martes, 7 de abril de 2020

Bravo, magnífico y acertadísimo monográfico sobre la maldición bancaria de la deuda exponencial y eterna en el Planeta Tierra






La tramoya

Deuda, la otra forma de la esclavitud

Pixabay.
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Hay dos formas de hacer esclavo a un ser humano. Una es la de tomarlo en propiedad y la otra consiste en anular su capacidad para tomar decisiones libres sobre su vida, sobre su presente y su futuro. Esto segundo es lo que consigue la deuda.
Tanto es así, que en la Ley de las XII Tablas de Roma se establecía que si un ciudadano romano no podía pagar una deuda a otro éste podía hacerlo esclavo y venderlo para cobrársela o incluso matarlo. Una vez que el juez declarase el impago, el acreedor exhibía al deudor junto a su mujer y sus hijos durante sesenta días en tres mercados públicos de esclavos mientras proclamaba en público la situación y el dinero que le debía, hasta que apareciese alguien que los comprara.
De la esclavitud que significa la deuda se fue consciente desde la antigüedad y algunos pueblos como los sumerios, babilonios y asirios trataron por diversos procedimientos de evitar que ese tipo de esclavitud acabara con ellos. Incluso hay una palabra que nació para referirse a un momento en el que las deudas se anulaban para que no siguieran creciendo sin cesar, jubileo.
Esta palabra proviene de yobel que en hebreo era el cuerno de un carnero que se utilizaba para anunciar la fiesta que se celebraba cada cincuenta años y en la que se anulaban las deudas y se devolvían las tierras a quienes las habían tenido que vender antes, para que la pobreza y la desigualdad no siguieran creciendo por su causa. Se usó en la Biblia y fue traducida al latín por iubilare, que eran los gritos de alegría de los pastores, de modo que la palabra jubileo terminó significando alegría o gozo.
Los jubileos de la deuda se han producido casi siempre. El Código Hammurabi, de 1750 años antes de Cristo, también obligaba a cancelar las deudas en tiempos de inundaciones o sequías y todos lo gobernantes de la dinastía babilonia comenzaban su reinado anulando las deudas agrarias. También se encontraba en la Ley de Moisés y en Roma, Julio César estableció también diversos procedimientos para evitar que la deuda no ahogara por completo a los deudores.
Desde hace años vivimos en una economía que funciona impulsada principalmente por la deuda debido a cinco razones principales.
  • Se han impuesto políticas que disminuyen constantemente la masa salarial. Con menos capacidad adquisitiva, las familias tienen que recurrir permanentemente a la deuda. Y con con menos masa salarial, las empresas que producen bienes y servicios tienen menos ingresos y también han de endeudarse constantemente.
  • Desde los años setenta del siglo pasado, los bancos privados consiguieron que se estableciera la prohibición de que los bancos centrales financien a los gobiernos sin interés. Al prestarles ellos el dinero con los intereses más altos posibles, la deuda pública se ha disparado. Como he repetido muchas veces, desde 1995 a la actualidad, todo el incremento de la deuda pública en la totalidad de la Unión Europea corresponde a intereses y así ocurre en otros países.
  • Los bancos privados tienen el privilegio de crear dinero de la nada cada vez que conceden un préstamo (quien tenga dudas de esto puede leer cómo lo explica el Banco de Inglaterra aquí). Y es lógico que utilicen todo el poder económico y político que eso les proporciona para expandir el negocio lo más posible: ¿quién no ha vivido la experiencia de las tasadoras de los bancos aumentando el precio de las viviendas o el suelo que se iba a hipotecar o la de recibir préstamos por más del valor de la vivienda que se hipotecaba?
  • Los títulos de la deuda no se quedan quietos, guardados en un cajón cuando se emiten, sino que, gracias a las nuevas tecnologías, se pueden volver a comprar y a vender miles de veces por segundo en los mercados financieros creando nuevos títulos (productos derivados se llaman) que a su vez se compran mediante operaciones de crédito que aumentan sin cesar el volumen total de la deuda.
  • Finalmente, resulta que la deuda se alimenta a sí misma. Un préstamo al 7% por ciento de interés se duplica en diez años, y eso quiere decir que quienes se endeudan pasan todo la mayor tiempo pagando intereses. Hoy día los gobiernos,y muchas familias y empresas, tienen que emitir deuda constantemente para pagar los intereses de la deuda anterior.
