sábado, 25 de enero de 2020

El reino de la tontuna es peligrosísimo. Ains!



La trifachosis cada día nos sorprende a peor. Ya no se sabe si la cosa es aposta o sin querer, ni cómo se puede estar en un plano de constante desquicie e incapacidad absoluta para razonar mínimamente sin acabar en el psiquiatra y que aun se pueda tomar en serio una distorsión total y constante de la realidad. Que esta falta absoluta de respeto y ofensa a la inteligencia personal y colectiva no tenga límites, ni haya recursos constitucionales para ponerle freno a la locura es ya el umbral de la locura misma. 

La República de Venezuela tiene un presidente legítimo elegido por el pueblo, pero tiene una casta adinerada y minoritaria que no quiere pagar impuestos justos por sus ganancias ni que disminuya la explotación de los trabajadores, ni que los derechos de los pobres se respeten en igualdad con los suyos, es más esa casta desea sin más que sus derechos se conviertan en deberes para la chusma mindundi, por ello el actual estado venezolano es un verdadero trastorno para la casta adinerada que suele tener la pasta en el extranjero y estar patrocinada por el imperio USA, que desea sobre todas las cosas una Venezuela dependiente de él, que le facilite apoderarse del petróleo, que para más inri desde que el pueblo votó a la izquierda, es un bien venezolano y no una explotación de los USA. 
Que Felipe González se codea encantado con esa casta venezolana es un hecho desde los tiempos de Rafael Caldera en su segunda presidencia, como lo son sus inversiones particulares de capital en aquel país, que desde la llegada del socialismo venezolano al poder, -qué oxímoron, los dos conceptos "socialistas" transoceánicos ¿verdad?- seguramente no le rentan lo que rentaban en sus buenos tiempos. De ahí se deriva la deriva de González hacia un capitalismo depredador y sin tapujos. Desde su ruptura estratégico-trepa con el marxismo, González fue quitándose a capas los residuos de su vieja condición socialista, de boquilla, obviamente. Primero fue el lifting, luego el peeling, después la liposucción, más tarde fue la cirugía plástica del tao con los gatos chinos, y por último salir del armario a cuerpo gentil con todo el conjunto de intervenciones a cara descubierta, una cara mucho más consistente, compacta y dura, durísima, que con el tiempo ha adquirido ya una condición de pirámide o de esfinge tal vez. Monumental. Que ahora defienda sin pudor lo que lleva décadas aprovechando y disfrutando, es completamente lógico. Que el Psoe no le haya retirado el carnet de militante y siga aceptando sus palabras, criterios y actos,como si hablase el Oráculo de Delfos es lo que no se entiende desde ningún punto de reflexión lógico y moral. 
Por tanto en esas condiciones no es nada raro que sus opiniones coincidan plenamente con las del trifachito a tutiplén. Si no hay conciencia las ideologías y los dogmas importan poco; se diluyen como azucarillos e incluso se pueden sustituir por todo lo contrario, en el filo de la navaja de lo conveniente, de lo responsable, de lo prudente, de lo necesario. ¿Qué tendrá que ver el marxismo con el engendro de China o de Rusia, que han conservado la estructura de poder comunista de la peor especie aplicada a un capitalismo salvaje, o sea, tomando los peores y más degradantes ingredientes de las dos opciones? Es el caso de González, ni más ni menos. Que la derecha borderline haga piña con él, es natural, pero que la prensa le considere un hábil Montesquieu del enjuague, le siga escuchando y haciéndose eco de sus sofismas tóxicos, sin más análisis que el del humor, deja a los medios por los suelos, sobre todo porque demuestran la frivolidad con que se toman la información y la investigación de causas y efectos de largo alcance, mirando con lupa la gota de agua mientras la inundación se lleva todo por delante. 

Tal vez los barones socialistas que apoyan y admiran el gonzalismo solo porque gobernó cuatro legislaturas sin preguntarse si precisamente ese empacho de poder mal gestionado desde el podio sin que la realidad social interviniese, no fue una de las causas de que el socialismo en España se haya ido quedando en un pastiche donde Marx escandaliza mucho más que el Ibex y la corrupción, los esbirros venezolanos de Trump se aplauden , como si fueran las brillantes inteligencias de Ayuso o Casado, o las de vox.  Ese Psoe deficitario y acomodado en las cúpulas y sorprendentemente sano en las bases, ha dejado en evidencia que la izquierda se queda con IU y los movimientos de base social, como Compromis, Teruel Existe, Más País, Bildu, Esquerra, BNG, y lo que queda aun de decente e iluso en Podemos, que sigue bailando entre lo imaginario y lo real.

