Alberto Garzón: "La vía de la austeridad es la vía para la implosión de la Unión Europea en términos políticos
ENTREVISTA | Ministro de Consumo
Alberto Garzón: "La vía de la austeridad es la vía para la implosión de la Unión Europea en términos políticos"
El ministro de Consumo apunta a una futura regulación más restrictiva del juego: "El decreto está siendo mejorado con aportaciones de la sociedad civil y organismos institucionales, y estamos valorando hasta dónde se podría acercar al artículo 37 del estado de alarma"
Alberto Garzón (Logroño, 1985) es
economista, coordinador general de Izquierda Unida y ministro de Consumo
en el primer Gobierno de coalición desde la restauración de la
democracia. En esta entrevista con eldiario.es, reflexiona sobre lo que
se juega España y la Unión Europea en estas semanas en las que se
decidirá el tamaño, la duración y las condiciones del fondo de
recuperación de la UE para combatir las consecuencias de la pandemia.
El
ministro de Consumo defiende que ese dinero debe dedicarse a reformas
que pasen por la reindustrialización del país y el reequilibrio entre
norte y sur de la Unión Europea. "Las reformas estructurales son
necesarias, pero no en el sentido neoliberal, no en el sentido planteado
en la anterior crisis. Y ese cambio estructural no lo hacen los
gobiernos, lo hacen las empresas que innovan. Y el Gobierno, por
supuesto, también participa, diseña los incentivos, se arriesga en
actividades innovadoras", sostiene Garzón.
Este viernes se celebra la primera
cumbre para hablar de la propuesta de la Comisión Europea sobre la
reconstrucción. ¿Por qué para España puede ser positiva una propuesta
que es la mitad de lo que pedía España?
La
caída de la actividad es tan grande que es necesario que la respuesta
también lo sea. De lo contrario la economía podría volver a una senda de
crecimiento débil y con altos niveles de desempleo, algo que en teoría
económica se llama histéresis.
Pero después está el
segundo elemento, que es la dirección del estímulo. ¿Para qué es el
estímulo? Es decir, ¿es sólo para compensar pérdidas? ¿Es sólo para
reactivar la economía? ¿O sirve también para buscar un reequilibrio
entre el centro y la periferia? Este es el debate. España hizo una propuesta que era mejor, pero lo que se va conociendo va en la buena dirección: un estímulo macroeconómico potente.
Pero no perdamos de vista la segunda dimensión, para qué va a servir.
¿Para qué cree España que debe ser ese fondo?
Tenemos
cosas urgentes, como la crisis sanitaria, la protección del empleo y de
las empresas. Pero lo importante es entender que estamos viviendo una
Europa de dos velocidades desde hace décadas. Un centro del que es
paradigma Alemania, con una base industrial fuerte, orientada a las
exportaciones, con productos de alta intensidad tecnológica. Y una
periferia con una escasa diversificación industrial.
¿Esto
qué hace? Pues que se está agrandando la distancia en PIB per cápita
entre el centro y la periferia. Lo que tenemos que ver es cómo tomamos
decisiones que reequlibren económicamente, social y políticamente la
realidad europea. De lo contrario, la amenaza de implosión es enorme. Y
esa es la clave.
¿Para qué lo quiere España? Para
acometer un proceso de modernización que busque ese reequilibrio entre
centro y periferia. Con un programa de reindustrialización, de
transición ecológica, de cuidados, que evidentemente permita a España
aproximarse a los estándares salariales y se estructura productiva de
los países del centro.
Si España quiere abordar una reindustrialización, eso es porque se entiende que ha habido un proceso de desindustrialización.
Es
obvio que en esto [Julio] Anguita [ex coordinador federal de IU,
recientemente fallecido] tenía razón cuando decía que una unión
monetaria sin unión fiscal y sin unión política estaba condenada a que
crecieran las asimetrías en Europa. Y lo que tenemos son una Europa del
norte y una Europa del sur en términos no solo geográficos, sino de
potencia industrial y económica y cuyas diferencias están creciendo.
