Hoy quiero dar las gracias a La Sexta porque anoche nos permitió disfrutar de un coloquio modélico: un encuentro entre una filósofa, un filósofo, un antropólogo y un politólogo, en vez de un episodio más de gallinero infotóxico, para dialogar sobre el problema político que en estos días nos está machacando sin piedad, tanto por lo que sucede como por el modo en que se afronta la información sobre lo que está sucediendo.
No ha sido algo espontáneo sino una forma imprevista de sustituir el debate suspendido en una vergonzosa campaña electoral a la greña. Esta excepción que no lo debería ser en una verdadera democracia inteligente, ha venido a aliviarnos y a rescatarnos de otro episodio más de inmundicias ya insoportables, en forma, no de debate, sino de combate a disparo continuo entre quienes intentan explicar sus propuestas y quienes quieren impedir a toda costa que esas propuestas del "enemigo" dejen al desnudo la falta de propuestas propias, que se pretende rellenar a base de insultos, descalificaciones, agresiones verbales y ataques de nervios manifiestos en un propio descontrol histérico que haga imposible cualquier intento de expresarse a aquellos que no se consideran compañeros en el trabajo del servicio a la comunidad, sino enemigos a muerte. Es la fórmula ideal para que la democracia se derrita como mantequilla en la sartén.
Ojalá la experiencia pedagógica de anoche se repita con frecuencia en las cadenas de tv y así se vaya sustituyendo el manicomio habitual en que se convierten los platós cada día, confundiendo, en pleno ejercicio de la banalidad del mal, el deber de informar con un mercadillo de cohetes que al final solo producen ruido, humo y residuos tóxicos e irritativos en la atmósfera social.
Se echa de menos programas como La Clave, a los que habría que añadir la participación personal del público, para que haga preguntas y se implique practicando el aprendizaje de la cooperación, de la escucha y el ejercicio de la democracia en plenitud, opinando, cuestionando y profundizando públicamente, después de escuchar a quienes ejercen la pedagogía social como un servicio al bien común y no para lucirse dando sermones apologéticos, demagógicos y tantas veces vacíos de contenido palpable. Posiblemente con ese cambio de hábitos también cambiaría la capacidad de comprensión social e individual de nuestra España áspera (es lo que significa la raíz latina "hisp-idus" y en nuestro caso "hisp-anicus". Ya desde la antigüedad se nos veía el plumero...Agradables y aficionados a escuchar, serenos y moderados, nunca lo hemos sido. Es más, quienes sí lo son, con demasiada frecuencia, han sido considerados perros verdes y muchas veces han tenido que irse para poder desarrollar sus cualidades sin acabar traumatizados, ninguneados y hasta marginados "por no dar la talla patriótica" impresicindible para hacerse valer por encima de cualquier tontería de prejuicio moral, mientras las tripas gobiernan todo comodioshmanda, faltaría más! Aquí la ética y la conciencia son un estorbo tiquismiquis propio de mindundis que nunca llegarán a millonarios, a abogados con éxito ni a legisladores con poderío ni a jefes de nada. Aquí Donald Trump estaría a sus anchas, jamás tendría que enfrentarse a ningún Biden, que en España a estas alturas de su edad no solo no presidiría el Estado, es que estaría vegetando en una residencia de abueletes, comodioshmanda, joer! y no dando la brasa por ahí, impidiendo el progreso tan básico del "tópamí" y el que venga detrás que apechugue, hale!, que yo me lo monto de paraísos y emiratos, mientras los políticos de la cuerda tensa para ellos y floja para el resto, se ponen ciegos a base de trincar, eso sí, siempre, comodioshmanda".
Todo el trabajo mediático y pedagógico que se haga en este pobre país, es poco. Llevamos una tara de siglos. No nos faltan ganas de morder, ni de montar pollos, ni de matar toros, ni cerdos primero maltratados y hacinados y luego convertidos en jamón curaíto y sobre todo en chorizo, que eso es fundamental para la supervivencia de la especie hispana, ni de ser los más listos del parque jurásico atapuerquino...Pues anda, que no somos ná! Solo hay que estudiar nuestra historia para verlo claro. Unos linces. Un savoir faire que lo flipas, macho! Listos, hasta reventar de listeza, oye. Y ahora lanzados a la alta tecnología como si no hubiera mañana, buah, que gran pueblo! No hay más que ver los ovarios de las presidentas de Madriz y de las aspirantas a cargazos ppoderosos...No en vano Madriz es España y España es Madriz. Y todo a ritmo de chotis envuelto en bocata de calamares y cervecitas como el que no quiere la cosa. Vamos, que este imperio fasci-nante sería imposible sin gente de nuestra valía. Rematando con una Zarzuela permanente que nos recuerda cada mañana quien es Felipe y quien es Marippeppa. Y quien es el barberillo de lavapiés, el puto esclavo que hace los recaos mejor que nadie está orgulloso de ser como es y hacer lo que hace, porque eso es lo que le enseñaron desde chiquitillo y lo que ha visto en casa. No como esas feministas que lloriquean y se quejan de ser "pobres chicas las que tienen que servir, más valiera que se quisieran morir" solo porque el señorito les tira los tejos y la señorita las echa a la calle, ya ves tú que tontería si es lo normal en nuestra cultura conservada en la pirámide de las mejores momias...
Con este curriculum inigualable, lo más lógico y normal es defender nuestras costumbres y nuestra fulgurante (in)cultura a capa y espada, a bandera en ristre y zurriagazo electoral para blandujos y soplagaitas que solo saben hablar de lo que hay que hacer y no de lo que hay que rentabilizar a saco cueste lo que cueste, mientras lo financien los más tontos y pobretones, que paguen al menos por abusar de nuestras calles pidiendo limosna y dando una imagen de lo más cutre, sin la humilde paciencia de esperar discretamente en la puerta del super o a la salida de misa, a que les demos limosnita por caridad, que ya les vale, xd!
Con este curriculum alucinante ¿cabe esperar que se considere normal el debate de algo con alguien?
Mejor dejarlo y no echar leña al fuego para que se apague solo. Y que los profesores que llegaron a comprender lo estudiado, hagan su generosa labor social de despertarnos de la siesta eterna para que cuando haya que votar se pueda elegir a qué y a quienes sin los peores efectos secundarios, como nos ha pasado desde 1978 hasta hoy. Mientras hay vida hay esperanza, pero cuidadito, que no sea Aguirre o sus secuaces otra vez las que lideren el apepelipsis en ese Madrid que es España porque España es Madrid, tomayá axioma geopolítico indiscutible!
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