El alcalde de Caudete se enfrenta a las Marchas por la Dignidad
La columna procedente de Murcia y Alicante se concentró en el Ayuntamiento de la localidad albaceteña y acabó cruzando con el edil del PP insultos como "cabrón" o "cacique", a lo que éste respondió con "hijo de puta" o "rojo de mierda"
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El alcalde de Caudete se encara con la Marcha por la Dignidad
Autor: ATLAS - Duración: 0m 56s
Autor: ATLAS - Duración: 0m 56s
Las Marchas por la Dignidad, nueve columnas de parados
que han partido desde diferentes puntos del país para llegar a Madrid el
próximo 22 de marzo en protesta contra el paro, la precariedad, los
recortes y contra el pago de la deuda; han tenido su primer rifirrafe a
su paso por la localidad albaceteña de Caudete.
El jueves, siguiendo el itinerario establecido, la columna procedente de Alicante y Murcia, compuesta por unas cien personas, llegó al pueblo y se se concentró a las puertas del Ayuntamiento. Los integrantes de la marcha a pie comenzaron a gritar consignas desde la calle hasta que el alcalde, José Miguel Molla (PP), salió a su encuentro preguntando quién le había llamado cabrón.
A partitr de entonces, la discusión comenzó a subir de tono. Los manifestantes le increparon con insultos como "cacique" o "ladrón", a lo que el edil respondió con "hijo de puta" o "rojo de mierda". La Guardia Civil tuvo que intervenir para evitar que el encontronazo fuera a más y escoltaron al alcalde de nuevo al interior del consistorio.
Sin embargo, los activistas aseguran que les han puesdo muchos problemas para hacer uso de las instalaciones públicas de las localidades, en las que esperaban poder descansar. "No querías que viniéramos", le gritó a Mollá uno de miembros de la protesta en el enfrentamiento verbal.
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El jueves, siguiendo el itinerario establecido, la columna procedente de Alicante y Murcia, compuesta por unas cien personas, llegó al pueblo y se se concentró a las puertas del Ayuntamiento. Los integrantes de la marcha a pie comenzaron a gritar consignas desde la calle hasta que el alcalde, José Miguel Molla (PP), salió a su encuentro preguntando quién le había llamado cabrón.
A partitr de entonces, la discusión comenzó a subir de tono. Los manifestantes le increparon con insultos como "cacique" o "ladrón", a lo que el edil respondió con "hijo de puta" o "rojo de mierda". La Guardia Civil tuvo que intervenir para evitar que el encontronazo fuera a más y escoltaron al alcalde de nuevo al interior del consistorio.
Problemas para alojarse en instalaciones públicas
Un portavoz de la Plataforma en Apoyo de estas marchas, Fernando Llobell, dijo en en rueda de prensa que estaba previsto congregarse en Caudete y que hacer noche en Almansa, para este viernes llegar Chinchilla y el sábado, sobre las 11.00 horas, hacer meta en La casita, un restaurante ubicado a la entrada de la capital.Sin embargo, los activistas aseguran que les han puesdo muchos problemas para hacer uso de las instalaciones públicas de las localidades, en las que esperaban poder descansar. "No querías que viniéramos", le gritó a Mollá uno de miembros de la protesta en el enfrentamiento verbal.
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Ya estamos como casi siempre. La Eshpaña del insulto, de las cuadras, del abrevadero, de los mayorales y las bestias, de las coces de ida y vuelta. La Eshpaña puertohurraca que no está por la labor del cambio real, sino por la continuación de lo mishmo.
Se supone que unas 'Marchas por la dignidad' lo primero que demuestran es que esa dignidad se posee y se merece porque hay una disposición cívica y respetuosa, sí, respetuosa. El respeto a todos, sin excluir a nadie, es el primer eslabón vivo de la democracia. El respeto es imprescindible para entenderse, no es humillarse ni compadrear. Ni siquiera se debe privar de él a los que nos demuestran desprecio o mala voluntad. La dignidad no es compatible con la hostilidad y es inseparable del propio respeto a uno mismo,que es el mismo que nos deber inspirar el "otro", sea como sea. Deberían llamarse "Marchas de la dignidad o con la dignidad". No para conseguir la dignidad. ¿O es que en realidad, en el fondo, los que las han inventado, inconscientemente, sospechan que esa dignidad es un bien al que sólo se aspira porque aún no se posee? ¿Qué dignidad demostramos cuando llegamos a un lugar en grupo numeroso, reivindicando la unidad de todos para desbaratar la injusticia de esta crisis fatal y llegamos insultando al alcalde que han elegido como representante los ciudadanos del municipio aunque no nos gusten las ideas de la mayoría de ese pueblo? Pensemos serenamente en cómo reaccionaríamos si un grupo de ciudadanos de cualquier lugar, que ha anunciado su visita para invitarnos a una marcha común con fines solidarios y justos, apareciese en nuestra puerta de casa, llamando al timbre, y cuando abrimos nos ponen de vuelta y media, nos llaman cabrones, hijos de puta, etc...Imaginemos que nosotros, en vez de ciudadanos normales, educados y civilizados, estamos a la misma altura que los visitantes... Puede ser la debacle.
