GOBIERNO DE COALICIÓN
Los ministerios del “sí se puede“ y del “yo sí te creo”
- Iglesias reclama a los movimientos sociales: "No dejéis de presionarnos"
- Irene Montero, en su toma de posesión como ministra de Igualdad, hace un guiño a las mujeres trans
Hace
frío en los ministerios. Y eso que hoy los edificios que albergan buena
parte de la actividad burocrática del Estado estaban de trajín. "Nunca ha visto tanta gente este ministerio",
comentaba, una mujer acreditada como funcionaria de Sanidad esta
mañana. El salón de actos que toma el nombre de Ernest Lluch, exministro
socialista asesinado por ETA, estaba a rebosar. Los periodistas
escribían sentados en el suelo y los saludos y abrazos se repetían en un
día de emociones manifiestas. Un par de horas más tardes, abrazos y
besos en Alcalá 37, edificio, custodiado por el mítico Metrópolis de
Madrid, que albergará el nuevo Ministerio de Igualdad.
En la sala Ernest Lluch, una despedida, la de la exministra de Sanidad María Luisa Carcedo, quien deja Sanidad, cartera que recibía Salvador Illa, del PSC, y Consumo, recogida por Alberto Garzón, de IU. Illa ha aprovechado para comprometerse a trabajar "por el derecho a la salud" por igual con "todas las comunidades autónomas". "Vengo a escuchar y resolver", ha especificado el secretario de organización de los socialistas catalanes, ante un muy emocionado Miquel Iceta, que se ha mostrado en los corrillos satisfecho de que su colega vaya a desempeñar esta función en el nuevo gobierno.
Garzón, por su parte, que portaba en la solapa el triángulo invertido rojo (también lo ha lucido Pablo Iglesias), símbolo de los republicanos víctimas de los campos de concentración nazis, escenificaba el regreso del "hilo rojo de la historia" al Gobierno de España. Regresan militantes del PCE al Consejo de Ministros, algo que no ocurría desde la II República. El coordinador federal de IU se estrenaba como ministro agradeciendo a "miles de hombres y mujeres que hicieron enormes sacrificios para que esto de hoy fuera posible", personas "con nombres y apellidos o anónimas" que lucharon por la democracia.
El compromiso de Garzón, "mejorar la vida de las familias trabajadoras" desde el Ministerio de Consumo, así como "la defensa de los servicios públicos, necesarios para los retos del futuro". "Vamos a dejarnos la piel para cumplir con el acuerdo establecido políticamente y para estar al servicio de que este país pueda tener un futuro brillante, y no regrese a las alternativas oscuras que nos quieren llevar quienes creen que el odio", ha añadido.
Previamente a Illa y Garzón, recibía la cartera el vicepresidente segundo y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030, Iglesias, de la mano de la vicepresidenta primera, Carmen Calvo. "Sí se puede", ha coreado el auditorio, grito transportado de las plazas al palacio ministerial. Un palacio, que, en realidad, no es tal, y así lo ha recordado el nuevo vicepresidente: "Este edificio fue la sede del Sindicato Vertical. Que hoy estemos aquí habla bien de nuestra historia". El líder de Podemos visualiza que este Gobierno será "fuerte" y que se guiará por el "compañerismo", agradeciendo a Pedro Sánchez que haya tenido "visión" para conformar "un Gobierno plural de enorme capacidad política y técnica".
“Para dialogar, preguntar primero, después escuchar”, parafraseaba Iglesias a Antonio Machado para terminar. Antes, agradecía la labor de los movimientos sociales, "que han peleado durante la última década por la justicia social" a los que les reclama: "No dejéis de presionarnos". Quiere inaugurar así, el líder morado, "la década del constitucionalismo democrático", con el objetivo de "garantizar, blindar y ampliar derechos sociales".