El crecimiento de la deuda en todo el mundo es espectacular y no hace falta ser un premio nobel de economía para darse cuenta de que lo hace alimentándose a sí misma, puesto que crece muchos más que la producción. De 1997 a 2007 el PIB mundial creció un 28,1% y la deuda un 131%, 4,6 veces más. Y de 2007 a la actualidad el PIB mundial ha aumentado un 14,4% y la deuda un 44%, el triple.
La deuda crece tanto que se ha llegado a producir una paradoja: no hay dinero en el mundo para pagarla puesto que es dos veces y media más voluminosa (unos 257 billones de dólares) que toda la cantidad de dinero que hay en la economía mundial (algo menos de 100 billones).
Las políticas de austeridad que se imponen a los gobiernos con la excusa de que así podrán pagar la deuda son una farsa. Nunca podrá llegar a pagarse por completo por muchos recortes que hagan. Lo único que se consigue con ellos es que la deuda siga aumentando, que es justamente lo que buscan quienes se hacen cada día más ricos con ella, los bancos.
Y ya he señalado que la mayor parte, por no decir toda, de ese crecimiento vertiginoso corresponde a intereses: más de 300.000 millones de euros están pagando cada año la totalidad de los países europeos por ese concepto y Estados Unidos pagó 574.000 millones de dólares en 2019.
Hace unos años, cuando terminé de dar una charla sobre estos temas y defendí que era necesario cortar de raíz el incremento absurdo de la deuda mundial a base de pagar intereses a los bancos privados, uno de los asistentes intervino y me dijo: "profesor, es usted un iluso si propone que se dejen de pagar las deudas en el capitalismo. Hasta los católicos han dejado de decir en el Padrenuestro perdona nuestras deudas como nosotros perdonamos a nuestros deudores y ahora dicen que lo que hay que perdonar son las ofensas". Lo comprobé y así era, pero cuando investigué vi con alegría que la Iglesia Católica no parecía ser del todo un enemigo de mi propuesta. El Papa Juan Pablo II había propuesto que se celebrara un Jubileo Universal en el año 2000 que acabara con la deuda externa de los países más pobres. Y en febrero de 2016 el Papa Francisco precisamente recordaba a los peregrinos el sentido del jubileo de los israelitas, el del diezmo que prescribía que "la décima parte de la cosecha, o de lo proveniente de otras actividades, fuese dada a quienes estaban sin protección y en estado de necesidad", o la ley "de las primicias" que obligaba a dar "la primera parte de la cosecha, la parte más preciosa" a quienes no poseían nada.
El Papa Francisco dijo en aquella intervención de hace justo cuatro años: "¡Cuántas familias están en la calle, víctimas de la usura! Por favor, recemos porque en este Jubileo el Señor elimine del corazón de todos nosotros este deseo de tener más, la usura. Que se vuelva a ser generosos, grandes. ¡Cuántas situaciones de usura estamos obligados a ver y cuánto sufrimiento y angustia llevan a las familias! Y muchas veces, en su desesperación, muchos hombres terminan en el suicidio porque no lo soportan y no tienen esperanza, no tienen la mano extendida que les ayude; sólo la mano que viene a hacerles pagar los intereses. Es un grave pecado la usura, es un pecado que grita en la presencia de Dios".
Yo creo que sus palabras no tiene sólo un sentido religioso sino elementalmente ético. Sea cual se nuestra creencia, tengamos o no fe en cualquier dios, lo cierto es que estamos siendo esclavos de la deuda y de sus intereses. No hay derecho a que cuando la gente está muriendo por falta de recursos, como ahora, cuando la economía se bloquea y se paralizan las fuentes de creación de ingresos, la única solución que encuentren nuestras autoridades, y muy en particular los dirigentes de la Unión Europea, sea crear más deuda con interés para que se enriquezcan los bancos y para que el día de mañana seamos todavía más esclavos que ahora. Es imprescindible establecer un jubileo universal de la deuda. Otro día explicaré cómo se podría hacer para que sus consecuencias no sean peor que el problema que se trata de resolver. Si no lo hacemos por convicción moral, guiados por una ética elemental de la vida y del amor a los demás, al menos, autoridades de todo el planeta, banqueros de todo el mundo, háganlo por puro egoísmo, porque en la red de la deuda también perecerán ustedes sus hijos o sus nietos.