Alemania
está creciendo con una estructura productiva con un alto componente
tecnológico, alto contenido en conocimiento que le permite tener
salarios altos y está integrándose en cadenas de valor con la periferia
del este y con los mercados emergentes. Eso le está permitiendo tener
una distancia creciente sobre una periferia del sur que, además de haber
tenido una industrialización tardía en comparación con Alemania, fue
sometida a políticas de austeridad no sólo en la última crisis, sino
incluso un proceso de desindustrialización desde los años 80 y 90,
cuando en España se decía aquello de que la mejor política industrial es
la que no existe.
Estamos padeciendo las
consecuencias de 40 años sin una política industrial clara y de
asimetría de la Unión Europea detrás de la que no hay ninguna
conspiración, sino una mala teoría económica y un pensamiento naíf que
decía que con una unión monetaria se desarrollarían la unión política y
la unión fiscal. No ha sido así y lo que tenemos es una asimetría
creciente en la UE que requiere medidas para corregirla.
Si
de esta crisis se consigue un programa de reequilibrio entre centro y
periferia, estaremos en mejores condiciones. Si cometemos el error de
repetir las políticas de austeridad, si cometemos el error de
simplemente utilizar esto para compensar las pérdidas pasadas, que está
bien y es necesario, pero no es suficiente, pues seguiremos con una
creciente asimetría que será insostenible en el tiempo. No es posible
sostener políticamente una Unión Europea con dos velocidades.
Ahora
se están planteando que esas ayudas sean a cambio de reformas
nacionales. Siempre que se habla de reformas se tiende a pensar en las
de 2008-2012, que se tradujeron en recortes sociales y no en un
ensanchamiento del Estado del bienestar.
El
problema es de diagnóstico. Reformas estructurales hacen falta. De hecho
hace falta un cambio estructural en la periferia del sur en particular,
esa modernización, esa reindustrialización.
El
problema es que en la crisis del 2008 lo dominante en el discurso
público es la idea de que esos desequilibrios entre el norte y el sur se
debían a que en el sur había unos costes laborales unitarios muy
elevados, y que Alemania los tenía más bajos y que gracias a eso
Alemania estaba mucho más avanzada. Se induce una política en el sur
consistente en bajar los salarios, y de ahí la reforma laboral del 2012.
El
problema es no haber entendido que Alemania tiene esa fortaleza no por
competir vía precio, es decir, con bajos salarios, sino por competir vía
producto. Si tú haces el diagnóstico erróneo, lo que haces es someter
al sur a unas políticas de recortes, de austeridad, que empeoran la
situación económica, social y, lógicamente, empeoran la situación
política.
Las reformas estructurales son necesarias,
pero no en el sentido neoliberal, no en el sentido planteado en la
anterior crisis. Y ese cambio estructural no lo hacen los gobiernos, lo
hacen las empresas que innovan. Y el Gobierno, por supuesto, también
participa, diseña los incentivos, se arriesga en actividades
innovadoras... Eso es una política industrial, son reformas
estructurales y sería el camino correcto.
Ahora hay gente que habla de que estamos viviendo un momento hamiltoniano porque
por primera vez Europa parece que puede emitir una deuda conjunta, como
no había hecho hasta ahora. Otros dicen que estamos en una especie de
crisis equivalente a República de Weimar, que no sabemos por dónde vamos
a salir. ¿Comparte que estamos en un momento de gran incertidumbre?
Vivimos
desde hace bastantes años en una encrucijada determinante sobre el
futuro de la Unión Europea y de los países. Se viven muchos fenómenos,
el aumento de la extrema derecha, la creciente distancia entre una
Europa del norte y del Sur... Muchos debates que se entrecruzan.
La
clave es entender que la UE tiene ahora un reto muy específico. Si es
capaz de corregir esos desequilibrios entre el norte y el sur, tendrá
posibilidad de futuro. Pero si no lo hace, no lo tendrá y dará igual
como le llamemos a ese momento. La UE se construyó ignorando la
importancia de las estructuras productivas diferentes. Y si no se
corrige eso, habrá una Europa del norte donde la gente tendrá salarios
mucho más elevados que en la Europa del sur, y eso políticamente es
insostenible. Es insostenible sentirte parte de una comunidad donde las
desigualdades son tan feroces.
