martes, 16 de junio de 2020

La voz de Iñaki Gabilondo | 16/06/20 | ¿Qué estamos dispuestos a sacrifi...




Creo que ahí está el talón de Aquiles de las cantinelas. Es muy guay recortar derechos y multiplicar deberes para la chusma irrelevante, reforma laboral en ristre a cargo del virrey del chapapote que registra tan requetebién toda propiedad que se le cruza por medio, pero cuando se trata de ponerse freno a sí mismos, nuestra casta vivales lo lleva fatal. Hasta lo ha grabado de forma indeleble en la consti. Ha sentado el precedente "democrático" del derecho estatal absoluto a  la pernada real. Poco les va a costar a nuestros ínclitos jurista ampliar la carambola y hacer que el derecho a la intocabilidad del caput capitum se extienda por derecho propio e igualitario cuando de trincar se trata, a sus apoyos logísticos. La maniobra que parecen estar poniendo sobre el tapete nuestros casta men no es cambiar algo que incentive y mejore el bien común, sino conseguir el efecto Gattopardo: que todo parezca cambiar para que en realidad nada cambie. Porque están convencidos de que cualquier modificación que se lleve a cabo en ese terreno para mejorar la sociedad va indefectiblemente contra su montaje particular. Como si ellos mismos no formasen parte de esa sociedad, que si se empobrece y enferma, morirá matando, a ellos incluidos. Aun no han caído en la cuenta de lo que significa que el dinero no se coma ni se beba ni se pueda respirar. Ni dé salud de verdad ni felicidad que no se atasque en el pozo negro de la descomposición íntima, en cuanto se pasa la euforia de ganar y triunfar de momento. Están atados a la ambición de Midas. Todo lo que tocaba aquel riquísimo y miserable  rey se convertía en oro: el agua, el pan, la ropa, y los seres queridos que no podía acariciar sin convertirlos en metal. O sea, matándolos. Es obvio que esa subespecie solo  ve con el ojo derecho, que su visión está tarada, es incompleta, cortada por la mitad.
El tuerto puede ser rey en el país de los ciegos, pero no da la talla para el cargo en el país de los que tienen la visión completa. Eso explica que a la hora de moverse les cueste tanto dar pasos. El peso del preciado metal acumulado se lo impide. Los tiene bloqueados. Por eso no se atreven a proponer nada, farfullan y medio amenazan a lo Calviño con el chantaje de la reforma laboral rajoyana como piedra filosofal del sistem in failure. 