E imaginemos ahora que nosotros somos los visitantes, que llegamos al pueblo para animarlo a tomar conciencia del problema general y como estamos convencidos de lo geniales que somos, de que somos los poseedores únicos de una única verdad, y de lo desastres que son los de ese pueblo, queremos dar un testimonio de nuestras razones estupendas y apabullarlos para que espabilen y se rebelen, por eso entramos a lo bestia insultando a diestro y siniestro...y pretendiendo, encima, que nos acojan solidariamente, que nos presten los locales para alojarnos...pués ya está en marcha sin ninguna dignidad el entuerto de torpilandia. Y por supuesto, arruinado el objetivo principal, que era la convocatoria unificadora para cambiar el estado agónico del Estado corrupto y lleno de agujeros indignos y socavones injustos, por una nueva y verdadera democracia asentada en sus verdaderas bases: la ciudadanía solidaria y capaz de convivir con lo distinto pero unida en las reivindcaciones de lo esencial: derechos, respeto mutuo y libertad fundamentales para la convivencia cívica y el progreso verdadero basado en la ética.
Las izquierdas afines a la casquería y al descontrol de humores, deberían darse cuenta de que los tiempos han cambiado muchísimo, de que las revoluciones violentas hasta ahora, sólo son, y han sido, chapuzas temporales, remiendos mal hechos en el mismo tejido desgastado, que se rompe más cuanto más se recose, porque en el fondo no se ha conseguido nunca con ellas, nada más que "revolver" la basura y cambiarla de orientación, pero no se ha logrado ni eliminarla ni hacerla fermentar con el compost necesario para hacerla útil y fértil. Cambiar porquería por vida, madurar como seres humanos aptos para convivir precisamente con la riqueza de sus diferencias, ése debería haber sido el resultado si de verdad esas revoluciones hubiesen servido para algo más sustancioso que el "aquí te pillo, aquí te aplasto y te convierto en lo que yo creo que es bueno" .
Para que una nueva cosecha sea posible ese estado cerril tiene que desaparecer en las relaciones humanas. Por eso, de momento, la única cosecha que han producido es el caos y la esterilidad de ese territorio yermo, cansino y amargo, que termina siempre por disolverse en la misma sopa social que se combatió: la sociedad de consumo bulímico, egocéntrico y depredador como único objetivo, que sólo puede ser mantenida por el capitalismo, el sistema que odian todas las revoluciones. Una porquería de revolución que nadie medianamente lúcido quiere, y sólo sirve como desahogo para la rabia producida por heridas que nunca se curan, porque no se desinfectan en contraste con la realidad y no se cicatrizan con el bálsamo de la comprensión y la escucha mutua, y por problemas malditos que nunca se solucionan y se repiten como conjuro de brujas de Zugarramurdi. O de Macbeth. O Coéforas de tragedia griega. O sermón de Rouco. De ese modo encontramos corruptos a la derecha y a la izquierda, chanchulleros y amiguistas en subastas públicas, en calumnias, maledicencias y envidias underground, puñaladas traperas por la espalda, en tapaderas de abusos, expolios y pederastias, en precios abusivos, en especulación encarecedora, en concursos literarios amañados, en escaqueos del IBI, en repartos de cargos y de shobres, en robo social a través de los impuestos, indiscriminadamente...Un callejón sin salida si las personas, una a una, no cambiamos por dentro el sistema de valores y regulamos la amoralidad de las conductas tanto en lo público como en lo privado y seguimos encadenados en la caverna del Parque Jurásico.
Para que una nueva cosecha sea posible ese estado cerril tiene que desaparecer en las relaciones humanas. Por eso, de momento, la única cosecha que han producido es el caos y la esterilidad de ese territorio yermo, cansino y amargo, que termina siempre por disolverse en la misma sopa social que se combatió: la sociedad de consumo bulímico, egocéntrico y depredador como único objetivo, que sólo puede ser mantenida por el capitalismo, el sistema que odian todas las revoluciones. Una porquería de revolución que nadie medianamente lúcido quiere, y sólo sirve como desahogo para la rabia producida por heridas que nunca se curan, porque no se desinfectan en contraste con la realidad y no se cicatrizan con el bálsamo de la comprensión y la escucha mutua, y por problemas malditos que nunca se solucionan y se repiten como conjuro de brujas de Zugarramurdi. O de Macbeth. O Coéforas de tragedia griega. O sermón de Rouco. De ese modo encontramos corruptos a la derecha y a la izquierda, chanchulleros y amiguistas en subastas públicas, en calumnias, maledicencias y envidias underground, puñaladas traperas por la espalda, en tapaderas de abusos, expolios y pederastias, en precios abusivos, en especulación encarecedora, en concursos literarios amañados, en escaqueos del IBI, en repartos de cargos y de shobres, en robo social a través de los impuestos, indiscriminadamente...Un callejón sin salida si las personas, una a una, no cambiamos por dentro el sistema de valores y regulamos la amoralidad de las conductas tanto en lo público como en lo privado y seguimos encadenados en la caverna del Parque Jurásico.
Es una pena que episodios tan patéticos pongan en riesgo el éxito de iniciativas estupendas como ésta de las "Marchas" y acaben por deshacerlas y desbaratarlas o dejarlas en ridículo y sin sentido que es casi lo peor. La izquierda cerril, como sólo escucha y mira lo que le complace por afinidad rutinaria y mecánica del instinto follonero, y sólo por animarse con la adrenalina manifestante y estrepitosa, no suele estar abierta a las innovaciones, que le parecen una traición. Por eso no corrige sus errores ni avanza, aún teniendo tan nobles principios. La izquierda bruta, como la derecha mastuerza, necesitan educarse emocionalmente para poder entender al resto del mundo con el que están condenadas a convivir, les guste o no. Y recuerda, esa izquierda desnortada, cada vez más, en su fundamentalismo a la iglesia católica y al pp, que es su espejo, no en las ideas, sino en los métodos, que en el fondo acaban cambiando el valor de las ideas, porque, al final, resulta que, mcluhianamente, el mensajero termina por con- fundirse con, y en, el mensaje.
Tal vez deberían programarse "marchas de la dignidad solidaria para la inteligencia humanizada" y quizás así, los resultados llegarían a ser de la mejor especie. Es imposible que cambie a mejor una sociedad cuyos individuos se niegan a mejorar como tales individuos, porque esperan que la sociedad sea mejor ,"per se", para poder mejorar ellos.
Con hilos y fibras de pésima calidad no se puede obtener un buen tejido, por muy buenos telares y tintes que se hayan fabricado y por muy buenas intenciones que tengan los tejedores, que a su vez tramaron los hilos de tan poca calidad. Solución: que los hilos se den cuenta de que son ellos mismos los tejedores y los telares. Pero ese estado despierto de la ciudadanía , tanto a la izquierda, como a la derecha, no les gusta que llegue nunca, porque una ciudadanía despierta y participativa en iniciativas legislativas populares, organizada y eligiendo y/o revocando, directamente a sus gestores, acabaría con la partidocracia y con la corrupción, que es la razón de ser de la toda oligocracia, de todo poder excluyente y exclusivo, como el pecado y la culpa son la razón manipuladora de ser de las religiones y la enfermedad es la razón manipuladora de la medicina como negocio...etc..
Debe ser por eso por lo que es la educación lo primero que se manipula, se modifica para bien o se aplasta, cuando una de las dos modalidades disléxicas de las partidocracias mayoritarias, llega al poder. Y eso hay que cambiarlo desde la Dignidad Cívica que tenemos como ciudadanos, pero que aún no hemos estrenado. Hasta el punto de que hay personas que no quieren monarquía y pretenden un "estado federal" que no sea una república...les dices que eso es una república federal y se ponen como basiliscos, insistes en que así se llama Alemania, República Federal Alemana y dicen que no, que no es así...porque si Alemania fuese una república no podría funcionar como funciona...Y esto me lo encontré la semana pasada en una persona con el bachiller y sus estudios profesionales, en los que ha estudiado obligatoriamente la Constitución. ¿Marchas por la dignidad en estos trances de incultura, de violencia y de ignorancia?¿Qué dignidad? ¿Dónde está? La dignidad no se encuentra haciendo marchas por muy buena voluntad con que se convoquen; la dignidad es una condición personal que no se adquiere, porque es previa a cualquier solicitud y convocatoria. Se puede hacer marcha por los derechos humanos que se van construyendo entre todos, pero la dignidad es como el alma y la conciencia. Personal e intransferible. Sin ella no es concebible el ser humano y no depende nada más que de lo que hacemos cada uno. Eso es lo que nos hace dignos o indignos. Es nuestra responsabilidad. Simplemente. No la da un cargo importante, ni un estatus. Somos nosotros los que damos dignidad o se la quitamos a los cargos y a los estatus.
O aterrizamos de una vez o, parafraseando a J.J.Millás y a Escobar, nunca saldremos del país de Carpanta y su compinche. Todos con el pollo en la mente y el gallinero y la cuadra al rededor. Y a la greña.
O aterrizamos de una vez o, parafraseando a J.J.Millás y a Escobar, nunca saldremos del país de Carpanta y su compinche. Todos con el pollo en la mente y el gallinero y la cuadra al rededor. Y a la greña.
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