Que el marxismo tiene que evolucionar con el ser humano es algo tan natural y necesario como evidente, y una riqueza enorme para la conciencia colectiva y su tarea de crear planos más avanzados y sanos en la gestión social de las comunidades humanas, que pueden y deben cambiar de estructuras vitales por pura ecología social, pero nunca prescindir del eje humanizador, empático, lúcido y ético que nos libera de la degeneración y de vivir en el constante absurdo cavernario sin más objetivo que una supervivencia y un expolio de la naturaleza y de la misma vida, ya carente de sentido en semejante aberración. 

De  la derecha no se puede esperar algo mejor, que la estupidez de pedir la dimisión de un ministro por coincidir en un viaje con una representante política de un país en conflicto. Está cada día más claro dentro de sus tinieblas que lo suyo es un camino disparado y agotador hacia el final de un modo dinosáurico-reptiliano de entender la existencia ( en la fábula de la creación en la Biblia, es una serpiente,-animal que se arrastra y trepa reptando-  la que  engaña a los humanos con la tentación de convertirse en dioses -siempre el enganche al poder-  yendo a lo suyo cada uno desde los egos ignorantes y depredadores). Ese impulso destructivo sin poderlo evitar, si no se sale del bucle,  no tiene más límite que la autodestrucción, pues quien no sabe preguntar lo que no entiende ni  reconocer sus límites ni comprender que es imposible la vida sin la pluralidad y que la pluralidad no consiste en el control de todo, ni en enfrentamiento y rivalidad entre ganadores y perdedores, amos y siervos, para que los más fuertes prevalezcan sobre los más débiles y vivan a costa de ellos, sino todo lo contrario, la verdadera, próspera y sabia fortaleza consiste en dedicar la propia abundancia de energía a la tarea de ayudar a superar la debilidad de los más frágiles. La cooperación y el servicio mutuo. Con ese criterio bien asumido, Venezuela y España solucionarían muy bien sus problemas internos de convivencia e intolerancias.

Los políticos españoles antes que convertirse en fiscales o defensores de Maduro o Guaidó, deberían tener la inteligencia y la honestidad de reconocerse incapaces de dar consejos a nadie ni de aplaudir a uno u otro, ya que no saben cómo deshacer las propias barreras que los sepparan y los incapacitan para entenderse en su propio país, ni para respetarse, escucharse y cooperar construyendo el bien común que no consiste en  colocar dineros, ganancias y triunfos políticos por encima de las personas, de sus semejantes, sí, de sus hermanos de especie. Que arreglen primero la propia casa y luego, si lo hacen bien, tendrán una capacidad creíble porque está experimentada: la antigua auctoritas moral, para dar consejos, que ellos ya se aplican cada día y por eso saben de qué va la cosa. Venir a un gallinero caótico para pedir apoyo en el caos de otro gallinero en peor estado, no dice mucho de la inteligencia de Guaidó. Espero que los venezolanos tomen nota. Y que los españoles no se entretengan con rifirrafes que solo sirven para que Trump con su déficit cognitivo inocultable, acabe siendo el puto amo del Planeta , que en ello está, jugando al Monopoly de cretinada en cretinada y convencido de que el pastón que le protege acabará convirtiendo su empeachment en un rollo de scotex. Ya se sabe que es mucho más peligroso un idiota "bueno" que un "malo" capaz de razonar y comprender. Si encima el idiota no distingue el bien del mal, para qué más.  PPues eso.
A la altura de Trump hay demasiado ganado ppolítico suelto por esos mundos descerebrados, si no fuese así Trump nunca habría llegado a  presidente de nada. Y Guaidó no estaría donde está como monigote de su guiñol en Venezuela, mientras el corralón trifas de las Españas le corona y le aplaude como rey del mambo, de la guaracha, la salsa, el reguetón y especialmente del zumba, que en eso está puestísima toda claque.
Cada uno llega hasta donde llega. Los olivos no dan naranjas ni los rosales alcachofas. Las naranjas no producen aceite y las alcachofas no acaban en la perfumería. Así estamos.

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