martes, 21 de noviembre de 2017

El Proceso



La madeja empezó a devanarse en 2006 y tardó cuatro años en acabar enredada en 2010. El enredador-araña llegó a jefe del telar a finales de 2011 cuando se hizo cargo del chapapote estatal que él mismo había pergeñado con antelación tanto en sentido político como en sentido medioambiental; desde entonces los hilos no han parado de ser un enredo en un alarmante  crescendo hasta derivar en una maraña de pesadilla con dimensiones exorbitantes, que ya desbordan el taller, los almacenes y rebosan por calles, plazas y mapas políticos nacionales y europeos.

Cuando el profeta malgré lui Franz Kafka escribió su genial novela El Proceso nunca imaginó que aquel relato no sólo era una creación de su maravilloso estro narrativo, sino también una visión anticipada, a lo Julio Verne, del futuro en un país como España tan alejado de la entonces Checoeslovaquia de entre guerras. 


Pues sí, es calcadita la parábola entre el universo y derivaciones del Procés catalá ya generalizado como una epidemia y la trama de El Proceso fafkiano. Sólo los diferencia el hecho de que el segundo es producto de la fantasía de un novelista fuera de serie  y el primero, fruto de la mediocridad ilusoria y enredona de unos y de la cenutriez inmunda de otros. Mientras el papel del protagonista Josef K. lo interpretan vis a vis los catalanes de a pie y las demás nacionalidades ibéricas, en un estado de opresión y manipulación constante. España vive inmersa en la realidad ilusoria de una novela que se materializa a pesar suyo. Entre lo real y lo increíble. O más bien en medio de esa rara lucidez que sobrevive en el despertar en medio de una pesadilla interminable. En ese tramo del absurdo hecho realidad o de la realidad convertida en absurdo, donde la estabilidad de las leyes se desmorona al aplicarlas donde no toca, y donde lo legítimo se diluye en las cárceles de la arbitrariedad y la conveniencia legalizadas ad hoc. Mientras se invoca el diálogo entre sordos parlanchines e incapaces de ser el primero en ponerse un sonotone que le libere de su incapacidad; ninguno de los dos quiere escuchar aunque constantemente hayan estado acusándose mutuamente de ello. Escuchar es un paso de responsabilidad para adultos que ninguno de los dos bandos en conflicto está dispuesto a asumir, al grito de: "¡cobardica e inseguro quien se detenga a antes de tirarse por el tobogán de la debacle  y escuche el primero!" 
Así que el enredador-araña que inició El Proceso pensó que siendo él quien había montado el cisco, debía intervenir  inmediatamente con medidas tajantes -de tajo, corte, tijeretazo-  y con las tijeras de podar-poder/poder-podar, se lió las togas a la cabeza y...claro, ¿qué se puede esperar cuando uno se tapa los ojos, los oídos y la boca con unas cuantas togas negras con puntillas?, pues lo que ha pasado, un hostión de resultados y dimensiones imprevisibles: que  en vez de dar el esperado corte alejandrino del nudo gordiano, las tijeras podadoras se enredaron también en la maraña, que para entonces había desbordado todas las fronteras del shentido común, que era uno de losh baluartesh más citadosh, valoradosh y sobadosh por el gran enredador inicial. Y todo ello mientras el enmarañado conjunto se despeña en mogollón por el mismo tobogán al grito de "oé, oé, que se jodan los culés" y/o "no tenim por i ací estem, resistint tot ho que calga i caldrà". Viendo lo visto, el jefe de los enredos ha decidido citar en singular combate electoral a toda la maraña completa en el mes de diciembre, con la solapada intención de que en tal estado de marasmo social (provocado por sus estrategias liantas a largo plazo), y agotados por el palizón tanto político, como económico y emocional, los votantes supervivientes al cisco general le reconozcan como salvador universal de tanto rifirrafe secesionista ya sin fuste ni aliento. Una estrategia clavaíta a la de Franco al provocar y alargar inncesariamente la guerra civil, -que se podría haber acabado a finales del 36 hasta con éxito para el golpe militar- con el fin de salirse con la suya, por el agotamiento de la peña sufridora y para según sus propias palabras "limpiar España" mutilándola por la mitad, es decir cargándose media España, por el bien de España. Igual que el pp, ese alumno  entusiasta e hijo predilecto y heredero universal, -con la monarquía- de Franco.