La estructura
productiva es la clave y en el caso de España significa hablar de I+D,
de educación y de incentivos públicos. Pero esto tiene que estar dentro
de una estrategia europea. Va a haber muchos fondos disponibles, pero
tienen que servir para reequilibrar, no para seguir como se estaba. El
descontento tiene también una base económica.
Todas
estas cuestiones, incluso cómo gastar ese dinero que ya veremos cómo se
reparte, dependen de los Presupuestos Generales del Estado. España
todavía está funcionando con los de Cristóbal Montoro de 2018. ¿Habrá
Presupuestos? ¿Cuándo podrían estar aprobados?
La
idea es contar con la interrelación que existe entre los presupuestos y
los fondos europeos. Hay que ir viendo exactamente los plazos de ambas
cuestiones, pero los presupuestos se espera que se pueda lograr este
año, que era el objetivo en su momento. Y a partir de un acuerdo de
Gobierno de coalición hay que ser capaces de adaptarnos a las nuevas
circunstancias, hablar con todos los actores políticos y ver cuándo hay
agua en la piscina para poder aprobarlos. Es una cuestión que va a ir
dependiendo mucho de las próximas semanas y los próximos meses.
Habla
del acuerdo de Gobierno de coalición. Una parte del Ejecutivo ha dicho
que habrá que modular partidas de gasto. ¿Qué líneas rojas no debe pasar
este Gobierno a la hora de hacer algún tipo de recorte en el gasto
público?
Creo que es precipitado hablar de
todo esto ahora mismo porque desconocemos la aplicación de las reglas
fiscales en el ámbito de la UE. La clave está en que asumamos que 2020
es un año de respuesta a una enorme crisis económica derivada de la
respuesta a la crisis sanitaria y, por lo tanto, no hay que obsesionarse
en absoluto en este momento con esos indicadores. Además hay respaldos,
instrumentos como el Banco Central Europeo, que protegen esta posición
precisamente porque no hay alternativa en estos momentos salvo el
hundimiento de la economía.
Habla de aumentar los ingresos. Estos últimos días los principales empresarios del país, los líderes del Ibex35, han pedido una rebaja de impuestos y
que no se lleve a cabo la contrarreforma laboral. Daba la sensación que
el discurso había cambiado, ¿temen que se consiga imponer de nuevo un
relato de que hay que reducir impuestos, desregular el mercado laboral,
ir hacia un contrato único, etcétera?
En el
año 2008 y en adelante, y a partir de de 2010, en España se respondió a
la crisis por la vía de recortes a la clase trabajadora y rescate de
grandes empresas. Esta vez ha sido totalmente distinto. Hemos desplegado
un escudo social enorme que incluye el ingreso mínimo vital, los ERTE y
una serie de medidas que han hecho de esto una crisis totalmente
distinta en la forma de la gestión.
Ahora de lo que
estamos hablando es de si somos capaces de entender el momento tan
crucial en el que nos encontramos, en el que como país tenemos que ser
capaces de acometer una serie de reformas para reindustrializarnos y
acercar nuestra estructura productiva a la de otros países. Esto es una
tarea que necesita del concurso de todos los actores: de las empresas,
de los actores sociales, de los actores políticos. Y las empresas
cometerían un error si siguieran obcecadas en el discurso previo de la
rebaja de salarios y de la política neoliberal que nos han traído hasta
aquí, porque las empresas son las principales interesadas en una mejora
de la estructura productiva de nuestro país.
Esto es
algo que nosotros estamos tratando de explicar en nuestras reflexiones
con esos actores. España ahora mismo tiene que hacer de la necesidad
virtud. Van a llegar muchos fondos europeos y nos tiene que servir para
mejorar nuestra economía. Esto va a requerir cierta altura de miras por
parte de todos los actores.
Sin embargo, hay sectores económicos y sectores mediáticos que están pidiendo indisimuladamente la salida de Unidas Podemos del Gobierno,
como Felipe González, que reclama ir hacia una gran coalición PP-PSOE.
¿Teme que Pedro Sánchez o el PSOE no aguanten esa presión y se produzca
una ruptura de la coalición?
Veo al Gobierno
absolutamente estable. Naturalmente, hay que buscar apoyos en cada
votación en el Congreso. Pero España atraviesa un momento complejo en el
que este Gobierno está siendo capaz de responder de forma muy positiva y
tendiendo la mano a todos los actores.
