Josep Pàmies, el curandero sancionado por difundir pseudoterapias vuelve a la carga con el coronavirus
El agricultor de Lleida defiende el uso del dióxido de cloro para la COVID-19, una sustancia que 'vende' como milagro para el ébola o el autismo pese a estar prohibida
La Fiscalía investiga al curandero Josep Pàmies por promover el clorito de sodio contra el coronavirus | Los bulos durante la pandemia también enferman y matan
El coronavirus, la enfermedad que ha
causado más de 100.000 muertos en todo el planeta, todavía no tiene una
vacuna, pero ya hay quien se opone a ella. Uno de ellos es Josep Pàmies,
el agricultor leridano que se ha convertido en uno de los principales
gurús de las pseudoterapias en España y que viene defendiendo la
eficacia –no demostrada científicamente– de distintas plantas, así
como el dióxido de cloro –que puede ser perjudicial–, como cura
milagrosa de dolencias de todo tipo, desde el cáncer hasta el ébola,
pasando por la malaria... Y ahora la COVID-19.
La Fiscalía le investiga
por presentar una vez más el MMS –el preparado de clorito
sódico conocido como Suplemento Mineral Milagroso– como una cura en esta
ocasión para el coronavirus, en lo que podría suponer un delito contra
la salud pública. Esto se suma a otras pesquisas abiertas por el Ministerio Público contra él y
a múltiples sanciones de las autoridades sanitarias catalanas (que
ascienden a 720.000 euros) por defender el MMS como remedio milagroso
para patologías de todo tipo, cuando su comercialización y consumo
terapéutico está vetado en España no solo por su eficacia no probada,
sino porque puede ser dañino para la salud
Pero para Pàmies, con un largo historial de batallas
contra la Administración, todo esto está lejos de suponer un freno. Al
contrario, estas investigaciones y denuncias alimentan su discurso. Son
para él la prueba de que los gobiernos, las farmacéuticas y la comunidad
médica y científica están conchabados para aplastar las terapias
naturales que él defiende, y que son mucho más económicas. Con esta
retórica antiestablishment apuntala sus tesis, que
llegan a miles de personas a través de sus perfiles en redes sociales
y en los congresos en los que participa.
Es 13 de
enero de 2018 y Pàmies, encima del escenario, levanta con sus manos una
planta. Cientos de personas que han acudido al simposio Un mundo sin cáncer. Lo que tu médico no te está contando llenan
el auditorio. "Que nos acusen por vender stevia o una kalanchoe a 2,5
euros, que es una alternativa a los 800.000 euros que vale la quimio...
¡Sois una pandilla de sinvergüenzas y cobardes!", proclama entre
aplausos, en un discurso trufado de acusaciones a los gobiernos
–asesinos, les llama– y que vincula determinadas vacunas con el cáncer.
Ni
la stevia, de la que se pueden obtener beneficios como edulcorante
natural, ni las plantas del tipo kalanchoe se pueden ni siquiera
remotamente considerar como curativas del cáncer, aunque en esta última
hay investigaciones que apuntan a que sus moléculas podrían tener cierta
eficacia contra determinadas líneas tumorales. Eso sí, por ahora probado con ratones e in vitro.
Por afirmaciones como estas, desde la Sociedad Española de Oncología
Médica (SEOM), le han acusado de "mercadear con la desesperación" de la
gente.
"Sus remedios dan una falsa sensación de
seguridad al enfermo, de que con ellos puede estar protegido, y esto
puede llevar a desatender las medidas protectoras más eficaces",
sostiene Elena Campos-Sanchez, investigadora en el Centro de Biología
Molecular Severo Ochoa UAM-CSIC y presidenta de la Asociación para
Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP).
En resumen, que con su discurso puede conducir a enfermos de cáncer a
abandonar la terapia, con el riesgo mortal que ello conlleva.
El
año pasado Pàmies tuvo que ingresar en el Hospital Arnau de Vilanova
de Lleida por un infarto. Sus detractores se burlaron en redes de que
recurriese a la medicina tradicional. Él respondió achacando el infarto a
las presiones recibidas.
De agricultor activista a gurú
La lista de infundios alimentados por Pàmies es larga, desde que las vacunas causan autismo
hasta que el SIDA podría no existir, siempre vestidos sus argumentos de
una pátina activista contra la industria farmacéutica y los grandes
poderes económicos. Y es que este agricultor, nacido en Balaguer en
1948, ha sido abanderado de múltiples causas. Él se ve a si mismo como
un luchador. "No hace nada de esto por dinero, otra cosa es que su
producto sea la solución para los males de los que habla", asegura una
persona que ha seguido su trayectoria de sus inicios.
