miércoles, 8 de noviembre de 2017


Ignacio González consigue 400.000 euros en 24 horas para salir de la cárcel


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Está claro que este malabarismo es legal, pero, -y sigo con la manía de preguntarme estas cosas incomprensibles desde la decencia y totalmente comprendidas y toleradas por la corrupción y su sistema- ¿es legítimo, justo y moralmente lícito que un delincuente que está en la cárcel por robar, especular y enriquecerse con el dinero público usando para ello su cargo político, se pague una fianza con ese mismo dinero que ha chorizado?, porque, ¿a caso I.G. ha devuelto al Estado todo lo que se ha llevado crudo? ¿la ley que se ampara en la hipocresía y en la desigualdad más obscena, - los delincuentes pobres no pueden pagarse fianzas y se pudren años enteros como "preventivos" olvidados por esa ley maravillosa que sólo atiende con prontitud y eficacia instantánea lo que le interesa al poder político y financiero- qué valor tiene como autoridad y como norma respetable, si para ser "justa" se carga de raiz los principios básicos de la misma Justicia? Una ley de esa calaña ¿cómo tiene el cinismo de condenar por delitos "políticos" a quienes no delinquen ni perjudican a nadie mientras deja libre e incluso pasa de imputar y encausar a un presidente de gobierno que permite, silencia, coopera con el enjuague "legalizado" y se beneficia de los mismos sobres que el resto de chorizos? Y ahora una curiosidad sin más trascendencia ¿podrán dormir los entogados personajes que se dedican a gestionar estos paripés absolutamente inmorales y carentes de  cualquier rastro de ética?

Está muy extendida en la necrópolis del pudor español la curiosa y folklórica idea de que una cosa es la ética y otra la moral y de que ambas entre sí son ajenas; un limbo comodísimo para hacer todos los sayos que se quiera de la capa que todo lo tapa  entre el cinismo y la sociopatía que se contemplan como "normalidad". Que la ética se reduce a las opiniones personales acerca de lo conveniente  o no y que la moral es un conjunto de hábitos y costumbres que cada sociedad decreta a gusto del consumidor, como se adopta un baile regional, un himno o una bandera. 

El principio de la ética como el de la moral es el mismo: construir un imperativo categórico con nuestras actitudes y nuestra conducta, de un modo simultáneo, para hacer posible el bien común partiendo del bien personal, sin el cual no es posible alcanzar el bien colectivo. Una sociedad donde todos delinquen no puede tener  ni crear un bien colectivo de ningún modo. E, igualmente, una sociedad colectivamente infame es evidente que carece de individuos no infames, si no fuese así no sería como es, ya sea por comisión activa de delitos como por complicidad y silencio respecto a esa delincuencia. Una pasividad ética y moral es tan nefasta como delinquir, porque es incapaz de distinguir entre lo que es delito y lo que no. Ejemplo: la semana pasada viajando en un tren de cercanías de Valencia a Carcaixent, escuché el siguiente diálogo entre dos viajeros del mismo pueblo:

-¿Y cómo te has apañado con lo de la multa por el aparcamiento?

-Pues pagando una pasta. Como ya no soy el cuñado del alcalde no hacen la vista gorda como antes. Ya ves tú ¿qué más dará que deje el coche unos metros más cerca como siempre he hecho? 

-Ya, pero como han puesto lo de los minusválidos...

-Pero si a los minusválidos les da lo mismo, no van a dejar de ser minusválidos porque a mí no me dejen aparcar en ese sitio.

-Tienes razón; es que ahora están de moda los tiquismiquis y unos miramientos exagerados con todo, como multarte si abandonas un perro, ya ves tú, qué tontería, si toda la vida los perros vienen y van y quién iba a pensar que eso fuera delito. 

-Son las modas. Y ahora con las redes sociales se han puesto en un plan que te crucifican si no sigues eso, la moda. 

-Claro, lo mismo pasa con los permisos de obras. Declaras los metros que menos impuestos pagan y luego por dentro haces los metros que te dé la gana, porque el ayuntamiento solo ve la fachada.

-Bueno, eso si no eres amigo del Paquito el concejal, que lo invitas a unas cañitas y hace lo que le pidas.

-Es lo bueno del pueblo, que nos conocemos y ya sabemos lo que hay. En Valencia no eso no sería posible.

-A lo mejor sí. Todo es conocer el percal y estar cerca de quien manda. 

No supe de qué  pueblo eran. Me bajé antes.

Ninguno de los dos contertulios pasaba socialmente el nivel moral y ético del hacha de sílex. Y en apariencia eran personas con un vocabulario y un aspecto completamente correcto e "integrado", no eran gritones, ni carentes de modales de ritual. Ni moral ni ética.Sólo pragmatismo rutinario a cualquier precio.


Tengo la sensación y casi el convencimiento de que los daños perpetrados en los años de desidia educativa de la transición, en los que se han fabricado robots humanos sólo para producir plusvalías laborales, han acabado por dar la puntilla al verdadero cambio social. Sustituyendo la conciencia por la productividad rentable  y mecánica. El 15M se puso en pie para denunciar y arreglar esas carencias, pero al haberle colocado el pp la ley mordaza se ha cerrado la puerta a la esperanza y a la lucidez de una buena parte de un pueblo más decente y despierto que sus gobernantes.

Nos va a costar un trabajo ímprobo escapar al resultado de nuestras propias elecciones, tanto de criterio como de urnas. Sobre todo teniendo en cuenta el daño y desorientación que los medios proclives a semejante estado están provocando en la población. Cebándose con los "delincuentes" secesionistas y pasando por encima de noticias como ésta, que ya empiezan a ser parte de la iconografía cotidiana.

Esa noticia sobre Ignacio González debería ponernos en guardia, no sólo por su condición de chorizo institucional favorecido por una justicia deplorable, sino por lo que significa que ese tipo de funcionamiento y de abuso generalizado a favor de un caciquismo atroz y demoledor, practicado como normalidad social, política y jurídica, y sobre el que no han dicho ni pío ningún magistrado ni político de los que se rasgan las vestiduras por causa del independentismo catalán.

González es un delincuente, los parlamentarios catalanes no han hecho nada más que expresar libremente sus ideas y animar al pueblo a votar la legitimidad que la legalidad vigente desde Madrid les arrebata. Ha sido el Gobierno de Rajoy el causante de esta desgraciada serie de errores y horrores,ya desde 2006 ¿para cuándo una imputación y un encausamiento penal al gobierno del pp, por semejante destrozo?

Seguramente si la Justicia comenzase a ser verdad, la sociedad mejoraría mucho su orientación moral y sus contenidos éticos. Y estaría mucho más cerca del bien común.


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