Es verdad que
hay algunos que juegan al regate corto, que están pensando en ese
cortoplacismo y la rentabilidad política inmediata. Pero no es eso lo
que escuchamos en la mayor parte de la gente. Incluso cuando uno escucha
a las grandes empresas, y aunque haya diferencias con algunas de ellas,
no está escuchando lo mismo que escucha a PP o a Vox. PP y Vox tienen
una estrategia cortoplacista de derribo del Gobierno, y las grandes
empresas tienen diferencias que se están poniendo encima de la mesa.
Pero es otro tono, es otra actitud.
Y yo creo que al
final este Gobierno lo está haciendo bien también para poner encima de
la mesa que estamos ante una situación extraordinaria y también ante una
oportunidad. Vamos a ver si somos capaces de transitar por ese camino
de la oportunidad. Y ahí es como yo creo que este Gobierno puede salir
muy fortalecido por ser capaz también de mirar más allá, en una
estrategia de medio y de largo plazo, y no limitarse a estos regates
cortos de los que ya estamos bastante cansados y que ahora mismo España
no se puede permitir como país.
Una
de las debilidades del Gobierno es la posibilidad de que el apoyo
parlamentario se rompa, como pasó en algún momento durante el estado de
alarma, cuando se perdió a ERC. ¿Qué pasó con Esquerra Republicana en
ese momento para que se perdiera y estuviera a punto de costarle aquella
votación al Gobierno, lo que hubiera supuesto prácticamente el final de
la legislatura? ¿La geometría variable con Ciudadanos, EH Bilbu
Esquerra y PNV, es viable para los Presupuestos y para esas reformas
legislativas del modelo de producción que comenta?
Vivimos
como Gobierno y como país una crisis sanitaria, económica, territorial y
política manifestada por la oposición que tenemos. Son importantes
obstáculos y los vamos sorteando de manera adecuada. Y es lógico, por lo
tanto, que haya momentos de enorme tensión, de intensidad y
volatilidad, y votaciones que sean más complejas que otras porque el
Congreso es el reflejo del país.
Pero nosotros estamos
convencidos de que el pilar central es el acuerdo de Gobierno de
coalición. Y a partir se constituye todo lo demás. Lo que parece
inviable en términos abstractos puede ser viable en términos concretos.
El gran reto es cómo lograr hacer reformas estructurales y reformas
necesarias para nuestro país en este contexto, y yo creo que eso a veces
puede sumar a muchos actores muy diferentes que en la abstracción
parecen incompatibles, pero en lo concreto están de acuerdo.
Las
primeras votaciones del estado alarma sumaron un gran consenso de muy
diferentes partidos. ¿Pues por qué no podría ser así un pacto por la
reconstrucción del país, un pacto por la reindustrialización? Son
elementos que además nos atañen a nosotros de cara a los próximos 20
años y que pueden conseguir el acuerdo fundamental de muchos actores.
Esa es la razón por la que como Gobierno tendemos la mano a todo el
mundo, pero nuestro pilar fundamental es el acuerdo de coalición. Ese
acuerdo entre Unidas Podemos y el PSOE es la base, y a partir de ahí
tendemos la mano a todo el mundo. No podemos predecir el futuro, pero
trabajamos para que esta estabilidad que tenemos ahora siga en el
futuro.
Precisamente el PP en Bruselas está haciendo campaña para que las ayudas europeas vayan vinculadas a que no se cumplan medidas del acuerdo
de coalición. Pero, por otro lado, también es verdad que mientras se
está viendo esta barra libre del Pacto de Estabilidad, van aumentando la
deuda aumentando el déficit. ¿Qué pasará en un par de años cuando se
tenga que volver a activar el Pacto de Estabilidad y Crecimiento y
España tenga una bolsa de deuda? Habrá dos opciones: reestructurar la
deuda, cosa que nunca ha pasado hasta ahora, o recortar en gastos. ¿Qué
hará entonces el Gobierno ante ese dilema? ¿Y qué hará Unidas Podemos
ante ese dilema?