Momento de rabia e indignación cuando la nueva ministra ha condenado un "nuevo asesinato machista", el cual ha tenido lugar en la localidad manchega de Puertollano. Un hombre mataba a su mujer y luego se suicidaba, suponiendo el segundo asesinato machista en lo poco que llevamos del 2020. Tras esto, en su discurso ha reivindicado las luchas anteriores feministas. Desde Concepción Arenal, Federica Montseny y Clara Campoamor, a las feministas de los 70 o a "las pioneras adúlteras, lesbianas y trans, que pelearon por su libertad en Madrid". También ha tenido palabras de agradecimiento para las socialistas Bibiana Aído, Soledad Murillo y María Teresa Fernández de la Vega.
"No nacimos mujeres, llegamos a serlo", ha parafraseado a Simone de Beavoir, y hay quien ha visto en esta frase un segundo guiño a las personas trans. "El feminismo es la primera línea en la lucha por la vida", ha asegurado Montero, nueva ministra de Igualdad.
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Un apunte para Irene Montero:
En la sala Ernest Lluch, una despedida, la de la exministra de Sanidad María Luisa Carcedo, quien deja Sanidad, cartera que recibía Salvador Illa, del PSC, y Consumo, recogida por Alberto Garzón, de IU. Illa ha aprovechado para comprometerse a trabajar "por el derecho a la salud" por igual con "todas las comunidades autónomas". "Vengo a escuchar y resolver", ha especificado el secretario de organización de los socialistas catalanes, ante un muy emocionado Miquel Iceta, que se ha mostrado en los corrillos satisfecho de que su colega vaya a desempeñar esta función en el nuevo gobierno.
Garzón, por su parte, que portaba en la solapa el triángulo invertido rojo (también lo ha lucido Pablo Iglesias), símbolo de los republicanos víctimas de los campos de concentración nazis, escenificaba el regreso del "hilo rojo de la historia" al Gobierno de España. Regresan militantes del PCE al Consejo de Ministros, algo que no ocurría desde la II República. El coordinador federal de IU se estrenaba como ministro agradeciendo a "miles de hombres y mujeres que hicieron enormes sacrificios para que esto de hoy fuera posible", personas "con nombres y apellidos o anónimas" que lucharon por la democracia.
El compromiso de Garzón, "mejorar la vida de las familias trabajadoras" desde el Ministerio de Consumo, así como "la defensa de los servicios públicos, necesarios para los retos del futuro". "Vamos a dejarnos la piel para cumplir con el acuerdo establecido políticamente y para estar al servicio de que este país pueda tener un futuro brillante, y no regrese a las alternativas oscuras que nos quieren llevar quienes creen que el odio", ha añadido.
Previamente a Illa y Garzón, recibía la cartera el vicepresidente segundo y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030, Iglesias, de la mano de la vicepresidenta primera, Carmen Calvo. "Sí se puede", ha coreado el auditorio, grito transportado de las plazas al palacio ministerial. Un palacio, que, en realidad, no es tal, y así lo ha recordado el nuevo vicepresidente: "Este edificio fue la sede del Sindicato Vertical. Que hoy estemos aquí habla bien de nuestra historia". El líder de Podemos visualiza que este Gobierno será "fuerte" y que se guiará por el "compañerismo", agradeciendo a Pedro Sánchez que haya tenido "visión" para conformar "un Gobierno plural de enorme capacidad política y técnica".
“Para dialogar, preguntar primero, después escuchar”, parafraseaba Iglesias a Antonio Machado para terminar. Antes, agradecía la labor de los movimientos sociales, "que han peleado durante la última década por la justicia social" a los que les reclama: "No dejéis de presionarnos". Quiere inaugurar así, el líder morado, "la década del constitucionalismo democrático", con el objetivo de "garantizar, blindar y ampliar derechos sociales".