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 Algunas aclaraciones que me parecen imprescindibles: Precisamente la iglesia católica no es un ejemplo al respecto, una cosa es su máscara y otra su verdadera sustancia, o sea, una cosa son  sus bonitas palabras y otra sus acciones. 

Ojalá hiciese lo que predica. Sería lo mejor que podría pasarle a este mundo. Pero no es así. Ella también vive de la deuda que ha creado entre el hombre y Dios, mediante el miedo, la mentira profesionalizada y la manipulación de las conciencias, al apoderarse nada menos que de la facultad para perdonar o condenar en el nombre de Dios, sin que en ningún momento Dios le haya adjudicado semejante atributo. Además, se alimenta de los impuestos que no paga, pero sí pagan los demás. Sobre todo los menos favorecidos por los privilegios evasores. Al fin y al cabo es un estado político y económico, comercial (comercia con emociones, sentimientos y necesidad de orientación como "intermediaria" entre lo humano y lo divino, que en realidad es la misma sustancia en diversos estados) y con esa excusa maneja poderes, estatus, finanzas e inversiones en el mundo entero, y si algún papa, como pasó con Albino Luciani, quiere acabar con semejante aberración, se le quita del medio sin más y sin dar cuentas a nadie, que para eso es un estado independiente y tiene hasta su propio derecho canónico. 

Esa iglesia-estado no tiene el menor empacho de pactar con tiranos y genocidas, si son de comunión diaria y mantienen concordatos que les permiten tener hasta capellanes castrenses con sueldo del ejército, que bendigan sus cotarros y hagan la vista gorda con sus crímenes y hasta conviertan esa vista gorda en "virtud" (véanse las dictaduras de España con Franco, Argentina con Videla, Chile con Pinochet, Bolivia con Hugo Banzer, etc...) No tienen ningún sentido de jubileo banefactor  con los propios sacerdotes católicos que han dado hasta la vida por aportar al mundo la Teología de la Liberación, es decir la aplicación social de las Bienaventuranzas evangélicas, acusándolos de "marxistas" y de herejes por predicar con el ejemplo la igualdad, la justicia, la compasión verdadera de la fraternidad sin clases ni castas, y el amor del pueblo de Dios, que no son solo los bautizados, sino todos los seres humanos sin excepción, empezando a mirarlos desde los más necesitados y castigados sistemáticamente por "los dioses" del dinero, el poder y la mentira. Con una pederastia repugnante y "bendecida" en los hechos aunque condenada de boquilla, son los mercaderes en el templo que describe el Evangelio. Viven igual que aquellos cuyos actos y formas de vida critican y condenan. Jesús les habría tirado los puestos desde el 313 de esta Era, cuando vendieron el alma "al príncipe de este mundo" y se avinieron a ser los Pontífices del Imperio Romano con Constantino, un vivales de cuidado, que solo quería salvar el patrimonio imperial heredado, que el cristianismo se estaba cargando con el amor, la solidaridad, la igualdad y la sencillez de vida fraternal. 

Esa iglesia madrastra ha olvidado desde siempre a la Cenicienta del Apocalipsis en el desván de su alzeihmer interesado, pero el Espíritu, -mediante su revelación que encuentra quien busca en su interior las respuesta que no puede encontrar fuera, donde no las hay si no hay conciencia-, la encuentra y le pone el zapato que perdió en el baile de los prejuicios y de las condenas. Del miedo al conformismo del tiempo que se acaba, porque la madrastra y sus socios imperiales quieren que nadie descubra quién es Cenicienta en realidad: la manifestación plural y unida del infinito en la materia y su evolución. 

La madrastra realmente, ya está derrotada por sí misma, solo es un paripé que vive de un discurso robado a la Legítima Heredera del tesoro divino: la Humanidad que puede renacer y renace, descubriendo que en realidad Jesús no murió nunca, solo cambió de estado y se quedó en la Tierra en forma de pobres, de agobiados, de maltratados, de enfermos, de humillados, de incomprendidos , de desahuciados, de parados, de kelis, de repartidoras abusadas de Amazón o de Glovo, de niños sin comedor ni escuela pública, de inmigrante sin papeles encerrados en un CIE...De todos y todas quienes no se pueden comprar un ático-casoplón, ni vivir en un palacio arzobispal, ni inmaticularse catedrales y heredar edificios enteros sin que el estado les cobre el IBI...

Creo, querido Profesor Torres López que si hubiese conocido a Ignacio Ellacuría, a Luis Espinal, a Rutilio Grande, a los hermanos Cardenal o a Leonardo Boff y a Jon Sobrino, tendría una visión de la iglesia católica más cerca de Lutero que de Roma, y más cerca de Jesús y de Karl Marx, que del papado y sus secuelas. En el Infierno de la Divina Commedia, como en la Inquisición que después se ha llamado Santo Oficio, hay mucho cabo que atar. No es oro todo lo que reluce. Y por esos estamos como estamos. 