Hay dos dimensiones. Una,
que tiene que ver con el PP y el tipo de oposición que está haciendo,
que es una una oposición para destruir al Gobierno. No es una oposición
de naturaleza constructiva como se ve en otros países europeos. Es una
oposición que tiene un objetivo nítido, que es acabar con este Gobierno y
para la cual utiliza tácticas muy peligrosas, como su discurso, sus
hipérboles, su bestialidad a la hora de hablar con el objetivo de
caricaturizar y deshumanizar al adversario político. Y eso es muy
peligroso, porque al final cala en la población la sensación de que todo
vale contra el Gobierno. Esa es una deriva absolutamente peligrosísima
que ha tomado la oposición del PP. Su posición sobre la cumbre europea
es una expresión más.
Y en segundo lugar está la
cuestión de la deuda. Como decía antes, el tipo de respuesta
macroeconómica necesaria para abordar una situación así exige
necesariamente un incremento del déficit y de la deuda. Pero el problema
de la deuda es abordarlo bien. Hay países como Italia, o sobe todo como
Japón, que han estado por encima del 200% de la deuda sobre el PIB y no
ha pasado nada. El problema no es la ratio en sí, sino la capacidad de
hacer frente a esa deuda, es decir, la capacidad de tener ingresos
suficientes y, sobre todo, la capacidad de tener crecimiento económico.
Si
uno acomete políticas de austeridad, no tiene crecimiento económico. Y,
si no tienes crecimiento económico, la deuda en términos de ratio se te
puede disparar. Y la paradoja es que los recortes pueden incrementar la
deuda. De hecho, lo que pasó en la anterior crisis con Mariano Rajoy es
que disparó la deuda. Para acabar con la deuda necesitas obsesionarte
con el crecimiento económico y con los ingresos, no con bajar la deuda.
Si
somos capaces de utilizar los fondos europeos y nuestra propia
capacidad nacional para acometer cambios en la estructura productiva,
nuestro país se encontrará con mucho mejor disposición para hacer frente
no sólo a los indicadores macroeconómicos de déficit y deuda, sino para
tener salarios más altos, para ser más competitivas sus empresas a
nivel internacional, etcétera, etcétera.
¿Pero qué pasará si de repente se le piden recortes a España desde Bruselas? Porque puede pasar.
Ahora
mismo el debate está abierto. Hay unos cuantos países que prefieren la
fórmula de la crisis anterior. Hay otros países que creemos que esto es
un momento totalmente distinto y que además debemos aprender de los
errores de la crisis anterior. Este es un gran debate abierto, pero yo
creo que los hechos apoyan nuestra tesis.
Si nosotros
cometemos el error dentro de dos años de ir a recortes y austeridad,
como se hizo en la anterior crisis, lo primero que va a pasar es que se
va a hundir la economía, la demanda interna, se hunde la demanda externa
de los países que tienen comercio bilateral y, en definitiva, tenemos
más dificultad para pagar la deuda y para sostener el Estado social. Eso
es lo primero que va a pasar.
Y lo segundo que va a
pasar es que los países con más margen, que son los países del norte, y
que tienen mejor estructura productiva, se van a separar todavía más en
términos de desarrollo de los países del sur. Y, como decía al
principio, eso es insostenible políticamente.
Es
decir, la vía de la austeridad en Europa es la vía para la implosión de
la Unión Europea en términos políticos. Y esto es algo que hasta Macron
ha reconocido y ha vinculado el crecimiento de la extrema derecha con
ese descontento, con esa asimetría europea que tiene su raíz en las
visiones económicas.
El Gobierno ha decidido levantar el veto a la publicidad de las casas de apuestas con la vuelta de la Liga de fútbol. ¿Por qué?
Fue
una medida acordada para el confinamiento, debido al riesgo que la
sobreexposición podía suponer para la salud, porque los anuncios no son
sólo de fútbol, también hay de póker, bingo...
La
restricción se tuvo que levantar debido a que en el proceso de
desescalada ya no se daban las condiciones de sobreexposición que
motivaron su aprobación.
¿Se ha
sido suficientemente valiente en la regulación de las apuestas? Algunos
sectores de la izquierda se quejan de que se han quedado cortos con las
prohibiciones.
