martes, 1 de enero de 2019

Mi querido Hans Küng



             Rbol que crece en el libro antiguo - brillante y luces mágicas Foto de archivo - 56405226


Hoy te quiero escribir, tal vez por ser Año Nuevo y añorar una realidad social que dé al menos alguna muestra de regeneración razonablemente creíble. 
Al coger el cesto de la costura esta mañana en la estantería del estudio, me ha caído en las manos uno de tus libros,- aquél que me dedicaste una tarde de 1996 en la librería Crisol, tras una charla-coloquio sobre los argumentos de tu Proyecto de una Ética mundial, que es el título de esa obra-. 

Después de coser los bajos de dos pantalones y de zurcir unos calcetines (nunca he olvidado ese arte costurero de la reparación, como fundamento de mi conducta, en todo lo que  me es posible reciclar) y al abrigo del sol de media mañana junto a la cristalera, he vuelto a hojear el texto. 
El contenido no puede ser más ajustado a la realidad actual y eso que data de 1990. Está claro que el espíritu no tiene fecha de caducidad. Tengo la misma sensación cuando repaso a Teilhard de Chardin. El Evangelio o los escritos de Gandhi o de Sun Tzu.

Al repasar las páginas me voy parando de nuevo en cada reflexión crítica sobre la actitud ampulosa y prepotente de las grandes religiones respecto a las demás opciones religiosas. La pregunta constante que invita a rebuscar en nuestro interior las respuestas hasta sentir la urgencia mucho más de la Ética que de los dogmas. 
Encontrar un teólogo al que le importa más la honesta verdad compartida de la experiencia humana plural y aterrizada que las respuestas lapidarias de los dogmas y certezas artefactas e impuestas desde el rigor de unas ideas, por muy santas que se presenten, es una pica en Flandes. 

La teología cae per se en el juego de la fantasía en cuanto que imagina un Dios ajeno a la humanidad, paradójicamente muy por encima de ella pero al mismo tiempo a la total disposición de sus "magos", sacerdotes y curias, que pueden manipular sus supuestos mandatos a tenor de lo que mejor convenga a su supuesta mayor gloria divina, que no se entiende cómo siendo infinito puede importarle a tanto a Dios la devoción de unas hormigas antropomorfas y dopadas por todas partes con su propios insecticidas, y  que solo le buscan por interés salvífico, y al mismo tiempo convertido en materia de fe por parte de la ignorancia, y de especulación por parte de las prédicas clericales.
Así que leerte, querido Küng en semejante panorama, es un descanso y  una especie de oasis, en medio de tanta duna y tanto pedregal desértico, en materia ontológica y normalita. 

Transcribo literalmente:

"Los cristianos que no se dejan interrogar por miembros de otras religiones, no pueden hacerse una idea de la dureza de la crítica de las grandes religiones del mundo con respecto al cristianismo. 
  -el cristianismo, a pesar de su ética de amor y de paz, se muestra en su talante y actuaciones sumamente exclusivo, intolerante y agresivo, en una palabra: hostil al amor y a la paz;
   - el cristianismo puede llegar a exagerar casi enfermizamente la conciencia de pecado y de culpa de un hombre básicamente corrompido, para enfatizar mejor su necesidad de redención y dependencia de la gracia;
   -el cristianismo llega a falsificar con su cristología la figura de Jesús, que en realidad es vista con simpatía por las demás religiones, al convertirle en una figura exclusivamente divina.
¿Es una casualidad histórica que después de siglos de intensa actividad misionera en Asia, donde viven dos tercios de la humanidad, sólo hayan podido ganar para su causa a un 5% de la población?
...Ninguna religión está libre de culpa, todas ellas tienen en su cuenta un haber y un debe, a no ser que en nombre de la religión todo esté permitido...¿Pueden los fines religiosos justificar todos los medios? ¿Lo justifica todo la entrega religiosa, incluido el abuso del poder económico-político y de la sexualidad y la agresividad humanas? ¿Puede permitirse la charlatanería y la fiebre milagrera, toda clase de mentiras y engaños porque se relacionan con una causa "santa"? ¿Es necesario oponerse a los anticonceptivos porque no se admite la interrupción del embarazo? ¿Hay que estar "religiosamente" de acuerdo con el imperialismo o el chauvinismo machista, con el odio a las brujas, a los judíos o a los turcos. por el hecho de profesar unos fundamentos religiosos? Mi propuesta en todos los casos es "no". ¿De dónde tomar los criterios justos sobre lo bueno y lo malo, lo verdadero y lo falso en las diversas religiones?"


Y termina el capítulo sin dar una regla solucionadora, ni un mandato "sagrado", dejando, por el contrario, espacio y respeto a la conciencia del lector para despertarse, para buscar en su interior y poder elegir libremente la dirección de la marcha, el valor de mapas, brújula, peso y volumen del equipaje.

Quiero dar las gracias a todos los seres, como Hans Küng, capaces de trabajar en este plano de honestidad y ética transparente. Por intentar y conseguir, superar su propio handicap sacerdotal y religioso y convertirse sencillamente, en servidores del ser humano, en canales del espíritu que es inseparable de la materia que él mismo, pura energía cuántica, va creando constantemente. 

Hoy más que nunca es necesario ese servicio compartido y generoso de la búsqueda honesta y sin miedos. Encender la lámpara en medio de la oscuridad, no porque sea malo estar a oscuras, que para dormir y descansar es genial, sino porque no es posible caminar y trabajar en tinieblas y no perderse, hacerse papilla  o despeñarse por el camino. Y, con la serena certeza experimentable de que esa luz que permite el viaje en las mejores condiciones, solo viene de dentro de nosotras mismas; solo la luz es inextinguible cuando sale de nosotros, de la potencia consciente del SER, que nos permite reconocerlo en todos los demás y a la vez como hermanos, como gotas del mismo océano infinito, que separadas y aisladas del conjunto esencial se evaporan y desaparecen absorbidas por la densidad y la vorágine de la materia robotizada por su propia inercia, e incapaz de reconocerse en la oscuridad como esencia cósmica. Un bloqueo del que deriva el sufrimiento y los peores aspectos de la materia inerte y absorbente, desalmada, como única y terrible experiencia vital. 

Los incansables 90 años de Hans Küng son un regalo para la humanidad. Con razón, Juan XXIII, que fue un fenómeno completamente anómalo y rarísimo por lo sano y luminoso en la iglesia católica, le pidió su imprescindible cooperación como consejero en el Concilio Vaticano II. Una oportunidad espléndida al final de los peores tiempos, para una liberación regeneradora que se destrozó posteriormente hasta desaparecer y quedar solo como anécdota fallida una vez más para haber conseguido que la falacia enferma dejase paso a la saludable y luminosa transparencia de los humildes y limpios de corazón. 
Hay algo que la iglesia católica jamás podrá impedir: el espíritu no es enjaulable en ninguna Capilla Sixtina, ni manipulable por nadie, siempre sopla cuando, donde y como quiere. Y eso no hay iglesia, religión ni papa que lo impidan. Hans Küng, como Jesús, Lutero, Buda o Karl Marx, lo sabe muy bien. ¡Gloria a la Luz  en las bajuras que ya son alturas gracias a los hombres y mujeres de buena voluntad!

Feliz año nuevo y capacidad lumínica consciente para crear felicidad y buen rollo, en cualquier circunstancia que nos toque asumir.


             Temprano en la mañana de sol en el bosque
 Foto de archivo - 1693798


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