Montero hace un guiño a las mujeres trans
lrene Montero tomaba cerca de las 14 horas posesión como ministra de Igualdad, un ministerio de nueva creación que surge de la anterior Secretaría de Estado de Igualdad. Un paso adelante de este nuevo gobierno de coalición, al que Montero no ha dudado en calificar de "feminista". Ha recibido la cartera de Calvo, que en la legislatura pasada gestionaba esta competencia. La vicepresidenta primera se ha mostrado satisfecha por este traspaso, "algo deducible de la imagen" de cada una: Calvo, 62 años; Montero, 31 años. Ha destacado la socialista "la importancia para el feminismo de un relevo generacional".Momento de rabia e indignación cuando la nueva ministra ha condenado un "nuevo asesinato machista", el cual ha tenido lugar en la localidad manchega de Puertollano. Un hombre mataba a su mujer y luego se suicidaba, suponiendo el segundo asesinato machista en lo poco que llevamos del 2020. Tras esto, en su discurso ha reivindicado las luchas anteriores feministas. Desde Concepción Arenal, Federica Montseny y Clara Campoamor, a las feministas de los 70 o a "las pioneras adúlteras, lesbianas y trans, que pelearon por su libertad en Madrid". También ha tenido palabras de agradecimiento para las socialistas Bibiana Aído, Soledad Murillo y María Teresa Fernández de la Vega.
"No nacimos mujeres, llegamos a serlo", ha parafraseado a Simone de Beavoir, y hay quien ha visto en esta frase un segundo guiño a las personas trans. "El feminismo es la primera línea en la lucha por la vida", ha asegurado Montero, nueva ministra de Igualdad.
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Un apunte para Irene Montero:
No es por llevaros la contraria ni a ti ni a Simone de Beavoir, ni por tener ideas fijas preconcebidas al respecto, sino por pura evidencia, observación y conocimiento de los fenómenos naturales: sí, carinyet, nacemos mujeres y hombres, a veces solo por fuera, otras solo por dentro y otras en las dos modalidades. La humanidad aun no ha podido superar ese fallo técnico de su naturaleza ¡qué le vamos a hacer!
Otra cosa es lo que decidamos hacer a posteriori con nuestra condición genérica interna y externa. A lo que tenemos todo el derecho del mundo, faltaría más. Lo mismo que cuando no nos gusta nuestra nariz o nuestro cuerpo, decidimos operarnos y cambiar su forma. O cuando no nos gusta ser morenas y nos teñimos la pelambrera en rubio platino o viceversa. Y no por eso afirmamos que nacimos sin nariz o sin color de pelusilla capilar recién nacida. La serenidad en la observación y el equilibrio de la mente es importantísimo a la hora de dirigir un ministerio de cualquier cosa, pero especialmente de Igualdad. La Igualdad requiere más dosis de equilibrio por su esencia intrínseca. Ser iguales significa que las diferencias de cualquier tipo no nos van a desigualar ni a marcar con una cruz y que esa misma igualdad nos da los mismos derechos, se nazca con el género que se nazca, en el caso de desacople entre psique y cuerpo físico, lleva su proceso asumir que una o uno no se siente identificada con su sexo físico, ese descubrimiento para el o la sujeto protagonista, debe ser desconcertante cuando se toma conciencia de esa realidad subjetiva como contraste con la realidad objetiva, la sociedad y la familia tienen una importancia capital en la resolución, en el respeto, el apoyo y la confianza, pero eso no quiere decir que una mujer no haya nacido con un cuerpo femenino y un hombre con un cuerpo masculino, aunque eso le suponga un verdadero tormento, y decida por ello transformarse en hombre o mujer respectivamente.
Se nace hombre o mujer, por supuesto, pero la conciencia acaba por hacer posible un cambio si por dentro se siente esa identificación inevitable con lo opuesto y la desconexión con la percepción de la propia apariencia. Esa es la realidad. Y no hay que tergiversarla frívolamente porque Beavoir lo viese de ese modo. Hacer nuestros los dogmas ajenos por moda, porque se lleva o porque da votos, es muy cutre, y si es por convicción ajena asumida sin más es borreguismo insensato, tanto como rizar el rizo del absurdo llamando "señoros" a los hombres sin ton ni son, para dar la nota. En realidad ni "señor" ni "señora" deberían ser palabras en uso a estas alturas de la civilización, son secuelas heredadas y aplicadas sin reflexionar que ya no responden a una realidad democrática e igualitaria en la que no hay amos y esclavos, la palabra "señor" y "señora" es clasista e injusta, sin más, el concepto original es el "dominus" y "domina " latinos (dueño y dueña) propio de los esclavos para dirigirse a emperadores, emperatrices, patricios y patricias. Pero con el tiempo se cambió por "senex" masculino y "senis/seniae" en femenino, que significa "viejo" y "vieja", persona madura digna de respeto pero ya sin "dominio", aunque eso duró poco, porque el "senior" y la "seniora" acabó aplicado a los reyes, reinas y jerifaltes con poder y personajes importantes, hasta aplicarlo a dios y a la virgen en el catolicismo. Es un anacronismo que no merece retoques sino eliminación sin más y que sean nuestros nombres a secas lo que nos identifique. En la igualdad ya no caben "seniores" ni "senioras", el respeto se merece por el solo hecho de existir y de ser.