Estamos comprometidos con el
cumplimiento del acuerdo de coalición. Durante el estado de alarma hemos
seguido desarrollando el real decreto, cuyos trabajos iniciamos en
febrero. Está siendo mejorado respecto al borrador inicial, con
aportaciones de la sociedad civil y organismos institucionales, que nos
brindan el soporte jurídico. Como ya anuncié en el Congreso el pasado miércoles, estamos valorando jurídicamente hasta dónde se podría acercar el real decreto final al artículo 37 del estado de alarma.
¿Cuánto
influyen en el Gobierno los lobbies relacionados con el consumo? ¿Ha
notado su presión? ¿Sabe si han presionado en otros despachos del
Gobierno?
Nosotros escuchamos a todo el mundo
pero nos regimos por el criterio de nuestros votantes y del acuerdo de
coalición. En el caso de las aerolíneas, por ejemplo, a las que hemos
llevado a los tribunales por incumplir los derechos de los viajeros, ya
hemos demostrado que no nos doblegamos ante los intereses de ningún
grupo. Tenemos un mandato y velaremos por él: los derechos de las
personas consumidoras están por encima de los intereses de cualquier
grupo de presión.
¿El Estado
debería entrar en empresas, como ocurre en otros lugares? ¿Y de qué
manera, en qué condiciones? ¿Con capacidad de decisión o simbólicamente?
Hemos
visto desgraciadamente en los últimos años cómo se socializaba las
pérdidas. Se utilizaba el Estado para socializar pérdidas de empresas
que habían quebrado y que no eran rentables. Yo creo que hay que aspirar
a que el Estado pueda participar impulsando empresas en sectores que
son innovadores a través de líneas de financiación, a través de
actividades arriesgadas. Y llegado el caso, por supuesto, hacer uso de
instrumentos de participación directa. No sólo para rescatar empresas,
sino también para participar de los beneficios de una actividad en la
que asume el Estado riesgos.
Los países asiáticos en
los últimos 40 años han pasado de economías totalmente agrarias a
autonomías especializadas en un sector de alta tecnología y no lo han
hecho siguiendo expresamente las reglas del llamado libre mercado, sino
con una participación importante del Estado, impulsando a las empresas a
innovar y también participando en algunas de esas actividades. Hay que
aprender de esas experiencias y corregir el rumbo de lo que hemos hecho
hasta ahora.
Antes hablaba de
Julio Anguita. Uno de sus rasgos típicos fue la posición que mantuvo
totalmente contracorriente contra el acuerdo de Maastricht. ¿Lo que
tenemos ahora casa con aquello que él avisó?
Lo
que nos demuestra la actualidad es que Julio [Anguita] tenía razón.
Julio tenía razón no porque fuera una persona con un providencia, sino
que había un equipo con una gran capacidad de hacer diagnósticos
adecuados. Y ellos teorizaron algo que ya se está viendo, que una unión
monetaria sin unión fiscal y sin unión política está condenada a repetir
las asimetrías.
Alemania ha conseguido una estructura
productiva y unas conexiones con los mercados emergentes tipo China e
India, y con la periferia del Este, que le da una fortaleza y un
liderazgo tecnológico muy por encima de casi el resto de países de la
Unión Europea. Esto ya se veía venir con un diseño mal hecho de esa
Unión Europea que entonces denunciaba Julio Anguita y que ahora vemos
las consecuencias. Se puede corregir si hay voluntad política de ir a
ese reequilibrio del que hablaba antes centro-periferia. Yo creo que
este es el debate importante.
No es lo urgente en la
medida en la que, naturalmente, lo que hay que hacer es proteger los
empleos, proteger a la clase trabajadora, como estamos haciendo con el
escudo social. Pero si no lo acometemos, dentro de cinco años la
diferencia con Alemania será mucho mayor y entonces los países del sur,
Grecia, Italia, España y Portugal, nos quedaremos alejados. Y esto es
inestable e insostenible políticamente. De ahí que los análisis que se
hicieron en los 90 por parte de Julio Anguita y sus equipos fueran tan
acertados.
IU y el PCE, más el PCE, han amagado alguna vez con salir del euro y de la UE. ¿Se da ese debate? ¿Cuál es su posición?
