Es una reacción natural de supervivencia como las migraciones de las aves en determinadas épocas del año. El proceso de descomposición de los imperios a lo largo de la historia humana cursa con esos síntomas: la retirada de las grandes acumulaciones de población a las zonas más seguras y menos pobladas, de recursos agropecuarios y hortofrutícolas , donde todo es más sencillo de gestionar y más fácil y simple de resolver, donde la convivencia es pura artesanía. Y por supuesto donde las relaciones humanas, incluso el intercambio y el trueque entre la ciudadanía son mucho más inmediatas y accesibles. Todo sucede en familia. En Villar del Humo o en Algimia de Amonacid, en Chillón o Argamasilla, el ayuntamiento está siempre abierto y el alcalde y los concejales están al día y disponibles para lo que haga falta. Solo hay un par de tiendas que se preocupan por traer lo necesario cada día, que incluso se ponen de acuerdo para no hacerse la competencia y cada una se "especializa" en unos productos determinados. Un horno que cuece el pan y hasta las verduras o la carne que se lleva allí para ahorrar gasto de combustible en las casas. Hay una ecología natural. Y el ser humano aun no ha perdido del todo el oremus.
Lo que es completamente irracional y antibiótico es lo que las sociedades imperialistas han ido haciendo, a base de abandonar el mundo rural sin tener en cuenta lo insano e inhumano del hacinamiento que indefectiblemente produce miseria en vez de la prosperidad que todos quieren encontrar, sin comprender que esa riqueza no está en otro lugar que en nosotros mismos y en la disposición con que afrontamos el día a día. De hecho las pandemias son cosa de aglomeraciones, en los pueblos pequeños es más difícil contagiarse. Aunque no imposible. La abundancia de Naturaleza alrededor y la menor contaminación medioambiental siempre son una garantía de más salud.
Esperemos que este éxodo nos lleve a la tierra prometida de otro presente y otro futuro, que es el descubrimiento de nuestra conciencia consciente, el continente-estado vital que aún no hemos descubierto como especie, se materialice, si cada día aumenta la cantidad de descubridores, ayudados por la situación de confinamiento y de refugio en el territorio del interior. Como náufragos en una isla providencial. Como Dante Nel mezzo del cammin di nostra vita/Mi ritrovai per una senda oscura/Che la diritta via era smarrita.
Nunca es tarde si la conciencia y el alma están presentes para reconocerlas como nuestro motor fundamental. Nuestro eslabón con la cuántica espiritual y energética que hace posible el cosmos y su esencia cambiante y a la vez estable, sin la menor intención de controlar y cotillearlo todo. Porque TODO se explica por sí mismo si se vive y se deja vivir. Eso que llaman dios por llamarle algo que es imposible describir y solo se puede vivir experimentando como piezas del puzle, átomos y células del mismo cuerpo, gotas del mismo océano. Amor que entiende y nunca se agota. Para el que morir es solo un paso de baile con un cambio de compás en una danza eterna. El éxodo de ida y vuelta.
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