Fundador
del sindicato Unió de Pagesos, del que fue expulsado en 2001 tras una
guerra interna, Pàmies siempre ha estado en la primera línea de la lucha
agraria en Lleida. "Era de los más reivindicativos y siempre daba la
cara por cualquiera", añade esta persona. En un momento de fuertes
movilizaciones, esto le granjeó el respeto de mucha gente. También el
ser años más tarde una de las caras visibles del movimiento
antitransgénicos, con el que protagonizó una acción en la subdelegación del Gobierno que le acarreó una multa de 22.000 euros.
En
paralelo a todo esto, Pàmies ha desarrollado siempre su actividad como
agricultor y empresario al frente Hortícoles Pàmies SL., fundada en
1999, con su hermano Miquel y ahora su hijo Aleix. Con una plantilla de
hasta 20 personas y una facturación de 1,7 millones –según sus últimas
cuentas presentadas–, la firma familiar radicada en Balaguer cultiva de
forma ecológica flores comestibles y hierbas aromáticas y para ensaladas
y las distribuye por toda España.
Las plantas
medicinales, así como los productos derivados de estas, se venden a
través de la cooperativa Dolça Revolució, que lleva el nombre del libro
que publicó bajo su sello Stevia Editors y que recoge su pensamiento
sobre los males de la alimentación industrial, los transgénicos y "otras
formas de sanación".
Entre sus causas recientes están sus protestas para comercializar la hoja de estevia, que
Pàmies defiende como remedio para la diabetes por su potencial
endulzante sin que afecte a la glucosa en sangre. En este caso, el
agricultor y los defensores de esta planta ganaron el pulso y desde 2017
la hoja ya se puede vender, aunque solo como infusión.
Su otra gran guerra ha sido la del uso
terapéutico de la marihuana, reconocido y permitido en una docena de
países de todo el mundo. Por ello fue a juicio en 2016 y salió absuelto.
Pudo probar que las cerca de 90 plantas que los Mossos d'Esquadra le
habían incautado eran para el consumo propio de sus asociados.
El MMS para todo (incluido la COVID-19)
Pero
sin duda su gran batalla actual es la del MMS, no solo porque lo
difunde como una solución milagrosa y barata para enfermedades graves de
todo tipo, incluso de trastornos como el autismo, sino también porque
es la que le ha acarreado más denuncias, sanciones y prohibiciones de
charlas. El problema de este falso remedio es que no solo puede alejar a
los pacientes de sus tratamientos médicos, sino que puede ser muy
dañino para la salud. De ahí que su comercialización esté prohibida en
España.
La Agencia Española de Medicamentos y
Productos Sanitarios (AEMPS) emitió un informe en 2010 en el que
ordenaba su retirada del mercado tras analizar varias páginas web en las
que se decía que tiene propiedades terapéuticas y preventivas de
enfermedades tumorales, infecciosas y degenerativas. Esto no solo no
estaba demostrado, detallaba el documento, sino que el consumo de este
producto puede producir dolor abdominal, vómitos, diarrea y fallos
renales.
El MMS consiste en una solución al 28% de
clorito de sodio en agua destilada, que al activarse con algún tipo de
ácido, como el cítrico, genera dióxido de cloro, un potente
desinfectante y agente blanqueador. "El MMS es en el fondo una solución
parecida a la lejía", resume Alfredo Corell, profesor de Medicina en la
Universidad de Valladolid y vocal de la Sociedad Española de Inmunología
(SEI).
Algunos de sus partidarios, en foros y webs
de todo tipo, suelen defender el MMS argumentando también que está
considerado desde 2013 por la Comisión Europea como un medicamento
huérfano. Este concepto significa que se ha aceptado que una
empresa, mediante ciertos incentivos, investigue su eficacia para
enfermedades minoritarias, en este caso para el ELA. Pero no ha habido
novedad desde entonces en este proceso, con lo que significa que para
nada está aprobado como medicamento, ni mucho menos para cualquier
enfermedad.
Mientras tanto, Pàmies y otros defensores
de terapias alternativas siguen predicando su uso por charlas, congresos
y foros que a menudo han sido cancelados por orden de las autoridades
sanitarias. Un ataque a la libertad de expresión, según el agricultor,
que incluso montó en septiembre el congreso Salud Censurada donde se
hizo acompañar de figuras como el naturópata Txumari Alfaro o la monja
Teresa Forcades, conocida en Catalunya por cuestionar también la
vacunación.
Como era de prever, sus últimos vídeos y
escritos están dedicados al coronavirus. Además de alimentar posibles
conspiraciones en el origen del virus, defiende el dióxido de cloro como
solución para la enfermedad. "Ya estamos tratando a personas que no han
entrado en hospitales y en dos o tres días les ha desaparecido ¡Hay
personas muriéndose en hospitales y tenemos soluciones!", insiste en un
vídeo que colgó en Youtube y que acumulaba cientos de miles de visitas.
La plataforma se lo censuró, pero él ya lo ha subido a otras
plataformas.
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