El
debate se ha centrado siempre en cuestiones meramente monetarias. Creo
que la clave es la estructura productiva. Al final tenemos que entender
que el diseño de la UE tiene que cambiar. Ir hacia ese reequilibrio en
los términos en los que me he planteado antes es la única forma de
mantener viva la idea política de la UE, que era una idea bella en el
sentido de que su origen tiene que ver con evitar guerras mundiales,
luchar contra el fascismo. La Unión Europea se construye políticamente
pensando en eso, pero su diseño final económico tenía fallas. Fallas
enormes de las que todo el mundo es consciente ahora, incluso aquellos
que promovieron esa UE.
Si seguimos empeñados en el
error probablemente la extrema derecha siga creciendo sobre la base del
descontento, que tiene múltiples factores y múltiples causas. Pero una
de ellas, sin duda, es esa sensación de desprotección frente a un
entramado institucional que no les protege ni da futuro.
Hablando
de la reindustrialización, hace poco en el Congreso hubo polémica por
lo que comentó del turismo, la dependencia económica de un sector que
supone el 12% del PIB. En aquel momento dijo que una industria sin valor
añadido.
El turismo es un sector muy
importante para nuestro país. Representa el 12% del Producto Interior
Bruto en términos de valor añadido, y más aún en términos de empleo. Y
en algunas regiones, como Andalucía o Canarias, es mucho mayor. Por eso
hemos acometido una serie de reformas para proteger al sector a través
de líneas de crédito específicas, de ERTEs específicos y otro tipo de
ayudas.
Pero la cuestión central es si somos capaces
de diversificar nuestra estructura productiva para tener salarios más
altos y tener mejores condiciones de vida. La pregunta principal es por
qué un camarero en España cobra mucho menos que un camarero en Alemania.
Y no es porque sea más vago. Es porque Alemania tiene una estructura
productiva de mayor intensidad tecnológica, mayor contenido de
conocimiento, trabajadores más cualificados. Y eso empuja al resto de la
economía.
No hay una oposición entre industria y
turismo. Aquí lo que hay es la necesidad de acometer un cambio de
estructura productiva que beneficie a todos los sectores. De hecho, ni
siquiera es una pelea entre industria y turismo. Nosotros deberíamos
apostar por determinadas actividades económicas que tengan esas
características de alta intensidad tecnológica y pueden ser también en
el turismo. Hay mucho segmento del turismo con esas características.
Como decía antes, eso implica inversión y desarrollo y eso implica
inversión en educación e incentivos públicos.
El
cambio estructural no lo hacen los gobiernos literalmente, son las
empresas las que tienen que innovar. La clave es que nuestro país tiene
que ser capaz de incrementar su sofisticación en lo que produce, en los
bienes y servicios que produce, en su complejidad. Tiene que crear
productos nuevos y para eso el Estado participa, empuja, diseña
incentivos, asume riesgos que no asumiría el capital privado.
Estos
son ejemplos que han hecho otros países para industrializarse y para
mejorar su estructura productiva. Tenemos que acometer ese camino. Hay
gente que se quiere mantener en el viejo modelo de bajos salarios, y
competitividad vía precio en lugar de vía ese producto. Y se equivocan
radicalmente. El problema es que si nosotros continuamos con ese viejo
modelo, pero otros países continúan desarrollándose como Alemania, las
diferencias llegarán a ser explosivas.
Parte del sector recibió aquello como una crítica, como un ataque. ¿Fue así?
Yo
estoy convencido de que la mayoría del sector del turismo está
totalmente de acuerdo con lo que estamos diciendo, y que hemos dicho
siempre, que hay que incentivar la calidad sobre la cantidad. El hecho
de que haya más industria y más diversificación en la economía beneficia
también al turismo.
Aquí hay un ataque por dos
razones. Primero, por determinados actores políticos como el PP, para
los que todo vale contra el Gobierno. Y, en segundo lugar, por sectores
minoritarios que están cómodos con el viejo modelo. Pero yo creo que en
la inmensa mayoría de las empresas, también de las que trabajan en el
turismo, son partícipes de la necesidad de hacer cambios estructurales
que permitan diversificar nuestra economía porque va en beneficio de
todos. Es verdad que como estamos en un clima de hostilidad contra el
Gobierno, todo se utiliza y a veces nos encontramos con circunstancias
como las de esta supuesta polémica.
