lunes, 6 de abril de 2020

La voz de Iñaki Gabilondo | 06/04/20 | También entonces parecía imposible





Muchas gracias, Iñaki, por ayudar a la reflexión, que es el valor más útil de la historia: recordar para crear inteligencia y no repetir errores. Si algo destacaba en Suárez desde siempre fue su honestidad básica y su capacidad para asumir el presente sin milongas, humildemente, valorando el bien común por encima de sus propios intereses ideológicos y dogmas heredados. Su lema era "puedo prometer y prometo que haré todo lo mejor que pueda para arreglar esto". La conciencia y su determinación es el fundamento clave para dar pasos acertados aun en medio del error, es la linterna en medio del apagón. Intentar cargarse los faros en el núcleo de la oscuridad, para no ver el borde del precipicio en medio del camino y con el miserable objetivo de cargarse al conductor del autobús que lleva a todos (el gobierno) es una autocondena a morir matando ...de estupidez . La derecha si estuviese en sus cabales ya lo habría descubierto.

Creo que Suárez con los Pactos de la Moncloa fue el Alcide De Gasperi español. Los seres lúcidos del pasado deben ser motivo de aliento e inspiración, nunca fotocopias, porque ni los tiempos ni las circunstancias ni la cultura y la civilización son las mismas. Es por eso por lo que dice el refrán que nunca segundas partes fueron buenas. Las grandes soluciones lo son porque son nuevas aportaciones a nuevos retos, que por mucho que recuerden al pasado jamás son los mismos. Es importante saberlo y recordarlo. Suárez salió muy bien del reto porque no intentó imitar a Cánovas, Sagasta, Romanones, Azaña o Largo Caballero. 

Esperemos que Sánchez y su equipo gestor, junto a Podemos, inviten al resto de sensibilidades políticas a co-gobernar, aportar y cooperar en un espíritu federal sano y civilizado. Otra cosa es que haya capacidad en la oposición para civilizarse y madurar, asumir la realidad del siglo XXI, participando con inteligencia, limpieza de miras éticas y generosidad suficiente para ceder egolatrías dogmáticas ante la emergencia social, y así salir de la caverna paleolítica y dejar de ser un marrón para esa patria que tanto aclaman y tanto machacan con el martillo pilón de su misma patriotez. Nos encantaría tener una derecha presentable de la que no avergonzarnos cuando algún alemán demócrata-cristiano,o un austríaco neoliberal, resultan socialdemócratas  al lado del pp, de vox y c's.

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