martes, 27 de noviembre de 2012

Sin humildad no hay aprendizaje posible ni país gobernable

foto'Dieta de caldito y pescado blanco', I. GABILONDO



Pues la dieta del recorte de humos suele ser muy buena para tomar tierra y no irse por los cerros de Úbeda a volar ultraligeros ilusorios ni a embestir molinos de viento en las llanuras de Babia. No hay como un buen tijeretazo electoral para pegarse de morros con la realidad. Qué bien nos hubiese venido ese mismo tratamiento el 20 N del año pasado. Reventar los pronósticos y mandar a freír espárragos a este retablo de las maravillas sin Maese que lo dirija ni claque que le aplauda.

Estas elecciones a prueba de Mas, nos dejan una certeza: Cataluña es España. Y España es Cataluña. Nos separa el seny pero nos une el mismo miedo. Ya veremos que pasa en Euskadi. ¿Cómo se dirá miedo en euskera? Kanguelorrúa, ¿tal vez? 
¿Qué en qué me baso? Me baso en lo que ha pasado desde la díada hasta aquí. Como me baso en lo que pasó el 15M, el 15J, el 15S y el 15O, del año pasado en toda España hasta el 20 N del mismo año.

En la fecha de díada de este 2012, Cataluña salió a la calle, tomó posesión de la hartura institucional, del cabreo absoluto que comparte con toda España a causa de lo que hay y sobre todo de lo que está dejando de haber. Y el Estado se echó a temblar. Y Más se echó al monte. Y el pp destapó el basurómetro para dejar más claro todavía el estercolero de CIU, que viene oliendo de lejos y de cerca, desde hace tanto tiempo y tanta corrupción, que ya ni impresiona a catalanes ni a españoles. Aunque no deje de impresionar la ppoca vergüenza gobernante, capaz de ir a buscar cosquillas denunciadoras en el mismo sitio donde el trust ppero de la transparencia inexpugnable guarda sus libros de cuentas. En evasiolandia. ¿Denunciar a CIU bajo el ala protectora de una  Gürtel como diosmanda? ¿Denunciarlos, para qué? ¿Para que Mas, Pujol & company puedan acogerse al plan renove del trinque subvencionado si prometen con una acto de contricción patriótica colocar en preferentes de Bankia el parné evaporado a la Bernesa o a la Zürichesa, con el voto solemne del gobienno ehpañóh que  prometa borrales el curriculum lumpen y la huellas dactilares si dejan a doña Camacha ganar un trocito más amplio de hemiciclo barcelonés? Nos han dejado en ascuas. 

El honorable Mas ahora es un honorable venido a menos. Camacha ha ganado algunos puntos antisoberanistas, seguramente de inmigrantes asustados y carcas sin raíces catalanas y un poco fuera de tiesto, que también son bastantes, aunque no suficientes para hacer que el pp salga del rincón de los retrasados en clase de historia, democracia y derechos. El PSOE resopla aliviado porque la parte de  seny  que le corresponde aún da señales de vida a pesar de todo; Cataluña nunca será mayoritariamente de derechas silvestres por salud y cultura, CIU se salva por el nacionalismo, como el PNV, que si no, obtendría la misma valoración ciudadana que el pp. Cataluña se salva por Esquerra y el PSOE. Por los pelos. Mas tendrá que elegir entre ser catalán de izquierdas o ser un vendido a la derecha del padre Mariano y a la amnistía pro charcutería evasiva. La cosa para el ardor convergente está en la filo de la navaja de Ockam. Si se queda encima, se corta por la peana y si se desploma, se parte por la mitad. ¿Qué hará el honorable desfondado? Cualquiera sabe. 

Mientras tanto las urnas confirman que los catalanes y los españoles son iguales cuando el miedo se apodera de ellos ante la posibilidad de cambiar algo en serio. Un poco bocazas si que son los habitantes de Celtiberia, sí. Mucha díada, mucha huelga general, mucha protesta, mucha bandera, mucho jaleo, pero a la hora de la verdad, ni catalanes ni españoles son capaces de votar algo más allá de lo que les dictan no sólo el seny y la justa indignación, sino el miedo puro y duro;  la costumbre del cacique, el dominó, el mus resabiado  y la taberna con olor a fritanga. 

La historia tan heavy de nuestro país nos ha marcado con el signo del "protesta, pero traga" y "más vale pésimo conocido que bueno por conocer". Y así nos va. Cuando la Fabra dice "que se jodan", sabe lo que dice por puro empirismo: el espectáculo autoaplastante de resignados y mastuerzos en cualquier rincón de mapa. ¿Para qué independizarse si las vísceras reaccionan igual? Virgencita, virgencita, que nos quedemos como estamos...

Quizás como Iñaki comenta hoy en su video-forum, lo mejor y más útil sea aprender a saborear la dieta ligera, el ayuno de hipervisiones y la abstinencia de elucubraciones y centrarse en las cosas que requieren verdadera urgencia: impedir que la ruina siga, que sigan cerrando empresas por falta de todo y empezar a recuperar derechos, libertad, trabajo e inteligencia. Prohibir a la banca dejar a las familias en la calle, cuando a ella se le permite todo. Dejar de recortar a los que mueven el país y aplicar los recortes a los parásitos del escaping que se benefician de su trabajo. Multar a Roig, el de Mercadona, por irse a Marruecos a comprar naranjas y aceite de oliva, en vez de comprárselos a sus vecinos de Poble Nou y de Carpesa, que han tenido que dejar de venderle hortalizas y naranjas, porque les paga tal miseria por kilo, que se gastan más en cultivar y ecoger la cosecha pagada a un precio que ni siquiera cubre los gastos de la recogida. Multar a las empresas "recicladoras" que venden ropa muy ecológica, como bufandas fabricadas en China, y que cuestan cuarenta euros, para que el mercado internacional de esclavos no decaiga. Crear unas leyes que penalicen la evasión y suban los impuestos a los grandes empresarios y banqueros. Y comenzar por una reforma de la Constitución que permita gobernar con justicia, igualdad y derechos en todos los aspectos. Esa dieta sí que es imprescindible. Las patrias y las banderolas, las reivindicaciones soberanistas o no, pueden esperar a que sus habitantes consigan otra vez el estatus de seres humanos. Y sus gobernantes se merezcan de verdad el título de "señoría", "excelencia", "honrable ", "eminencia", ilustrísima", "alteza" o "majestad". Por el momento y hasta ahora, los que se lo merecen no lo reclamarán nunca y los que lo ostentan no lo merecen aunque se lo endosen a cuenta del desmadre general.

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