El bolero ...de Rappel

Gigantes tecnológicos, enanos tributarios

Apple, Microsoft, Google, Facebook, Yahoo, Ebay y Amazon que venden miles de millones en España pagaron solo 25 millones a Hacienda en los tres últimos años.

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El gobienno de Ehpaña no para de hacer juegos malabares. Mala- (costumbre) -bares (demasiados). Es el síndrome patrio de una herencia multisecular, que a estas alturas ha infectado de tal manera nuestro imaginario anímico,que no se distingue la enfermedad social de la salud cívica. El gobierno actual es la representación de la quintaesencia del tema. Ahora que todo está en un patasarriba absoluto y un cuestabajo y sin frenos total, en vez de hacer limpieza general en casa, que es urgentísima y vital, hacer que paguen los que más tienen, poner luz y claridad en el nudo gordiano de sus peperías bankarias si queremos que España no se vaya al carajo para siempre, al gobienno sólo se le ocurre apretar de nuevo la tuerca de la fabricación del consentimiento. 

Pinchado el globo de la difamación como estrategia "diplomática" y amoral, que ya es costumbre normalizada,  contra Mas y otras hierbas convergentes, ahora le toca el afeitado al mihura de las multinacionales. Ellas, sólo ellas tienen la culpa de nuestra debacle. ¿Qué significa la nadería de la evasión española, frente al pastón de dimensiones cósmicas de toda una ristra de gigantes y cabezudos informáticos, piratas y malandrines?  "Ellos" son los malos. Los bucaneros del ojo tapado, la calavera y las tibias cruzadas. Malos de verdad. Ladrones sin escrúpulos. En cambio nosotros...tan buenos, tan honrados, tan transparentes, que jamás seríamos capaces de hacer leyes protectoras de corrupción, como la que permite que Rajoy siga cobrando por ser registrador de la propiedad en excedencia mientras se pone las botas en política cobrando a tutiplén por no hacer nada más que hundir del todo lo que pilló a punto de naufragar. Nosotros que nunca seríamos capaces de absolver a presidentes corruptos y mucho menos de defenastrar al juez que los descubre. Nosotros, con una ética impecable, limpios como patenas, que no sabemos qué es una gürtel, ni unas ONGs como fondo de inversión particular, ni un aeropuerto sin aviones costeado por los recortes, ni un sostenimiento de noóses y aretéses sinónimos de lucro coronado, que jamás de los jamases permitiríamos un Arena Madrid ni un Metrovalencia ni un 11-M, ni un tráfico de basuras alicantino, ni un tráfico de aguas emarsivas, ni una cremá de bosques para dejar recalificables y construibles los kilómetros del corredor meditarráneo, donde en vez de la inutilidad de la vegetación queremos que crezcan más terras míticas, fórmulas 1, hoteles vacíos, piscinas sin agua, campos de golf-os, chalets y pisos de lujo y alto standing que nadie comprará ni habitará , como en la Avenida de Francia o en la zona del Palacio de Congresos, o en La Patacona, ciudades domóticas y fantasmas, deshabitadas, porque nadie puede comprar ni una chincheta cuando el PIB ya casi ha desaparecido en el Puaf! de una cloaca repulsiva. Ahora somos como un bolero que no podemos dejar de bailar...

"Nosotros que del dinero hicimos un dios maravilloso,

 romance tan ladino, nosotros que nos llevamos tanto, 

debemos prepararnos para llevarnos más...

No es falta de cariño, tan sólo de vergüenza, 

de seso y de conciencia, y así en esta demencia, 

pegados al sillón de nuestras corrupciones, 

jamás dimiteremos por básica decencia 

ni por tan evidente incompetencia, 

y aunque nos  lo gritéis en manifestaciones, 

no decimos "adiós", sino a por todas, 

gobernando a la fuerza por bemoles

aplicando la ley "del que se jodan"

y encima, presumiendo de buenos españoles."

Una vez registrado el bolero en la SGAE, ya sólo les quedaba buscar otra fuente de inspiración. Y ahí la tenemos: las multinacionales online. Que también son cosa fina en el mismo terreno. Igual que ellos, pero con aspiraciones globalizadoras intergalácticas. De sobra saben que ante esos gigantes de la delincuencia espiadora y controlator, no tienen nada que hacer, sino marear la perdiz y distraer por un instante, breve, la ira ciudadana, que no es que sea un lince de agudeza -la prueba es que "eso" gobierne- sino que está hasta el moño de tanta basura, de tanta canallada y de tanto silencio delincuente. 

Enanos políticos, éticos y cívicos, pero gigantes torpes, marrulleros, indecentes, acojonados y tontos de remate.