La
presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha reclamado
más controles en el aeropuerto de Barajas para las personas que vengan
de fuera de España, pero al final son los madrileños los que más se
mueven por todo el país. ¿El Gobierno se plantea algún tipo de control a
la movilidad interior?
Desde el Gobierno
seguimos siempre las indicaciones de los científicos, que se están
aproximando al virus como hace la ciencia, aprendiendo a través de los
diferentes estudios y poco a poco, con certezas siempre provisionales.
Ojalá hubiéramos encontrado mayor colaboración en algunas Comunidades
Autónomas a la hora de enfrentarnos a esta pandemia inesperada para todo
el mundo. Pero a pesar de ello en el Gobierno estamos haciendo un
desembolso brutal. Y como decía el otro día el presidente con acierto,
es la primera vez que el Estado se ha endeudado para financiar programas
específicos de las Comunidades Autónomas por cantidades superiores a
los 20.000 millones de euros.
Durante
la pandemia se ha hecho pública una investigación contra el ex jefe del
Estado. Unidas Podemos ha pedido una investigación en el Congreso de
los Diputados, pero el dictamen de los letrados dice que al rey emérito no se le puede investigar,
ni antes ni después de su abdicación. El PSOE se ha opuesto a
la comisión parlamentaria. ¿Esto afecta de alguna manera a la coalición
con el PSOE? Y segundo, ¿cree que en España se puede investigar a Juan
Carlos de Borbón?¿Este país está preparado?
El Gobierno tiene una enorme estabilidad y la va a tener. Trabajamos para ello en cualquier circunstancia.
Y
en segundo lugar, todo el mundo conoce ya mi republicanismo activo, por
supuesto, pero yo creo que aclarar los posibles casos de corrupción que
haya va en beneficio de todo el país. El país está preparado
perfectamente para conocer la verdad y al final la verdad se conocerá.
El
PNV ha pedido otra vez, lo pide prácticamente en todas las
legislaturas, reformar la Ley de Secretos Oficiales, ahora a cuenta de
que saliera a la luz un informe de la CIA que apuntaba, en un informe
con partes tachadas y las fuentes poco clarar, al papel de Felipe González en la creación y en el manejo de los GAL. ¿Es partidario de cambiar esa ley?
Izquierda
Unida siempre h promovido que se acorten los plazos necesarios para
poder desclasificar información que es buena que conozca la población,
especialmente los historiadores, porque es bueno que conozcamos la
verdad. No hace daño a nadie y creo que todo lo que ayude a clarificar
épocas del pasado es positivo.
IU
tenía previsto una asamblea en junio. ¿Cómo se reanudará ese proceso? Y
ahora que Unidas Podemos está en el Gobierno, ¿cómo camina ese espacio
político?
La Asamblea de Izquierda Unida se
ha retrasado por la pandemia. Somos una organización con una enorme
implantación territorial y necesitamos de debates presenciales para que
para que la Asamblea sea eficaz.
Yo estoy contento con
el trabajo que hemos realizado. Hace cinco años IU era una organización
al borde de la desaparición electoral, con enormes problemas
financieros a punto de quiebra. Y hoy somos parte del Gobierno, estamos
saneados económicamente y vamos a una Asamblea para plantear qué hacemos
en los próximos años.
Y estamos construyendo la
unidad política con otras fuerzas aliadas, particularmente con Podemos.
En este espacio que hemos construido hemos aprendido muchas cosas. Una
de ellas es que ese camino es irreversible. La apuesta clara de IU y del
espacio que yo he representado hasta este momento es claro en ese
punto. La unidad no es la panacea, pero es absolutamente irreversible en
este punto
El camino en Unidas Podemos tiene que ir
un poco en lo que decía Julio Anguita días antes de fallecer, y es la
necesidad de desplegar alianzas por abajo. Que nuestros territorios,
nuestras gentes de Podemos e IU trabajen codo con codo con otros actores
sociales y económicos. Esto es lo que yo particularmente he defendiendo
durante muchos años y todavía tenemos muchas tareas pendientes ahí.
Pero desde el punto de vista de las grandes consignas, está claro que
todo el mundo ha asumido ya que este camino de Unidas Podemos es
irreversible y es el camino que tenemos que continuar mejorando.
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