No olvidemos que ese estigma viene de muy lejos, que es tradición familiar, cultural y religiosa, que ya es un patrón modelo, un arquetipo de casta patriótica. Lo único que han cambiado es la nomenclatura, han pasado de ser "el señorito" del cortijo y las rentas vitalicias de los bienes heredados, y el 'cacique' que además de señorito se colocaba de alcalde, gobernador o diputado en Cortes mientras invierte sin pagar impuestos en la compra de edificios y barriadas enteras, de cuyos alquileres y ventas vivirán eternamente él y su parentela. Esa gens se ha ido adaptando a los nuevos retos temporales y se ha convertido en empresaria multiusos. En banquera, en industrial, en textil, en mecánica, en constructora, en innovadora tecnológica e inversora turística, hotelera, científica, sanitaria, educativa de élite, etc, etc...Lo ha invadido todo, como los hongos en forma de moho. Es un tejido que se la juega si entra en contacto con productos de limpieza, ventilación y desinfección.
Menos mal que en el mundo de la empresa está creciendo también un sector ciudadano que no pertenece a esa estirpe todopoderosa y matarile social, que procede de otras experiencias más sanas e inteligentes. Como lo son, por ejemplo, las y los farmacéuticos que están empeñados en trabajar con la homeopatía, con la botánica fitoterapéutica , con la tierra y sus elementos, con aceites esenciales y los laboratorios Boiron o Heliosar, antes que con Novartis o Bayer en exclusiva. Gente de Bellas Artes que están poniendo en marcha tiendas/taller donde crear reciclando objetos para uso doméstico, para indumentaria o para regalo, ofreciendo la posibilidad de enseñar al cliente a fabricar el material que pensaba comprar solamente, o músicos que emplean sus conocimientos y habilidades para la rehabilitación de problemas de salud emocional, mental y física, empresas que se dedican a poner en contacto necesidades con soluciones ayudando a crear empleo, panaderías ecológicas, textiles manufacturados en telares. Cooperativas autosuficientes que comparten espacios y acogen turismo rural y pedagógico, empresas que reciclan material de construcción, muebles, ropa, aparatos eléctricos y ordenadores, como nuestro amigo Valentín. Mucho más atrapados e implicados en la felicidad de crear, compartir y aprender a decrecer en tontunas tóxicas que en el desasosiego de consumir como locos el trabajo de esclavos del prójimo para que los zombis del capital se forren, olvidando que el verdadero capital es el ser humano  unido a la Naturaleza, no para explotarla esquilmándola sino para disfrutar de una simbiosis imprescindible entre el respeto, la gratitud y el cuidado mutuo.
También hay banca sana y humanizada, poca aun,pero la hay, que ayuda en vez de estrangular. Yo misma pude comprar mi casa sin problemas ni hipotecas asesinas, porque Unicaja me ayudó durante tres años de caución hasta poder vender la casa que me había ayudado a comprar. Nunca olvidaré al director, a las y los trabajadores que se comportaron conmigo como familia. Son empresa, son banca, pero no han perdido la humanidad ni siquiera en lo peor de la crisis, cerraron sucursales, hicieron el pino para no despedir a nadie en lo posible y para no desahuciar ni dejar en la calle a las familias fulminadas por los rayos del abuso financiero y loco. Ajustaron pagos, se bajaron los sueldos, remodelaron condiciones. En fin, que sí, que se puede. Si se quiere, aun en medio de lo peor. Y creo que es esa energía regeneradora  e innovadora de verdad, la que conseguirá el cambio  y el avance. Porque además "contagia". Creo en ellos. No en el sistema ni en esa chapuza que han dado en llamar democracia y no lo es, como decíamos en el 15M y por desgracia seguimos manteniendo a día de hoy en vista de lo que hay y estamos viendo.  

Cuando se trata de crear, potenciar y acrecentar la eficacia del bien común no es ningún sacrificio sino una alegría y un estímulo superpositivo renunciar a todo lo que sea un obstáculo para la liberación material y espiritual de un mundo que si no cambia ya, está muerto y solo es cuestión de tiempo que acabe con la especie que se lo está cargando, incluídos los super ricos, que no solo también lloran, además también petan como todo quisque. Y posiblemente en peor estado anímico que los pobres, para quien nunca tuvo nada que perder, todo lo que le sale la paso es ganar. Para quien ya lo tiene todo solo queda perder porque no le queda espacio y si no suelta algo, ya no puede pillar nada más, y si no pilla, ¿a qué se puede dedicar cuando se es el puto amo de todo y no se sabe hacer otra cosa distinta?
A un familiar mío le dio una depre bestial cuando después de años de trabajo se hizo millonario y tenía todo resuelto. Se dio cuenta a tiempo y repartió todo, se quedó con lo imprescindible y un dos caballos de segunda mano con el que iba a recoger a sus nietos a la salida del cole los días de lluvia. Se regaló tiempo y espacio para ser él de verdad, cercano, afectuoso, pendiente de los demás para echar una mano a quien fuera. Así fue feliz de verdad hasta que murió ya muy mayor y repartiendo amor a manos llenas.

Esperemos que el empresariado 'clásico', ese que no distingue entre derechos y desechos ni entre deberes y poderes se despierte antes de que lo despierte de sopetón el finiquito irremisible, que justamente está haciendo posible su condición de rey tuerto en el país de los cada cada vez más despiertos y con vista completa.

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