martes, 14 de enero de 2020

En tiempos de confusión no perdamos la sensatez y si no se tiene hágase todo lo posible por adquirirla urgentemente


El escándalo del siglo no es la pobreza provocada por el latrocinio de los prebostes sin escrúpulos y con la ley en comandita para facilitarles el juego, tampoco lo es que el Open Arms está olvidado y más tirado que una llave en medio del Mediterráneo con más de un centenar de refugiados a bordo y bajo mínimos sin que Iván Redondo aconseje a su pupilo Pedro Sánchez que repita la hazaña del Aquarius, tampoco lo es que desde que empezó el año ya sean tres las víctimas de la violencia patriarcal y el asesinato de la pareja femenina y de los hijos se esté convirtiendo en normalidad, tampoco es motivo de preocupación y griterío que la iglesia católica rece para que España no pierda la devoción por el miedo y el rencor histórico , ni que más de media España esté agonizando en el olvido y el abandono, con la pérdida de recursos, trabajo y crecimiento equilibrado que produce la emigración forzada por la carencia de servicios y sistemas de comunicación y transporte, el escándalo no es que ante el cambio climático imparable, haya aun unos partidos retrógrados y analfabetos conductuales y cognitivos que se niegan a reconocer el peligroso estado de emergencia creciente que padece la humanidad y España, incapaz de cumplir los protocolos climáticos que ya se implementan en la mayor parte de Europa, no, nada de eso alcanza la gravedad, el mesado de barbas y pelos, más el rasgado de vestiduras que está provocando el nombramiento de Dolores Delgado como Fiscal General. 

Dos crímenes horribles se han cometido y sus secuelas estan devorando las tertulias y el opinionado de personajes lucidídisimos, sensatísimos y clarividentes: uno, el horripilante recuerdo del crimen de Delgado en 2009 y otro, su nombramiento como Fiscal General para la nueva  legislatura, teniendo como base la monstruosidad de hace once años cuando Villarejo aun no había dado señales de ser el jefe de las ratas de las cloacas del Estado, pero iba cotilleando y grabando bajo cuerda las conversaciones que él mismo provocaba creando ambiente y tirando de la lengua a miembros del Poder Judicial mientras comían juntos, para tener materia con que chantajear y obtener prebendas de su chantajismo en cualquier momento complicado . Pero eso no tiene la menor importancia, por supuesto, Villarejo cumplía con su deber de rata en cloaca la mar de eficaz, la delincuente era la jueza por sus comentarios, no por sus hechos, porque  en realidad, Dolores Delgado no ha estado jamás pringada, ni defendiendo corruptos, ni tramando enredos para proteger a sus compinches de partido, ideología e intereses comunes ni dando la vuelta a las leyes como si fuesen calcetines, para colocarlas a los pies del filibusterismo politicante, que lejos de respetar la independencia de los tres poderes estatales, la pisotea con todo el cinismo habido y por haber, una vez y otra, como ha estado haciendo el pp desde que se aposentó en Moncloa a fines de 2011. Pero lo grave no es el fango ni la repulsiva conducta del Ministro Fernández Díaz, ni del propio Rajoy apoyando a Bárcenas y apuntado en su lista de clientes favoritos , destrozando el estado, reventando Catalunya desde antes de gobernar y gobernando, para dispersar la atención sobre las tramas interminables de corrupción, que ni siquiera el proclive Poder Judicial pudo evitar ni traspapelar porque se amontonaban y se siguen amontonando en los archivos judiciales.

Llama poderosamente la atención que todo ese estercolero leguleyo quede como una colección de anécdotas habituales y que a Dolores Delgado se la ponga a parir por no haber delinquido y ser un contraste tan descarado con los hábitos consuetudinarios de lo que mola, porque debe molar muchísimo si hasta la prensa menos facha la despelleja más que a Rajoy, Aguirre, González, Granados, Rus, Blasco, Cotino, y, sin ir más lejos, a la jueza que libró al pp valenciano de la responsabilidad por el accidente de metro en 2006, que dejó 43 muertos y  47 heridos  muchos de ellos imposibilitados ya de por vida, familias rotas, dolor sin fin, causado por negligencia de la Generalitat, en un proceso relámpago que duró ¡cinco días! y del que no se derivó ninguna responsabilidad, a pesar de que los sindicatos llevaban ya mucho tiempo denunciando graves deficiencias en la seguridad del sistema, y todos los interminables esbirros de la indecencia, a los que al parecer el opinionismo de la cháchara ha normalizado inexplicablemente. Tampoco se ha solucionado el asunto del avión ruso estrellado , Yak-42 , en 2003, que se estrelló en Turquía con un montón de militares españoles a bordo de los que no hubo ni un superviviente, ¿quién alquiló ese avión ruso, viejo y deteriorado, en vez de envíar un avión español en buen estado a recoger a las tropas, porque salía más barato según el controlador jerifalte pepero de turno? ¿Cómo pagó su crimen por irresponsabilidad? Pues siendo embajador de España en Londres. Y los tribunales de campo y playa, claro.

Pero, todo eso es  nada comparado con los comentarios de Delgado en aquella comida con el Villarejo de 2009, y qué decir  del atrevimiento de Sánchez haciendo que tras ser ministra de Justicia, sea a continuación, Fiscal General porque ha dado suficientes motivos para poder confiar en su gestión limpia y honesta. Pero eso no tiene la menor importancia ante lo feísimo que queda ese pasar a un servidor público de un menester a otro porque ha demostrado su eficacia y su buen hacer, en una sociedad galdosiana todavía, donde lo importante no es lo que se es, y se hace sino lo que se aparenta que se es y lo que no se hace por si acaso sale mal, aunque luego se sea un corrupto de aquí te espero.

Si Pérez Galdós, cuya muerte se conmemora este año, levantase la cabeza, comprobaría que por debajo de las modas, la jerga y el postureo, España sigue inmutable, fiel a sus principios eternos, y que el clima de su relatos más críticos  sigue tan vigente y en pie sin duda alguna, como los de Larra, Baroja, Valle Inclán y los versos de Antonio Machado, con el añadido de que desde hace ochenta años se hace guardia junto a los luceros y al mismo tiempo cara al sol, eso sí, con la camisa que mejor encaje en cada sarao y con los paraísos fiscales a tiro de piedra de banco en bankia y de Gürtel en Taula. Y todo ello bendecido por cualquier Cañizares con bata de cola, vestido de flamenca.

Con este historial lo raro es que aun quede por ahí una jueza presentable y en sus cabales como Dolores Delgado, demasiado bien está, teniendo en cuenta el cenagal en el que vive sudando la toga, para mantener la pobre Justicia en pie, que ya no puede ni con la balanza ni con la espada.Y, para más inri, sin poder quitarse la venda para reconocer a los orcos que intentan parecer elfos envueltos en brillantes togas y almidonadas puñetas.

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