Los gestores actuales de la deuda mundial se han educado en un mundo "cristiano", y son recibidos por los papas como si tal cosa...Claro, los papas son Jefes de estado y tienen que cumplir el protocolo...¿Se imaginan a Jesús en ese plan? ¿Se imagina qué haría Jesús ahora? No creo que fuese papa, si cada vez que le intentaban nombrar "mesías" salía corriendo y se retiraba al monte a orar y espantar fantasmas egolátricos.

El jubileo de la iglesia no es lo que parece, es otra pegatina más para vender el mismo engaño, por eso solo reduce a borrón y cuenta nueva los pecados ajenos, obviamente, los propios no existen, los ratones nunca pueden poner el cascabel al gato. Faltaría más. ¿Cómo va a ser pecado dar la comunión a un asesino en serie como Videla o pasear al genocida el El Pardo bajo palio como el Santísimo Sacramento? ¿Cuándo se ha arrepentido esa "madre" iglesia de sus crímenes a veces cometidos como actos religiosos y a veces en modo cómplice sin pudor alguno, algo que solo tiene dos explicaciones: o es porque se piensa y se siente lo mismo que los tiranos o es que se quiere aprovechar la situación para adquirir poderío en el estado siendo la única religión "oficial" con influencia política a tutiplén.

El jubileo literal sí que debería implementarse cuanto antes en la economía mundial, pero la iglesia no es una referencia sana como modelo recomendable para un mundo más justo. Pero esa iglesia-engañifa, si tuviese alma y conciencia, debería hacer lo que hace años le recomendó Pedro Arrupe, el jesuíta, a Pablo VI cuando le culpó de querer cargarse la Compañía de Jesús que había fundado Ignacio de Loyola, otro vasco como él: 'el último que apague la luz', dicen que le respondió Arrupe. Un hecho que le valió el rechazo y la confinación  silenciosa hasta su muerte, en la misma Roma del imperio de siempre. 

Esa negra historia no impide para nada la bondad y la generosidad de los católicos sanos y , casi siempre, ignorantes del entramado que están sosteniendo y ocultando como trampantojos haciendo por rutina devocional un trasvase del amor universal de Dios a un montaje hecho en su nombre, al que Juan de Patmos en La Revelación, que llamamos Apocalipsis, identifica con la prostituta que habita en la ciudad de las siete colinas, corrompida hasta el tuétano con los poderosos de la Tierra, cuya verdad quedaría evidente al fin de unos tiempos insostenibles, pero también liberadores para el Pueblo que ha superado la gran tribulación. Lo llama la Ciudad de Dios




Miremos lo que hay y reflexionemos sin prejuicios ni dogmas endosados por nuestras propias familias y tradiciones, que nos resultan entrañables por los lazos afectivos y rituales que se han colado como 'sacramentos' y fiestas de guardar y celebrar durante siglos. Blanco es gallina lo pone.
Encontrar a Dios es imposible si se le busca donde no le dejan sitio para estar. Porque de invasor y "poderoso" a la manera religiosa, no tiene nada. Y donde la manifestación, el encuentro/regreso, o "parousía" ni se ve, ni se espera porque todo lo llenan los sermones, las limosnas que sustituyen a la justicia del Amor y la dignidad, las procesiones, la fiesta y el duelo, las casullas y los altares, con el santo rosario y ...¡sus misterios! Sobre todo, eso, misterio va y misterio viene...Y precisamente 'eso' que llaman Dios es lo menos misterioso que hay. Es la luz de la realidad brotando en cada paso que damos, en cada error o acierto, que para esa realidad transformadora y discreta, humilde y respetuosa con nuestros procesos, silenciosa y plena, es lo mismo...Lo tenemos tan a mano que por eso no "se ve", pero se puede sentir, notar, percibir y en ese click constante y perceptivo, descubrir cada día, sin instagram de por medio, como una hierbecita en primavera, nuestros cambios irreversibles de sensibilidad y de mirada. De la rutina y el "ya lo sabía", a la sorpresa y al 'qué más da si no lo sé...' no pasa nada por no tener cobertura, si la cobertura más fiable y sana somos nosotros cuando descubrimos esa evidencia, incluídos en el puzle del Uno.  Y que no es un flash, que llega y se va, que es Vida, respiración, inspiración, intensidad, salud y ánimo en los peores momentos.

 Otra vida y otro mundo son posibles, mucho más sanos y reconfortantes,  sin tener que dejar este plano. ¡Y todo gratis!, que lo llevamos puesto como la piel o los huesos. 
Lo mejor de todo es descubrir que "sí se puede", pero, eso sí,  hay que darle la vuelta al caleidoscopio.  





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