Hay otra realidad en nosotros y nosotras, que no nos la explican porque seguramente no se detecta sino es como una anomalía, ni se estudia en las facultades ni en las escuelas e institutos: el ser humano es andrógino, tiene dentro su opuesto, como dicen en Oriente su yinn y su yang. Toda mujer lleva dentro su fuerza masculina para equilibrar su exterior y todo hombre lleva dentro su sensibilidad femenina para equilibrar lo que le falta a su brik externo. Somos completos, en la pareja de sexo opuesto se busca el espejo del yo invisible, hasta en las parejas homosexuales, pero se nos educa en la carencia del "otro" lado de nuestra misma realidad. Así que en unos tiempos como estos, de rápida evolución, esa condición se hace más patente y más traumática porque sobre todo se relaciona con la sexualidad dejando de lado todos los demás aspectos del ser, que son fundamentales para el equilibrio de toda la estructura humana.
Así que deberemos aprender desde el feminismo humanista, que la homosexualidad, la bisexualidad y la transexualidad son estados evolutivos de nuestra condición natural hacia un nivel de conciencia más completo y menos dependiente, que unos y unas experimentan según su nivel evolutivo, lo que no quiere decir que ser heterosexual sea una anormalidad, simplemente son estados modificadores individuales, no sambenitos. Vamos como especie hacia un estado más empático y menos posesivo, en el que se irá desidentificando y armonizando el afán de control que ahora se llama "amor", pero que no lo es, es una inmadura actitud de apego ansioso, de controlar y dominar por medio de las emociones que aun no somos capaces de convertir en sentimientos. Y desde ese estado se explica la violencia de género acentuada, la lógica oposición feminista y el pánico machista a la desorientación y al abandono, que en ese nivel se considera humillante y ofensivo, una rotura de esquemas atávicos, que en realidad es liberación de esos corsés, pero que el patriarcado no sabe encajar aun, como tampoco saben hacerlo las mujeres que ven el feminismo solo como un instrumento de poder y de revancha contra los machos del corral, en realidad ese impulso vengativo es igualmente machista. A más conciencia en el lado más despierto de la balanza, más resistencia y miedo a perder poder y control por el lado menos despierto.
Conviene que quienes estén al cargo de organizaciones e instituciones de Igualdad se calmen, se equilibren, no hagan demagogia facilona y se pongan al día en este terreno, para evitar agravamientos mediante una estéril y brutal guerra de sexos, que está produciendo tanta muerte violenta, tanto miedo y odio, como tantos daños irreparables, y hasta está convirtiéndose en ideología dogmática que puede lesionar más aun las relaciones sociales y la convivencia. No se trata de volver al pasado como intenta la derecha, ni de engancharnos eternamente a la acción-reacción de una lucha agotadora e inútil porque es un callejón sin salida, sino de afrontar desde el presente un futuro que dependerá de cómo gestionemos el ahora y superemos las secuelas del ayer. Antes que mujeres y hombres somos seres humanos completos creciendo juntos en el mismo rincón del Universo y tenemos en nuestras manos el poder y la oportunidad de cambiar y crear lo que de verdad nos beneficia y nos posibilita reconocernos como piezas únicas del mismo puzle cósmico y terrestre. Una tarea apasionante y maravillosa cuando la podemos comprender y asumir. Somos en realidad amor e inteligencia, pero estamos en modo semilla. Hay que llegar a ser árboles, flores y frutos para volver a ser semillas más avanzadas e innovadoras. ¡Ánimo, que vale la felicidad y no la pena!
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