial en el trabajo policial para dar al ciudadano una respuesta rápida" ante cualquier hecho.
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Lo que esta noticia no cuenta es que "el inmigrante" se llama Peter y con lo que saca de vender pañuelos y lo que le envía su padre desde Nigeria, cuando puede, estudia y está en tercero de Medicina. Mirando alucinado a los que se sorprenden y le entrevistan por su gesto heroico de decencia y reacio a admitir los 100 euros de recompensa que le ofreció el dueño de la cartera perdida; su respuesta sencilla y lapidaria: "Es normal, uno no se queda con lo que no es suyo, no hay que dar ningún premio por eso". Y una piensa en los alardes religiosos, en los sermones huecos, en el plastazo de los discursos demagógicos en todas sus gamas, en la "colonización" y en la fronteras llenas de cuchillas...y una se pregunta si no serían los africanos los que deberían ponerlas mirando al norte, para que la indigencia moral no les contagie el ébola de la perversidad y la degradación de la estupidez vestida de Armani o de Dior. O de Ikea. O del cortinglés. Peter for president!
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