Anticuerpos
Que Europa no se ame a sí misma quizá sea un reflejo del resto de las contradicciones que aquejan a los seres humanos y a las instituciones por ellos levantadas
Que Europa no se ame a sí misma quizá sea un reflejo del resto de las contradicciones que aquejan a los seres humanos y a las instituciones por ellos levantadas. Aquí, los analistas más conspicuos se han referido siempre a Europa como si, lejos de formar parte de ella, fuéramos una de sus colonias: Europa ordena esto, Europa manda lo otro, Europa decreta lo de más allá, que es como si yo hablara de mi hígado como si se encontrara en Indonesia. Somos teóricamente Europa, pero emocionalmente la describimos como a la madrastra de los cuentos, sobre todo después de asistir al modo en que se ensañó con Grecia cuando lo de entonces. Lo peor es que lo hizo por su bien, que es la excusa de los profesores partidarios del castigo físico. Soy europeísta hasta el tuétano, pero no sé si tiene sentido ser más papista que el Papa.
A lo que íbamos es que Europa debería liberar eurobonos como el sistema inmune segrega anticuerpos.
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