Cuando
hablamos de refugiados es habitual que nuestras palabras y nuestros
actos se dirijan a intentar paliar emergencias o situaciones inmediatas.
En el caso de los refugiados palestinos de Gaza, todo es distinto.
Kamlah Nassar de 63 años descubrió que padecía diabetes e hipertensión
hace diez en un chequeo médico en el Centro de Salud UNRWA Beach Camp.
Desde entonces no ha dejado de visitar el centro de manera regular y es
que de esta rutina depende su
salud.
La incidencia de enfermedades no transmisibles (ENT) como la diabetes está en aumento en Gaza. El
bloqueo terrestre, aéreo y marítimo durante diez años ha provocado la
interrupción de la actividad social y económica que junto con la
malnutrición son un caldo de cultivo perfecto para las ENT. Kamlah
recibe sus medicamentos de manera periódica (su interrupción podría
provocar infecciones o incluso ceguera), acude a revisiones y charlas de
sensibilización organizadas por el equipo del centro.
Desde
UNRWA, a través de los 22 centros de salud con los que
contamos, prestamos servicios de atención primaria de salud a la gran
mayoría de los 1,3 millones de refugiados palestinos en Gaza.
Estos centros de salud brindan servicios clínicos y de laboratorio,
junto con salud materna personalizada y planificación familiar.
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