Algunas ventajas que se producen con tal desastre es que el estado actual de enmarañamiento y total confusión está dejando con el culo al aire al sistemita cleptócrata y a sus valedores camuflados de lagarterana demócrata bien pensante y conciliadora sui generis durante tantos años, que nos habían estado cantando milongas en cada cita electoral y prometiendo todo lo que luego ha ido resultando  lo contrario.
La convergencia, -que podría ser el titulo de un tango-, lo era para trincar a saco, igual que el pp (partido podrido desde sus propias siglas). Compartían las misma rama del árbol del trinque: la del tres por ciento, como mínimo, eso sí, cada uno en su idioma materno que ambos hablan en la intimidad y que a pesar de aparentes diferencias morfológicas y fonéticas, tienen idéntica semántica en lo más decisivo para ellos que es la pasta y el poderío. Ergo, ninguno de los dos van a ser los más votados. Y es posible que sus votos perdidos se conviertan en abstención por asco y vómito social. Si algo da más asco que votar a corruptos por dinero y trinque, es votar a corruptos solapados y de conveniencia partidista para  acaparar poder y voluntades  a cambio de cualquier cosa, que es, a criterio de la ciudadanía, a lo que psoe y c's se están dedicando en plan buitre, igualmente corruptos por alimentarse de la podredumbre, en plena connivencia con ella y vendiendo a su electorado en el mercadillo de los lunes al sol mientras permiten que el pp siga a sus anchas desgobernando inexplicablemente en minoría parlamentaria. Un sorpasso de la indecencia, con permiso de los supuestamente "decentes"; sapo inmenso e hinchable cada día más, que una gran parte del electorado ya no puede asimilar ni queriendo. 

En fin, que una relectura de El Proceso de Kafka tal vez nos permita comprender y  desentrañar en profundidad de qué va este berenjenal que nos están imponiendo y en el que no deberíamos implicarnos volviendo a votar a tales formaciones incapaces de nada limpio ni sano y hacer un esfuerzo por el cambio real, superando la tentación de pasar de urnas, que es el primer impulso del asco, pero que solo conduce a que, mediante el pucherazo legal de D'Hontd, sigamos en las mismas. 
Es muy posible y deseable que la peña cívica engañada les vuelva la espalda, viendo cómo coinciden la maraña y las trampas de la confusión con los ataques a la Izquierda social y a los ayuntamientos y comunidades del cambio, -como València y Madrid- perseguidos desesperadamente por Montoro y los pitbull del pp -porque eliminan déficit donde el pp lo aumenta, porque resuelven problemas sociales donde el pp los crea y se lucra con ellos-, mientras ellos fingiendo que se alejan del franquismo socio-económico con tinte neoliberal se camuflan en Europa para que no se les note el pelo de la dehesa que, en cambio,  sí muestran en España con una crueldad paralela a su cinismo y que un buen leñazo en las urnas dejaría a la belle etoile.

No volvamos a ser cómplices de un engaño en el que nosotras somos los y las víctimas que les dan votos para que sigan haciéndonos puré con nuestro permiso. Votemos Izquierda real y plural por una vez en 40 años, a la portuguesa, a la valenciana,  a la conciencia...si es que de verdad queremos un cambio real y una democracia  digna de su nombre, para no terminar hechos papilla entre  las garras de lo peor, como Josef K. el protagonista de El Proceso de Kafka, una de las obras literarias más importantes y reveladoras de la literatura contemporánea, junto al Ulyses de Joyce, Un mundo feliz de Huxley o  Rebuscando en  el tiempo  perdido (que fue mi traducción personal del título tras leer la obra), de Marcel Proust.


No hay comentarios: