miércoles, 24 de diciembre de 2014

Balada para Diosito



           



A ver si lo consigo: Que lo tuyo y lo mío no puede encadenarse
entre palabras. Intento esta mañana
escribirte una carta desde ahora, desde la mismidad de este momento,
desde la exactitud de esta dulzura que me roza la piel
mientras me envuelve toda la ligereza de los pájaros.
Ya son casi las diez y yo casi un trasluz
si me arriesgo y te nombro sabiendo que no cabes
en ese disco duro
donde intenta archivarte la lógica pequeña de las cosas.

A ti lo de los nombres no es que te importe mucho,
te gusta ser así, dócil en el amor, loco e irreverente
con tu propia grandeza (es un lujo celeste
que tan sólo la luz se puede permitir)

Pero en esta mañana se me juntan los tiempos,
la búsqueda y el llanto, oscuros purgatorios
donde lloré tu ausencia sin saber
que tu ausencia era el don que me habitaba, 
el mismo no saber que nada hay que saber
sino  vivirte. Y vivirme también,
simplemente, vivirme. Descubrirme presente
y en esas, descubrirte. Y al mismo tiempo amar,
amarse, amarte (suave conjuración de reflexivos)
y sumarse a la voz de la ternura y a la prueba del nueve
en esa matemática infinita con la que tú armonizas,
inventas o dibujas galaxias y universos.

De repente aquí estás, enredado en mis manos
como una invitación para el concierto del desorden,
como una partitura a medio terminar, como un poema
en el que sólo quedan los espacios vacíos,
los renglones en clave de silencio. Siempre
múltiple y uno. Gigantesco de átomos
diminuto de cosmos, en esencia y detalle.

Y me había sentado a escribirte una carta,
a recordar los tiempos que ya fueron memoria
y se agotaron.
Contaba con pensar para enlazar los días
en todo lo que fue. Pero tu plan es otro.
Se ve que yo propongo y tú dispones.
Porque ya no me queda ni rastro del pasado
ni el árbol de la noche ni una herida siquiera
para engancharme al tren de las excusas.

Te revelas así. El pasado no es. El futuro no importa
porque nunca será más que futuro. 
Lo que ES es ahora, aquí, como Domingo, mañana,
suavidad, abrazo, nube, tostada, desayuno,
flor en aquel rincón, niños al fondo,
nostalgia en los armarios de la niebla,
pequeño impresionismo del instante.
Me  detengo y respiro. Leo. Pero se difumina cada letra
en el reposo intenso de esta luz.
Un viejo pensamiento gastado de costumbre
intenta decir Dios, No vuelvas la cabeza
mientras arden los reinos que no fueron;
si los miras ahora te morirás de sal,
de tristeza y de nadas
(reconozco tu voz que viene a sorprenderme silenciosa
entre negritas)

Y me quedo sin versos, sin historia,
sin lógico y coherente discurso argumental.
Y sin embargo, ha valido la pena
abandonar el rumbo establecido,
dejar a lo que ES la libertad de ser .

Y vuelvo a respirar 
toda la mansedumbre de la luz
mientras te siento y me disuelvo
en todo, en ti, en mí y en ellos

Mira que sin saber ya lo sabía
Y que sin conocerte te conozco.
Es inútil que hable, que te piense
o te escriba:
Lo que hay entre Tú y yo no es cosa de palabras.  


                       
               

No hay comentarios: