viernes, 23 de abril de 2021

Terrible actualidad que se puede cambiar si queremos. Ah, necesitamos urgentemente un cambio en las normas electorales: que no se destruyan las papletas al fin del recuento como se hace ahora, sino que se guarden bajo custodia estatal en el Juzgado hasta, que como se hace en las verdaderas democracias, haya pasado un mes de las elecciones, para que se pueda reclamar la revisión de las papeletas y su cuantía en cualquier duda o requrimiento ciudadano acerca de la transparencia electoral. Con un pp/cloaca gobernando la Comunidad de Madrid todo fraude es pposible, e imposibles la transparencia y la honestidad. Toda previsión y atención es poca

 

Algo más que un incidente en un debate, nos jugamos el futuro

Debate en la Ser sobre las elecciones del 4M


La democracia en España está en peligro y no debemos arriesgarnos a que las generaciones futuras nos acusen de no haber hecho nada. El fascismo es fascismo, llamarle neofascismo o extrema derecha son eufemismos que no deberíamos utilizar, blanquean su peligro, allanan su camino, facilitan su trabajo de liquidación de la democracia. Lo ocurrido hoy en el debate de la Cadena SER no puede sorprendernos, los antecedentes de desprecio a las libertades, a la verdad y a las personas de los miembros de Vox han sido permanentes, pero sí debe servir para que por fin nos tomemos en serio la amenaza que este partido supone para España, para nuestra democracia, para unos derechos y libertades ganados a pulso tras un golpe de estado, una sangrienta Guerra Civil y una larguísima dictadura.

La democracia está en peligro y si los demócratas, por intereses electoralistas, seguimos consintiendo que se ponga al mismo nivel a los que quieren destruirla que al resto de los partidos, acabaremos pagando todos una factura muy cara. Vox y Podemos no son lo mismo, por mucho que se empeñen las derechas y sus medios amigos en repetirlo. Entre el fascismo y la democracia hay una enorme distancia. Se lo ha dicho Ángel Gabilondo en la SER a Rocío Monasterio: "Hay antipolítica en su discurso... su sueño de corazón es que solo hubiese un diputado y eso tiene otro nombre, no es democracia. Los discursos de la antipolítica nos llevan a la dictadura".

Abascal, Monasterio, Vox, están construyendo una opción política basada en las mentiras, en el desprecio a las personas, en la utilización reiterada de los más débiles como arma arrojadiza para sembrar el miedo y cosechar votos. Cuando Monasterio desde la tribuna de sus mítines habla de las "manadas de menas" está despreciando a la verdad y a la dignidad del género humano. Y no podemos seguir callados. Algo más deberíamos esperar de la justicia cuando se miente y se agrede de esta manera. Cuando desde carteles electorales se falsean los datos y también las imágenes. Están en juego derechos fundamentales. Está en juego nuestra libertad. La democracia es imperfecta, ya lo sabemos, pero siempre será mejor que el mundo con el que sueñan los dirigentes de Vox. El Partido Popular de Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso tiene ante sí una responsabilidad histórica. Pueden cerrar el paso a los fascistas o abrirles el camino. Madrid vuelve a ser el campo de batalla 90 años después. Nos jugamos el futuro.


 Comentario del blogg:

En efecto, así es. Este incidente tan vergonzoso como triste es la demostración del rumbo que ha tomado el fascismo ultra en este pobre país con su lamentable historia de nunca acabar. 

Que personajes como los de Vox reciban votos en las urnas es éticamente deprimente e impresentable en una sociedad europea del siglo XXI. Que el pp los utilice como socios parlamentarios y no tenga conciencia para ver lo que hay es una verdadera calamidad gestora para una democracia verdadera, que se distingue de una dictadura por el ejercicio permanente y libre de la conciencia colectiva al servicio cooperativo del bien común, nunca para demoler, agredir y maltratar, amenazar de muerte y aplaudir las amenazas despreciando a los amenazados, no creer que Iglesias, Marlaska y la directora de la Guardia Civil han sido amenazados de muerte, es ponerse al lado de los verdugos y confiar en ellos en plan colega. Nuestra democracia debe aceptar unos límites sanos que impidan conceder credibilidad institucional a quienes amenazan, insultan, calumnian a los oponentes y degradan el espíritu democrático, lo mismo que lo hacen los corruptos, prevaricadores y cohechistas. 

Considerar mentira unas amenazas tan graves contra la vida de las personas es tan horrible e indecente como calumniar al Psoe que no gobernaba de haber provocado los atentados de Atocha, sufridos a causa de la participación de España en la invasión y la guerra de Irak, una iniciativa de Aznar, el entonces presidente del gobierno ppeppero.

Essos comportamientos ética y socialmente demoledores dejan en evidencia la miseria moral del pueblo español, que en casos así, jamás votaría a semejantes iniciativas electorales que le repugnarían si hubiese una formación pedagógica en valores humanos imprescindibles para convivir y organizar la convivencia desde una conciencia social e individual inmanipulable, a la que todo lo injusto, egoísta, cruel, violento, depredador, hipócrita, cínico y deshonesto, que no es capaz de comprender algo tan básico como que el fin nunca puede justificar los medios, porque medios y fines deben tener idénticas bases morales y si no es así, la política, la economía, las religiones, las costumbres y la misma sociedad se acaban pudriendo, deshaciéndose y arruinando a los pueblos que por rutina y costumbre inconsciente se dejan atrapar en esa cloaca donde la ambición, el lucro y el juego sucio son el timón de la nave estatal, por esa razón, cuando hay iniciativas éticas, honestas y con capacidad organizativa que tienen como fundamento la política como servicio a la comunidad humana, sin privilegios y caciquismo ni abusos legalizados por el ppoder, esas propuestas se consideran un peligro para el fraude y la "estabilidad" del engaño habitual que tienen asumido como "normalidad". 

Eso sucede en la derecha española que nunca ha cambiado y sigue siendo la misma que presidió el régimen "restaurador" de Cánovas y Sagasta, como la enconada y violenta obsesión por los golpes militares que culminaron en una sangrienta guerra civil y en cuarenta añazos de dictadura sin piedad ni remedio que solo acabó porque se murió el "maestro" hornero que la cocinó, dejando una estela paleolítica en el inconsciente colectivo de la España más inculta, retrasada y manipulada por los herederos deficientes morales de la vieja escuela podrida en su propia secreción tóxica de la que se siguen retroalimentando. Es imposible dialogar con quienes desconocen no solo en la práctica sino incluso en las referencias educativas, la existencia del diálogo, para quienes el debate es sinónimo de una corrida de toros, donde la protagonista es la muerte "del enemigo" y el arrastre de cadáver, tras torturarlo y machacarlo de mil maneras, eso sí, con mucho arte y exhibicionismo (no se sabe donde está el 'arte' de la crueldad, pero la manada taurómaca lo llama así)

 Así estamos con la fachocracia, en ese nivelazo civilizatorio. Pero como antídoto o vacuna, conviene no olvidar que somos millones de seres humanos los que rechazamos ese inframundo demencial y apestoso. No hace falta ninguna violencia. Simplemente, como cantaba Raimon en plena dictadura, tengamos principios éticos en  una conciencia bien despierta y "¡Diguem no!"Ésa es nuestra defensa, la capacidad de negarnos a seguir caminos en tromba descerebrada en plena y constante involución, que sigue a los pastores...primero hasta el establo y luego, al matadero. No. "¡Diguem no!"

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