Debe ser horrible. Pobre Constitución celebrando a la fuerza una vez más la penitencia de su propio viernes santo y cada año más cerca de su santo sepulcro si la cosa sigue como va, a pesar de una paradoja evidente: su cumple está al borde del nacimiento, o sea, de la navidad y el solsticio de invierno que preludia la luz; ella, la madre de todas las nacionalidades hispánicas (sólo las madres de familia numerosa la comprenden mejor que nadie), vista para sentencia y al mismo tiempo sometida a un estrés insoportable que la ha dejado hecha unos zorros. Agotada por un estado tenguerengue y tira y afloja según quien mande en la despensa de los destarifes. Ella no dice nada, pero sufre una jartá. La pasean en procesión, le encienden velas, la acompañan filas interminables de encapuchados, a los que no hay manera de reconocer hasta que llegan al centro de la basílica de Santa Urna y se quitan la capucha. Pero eso sucede más tarde. Una vez superado el desfile procesional en el que debe recorrer las calles más céntricas de la Españas oé, oé, encaramada en las andas titubeantes y bailonas que sostienen a base de traspiés los costaleros que a lo largo del camino sortean las estrecheces callejeras con un bamboleo del paso que da miedo, y que para sobrellevar la tensión se van poniendo ciegos de vino y cervecitas, más que nada para soportar el peso de la Divina Madre cada vez más dolorosa y desmotivada. Más agotada, violada y exhausta que vieja en años. Pobrecica nuestra. Pa malos tratos los que tiene aguantar y encima celebrar para más inri.
A lo largo del recorrido le cantan saetas en todos los tonos posibles, de repente se oye una voz atronadora en la oscuridad de la mística mayoría silenciosa: ¡Que la bajeeeeeennn! y al rato, desde un balcón fantasma, la respuesta de la minoría gerifalta: ¡Que la subaaaann!, y hale, durante cuarenta añazos la misma saeta: Consti p'arriba, Consti p'abajo, con un complejo de persiana atascada que ya da vergüenza, xd! Que cuatro décadas nada prodigiosas en ese plan deterioran a cualquiera.
A lo largo del recorrido le cantan saetas en todos los tonos posibles, de repente se oye una voz atronadora en la oscuridad de la mística mayoría silenciosa: ¡Que la bajeeeeeennn! y al rato, desde un balcón fantasma, la respuesta de la minoría gerifalta: ¡Que la subaaaann!, y hale, durante cuarenta añazos la misma saeta: Consti p'arriba, Consti p'abajo, con un complejo de persiana atascada que ya da vergüenza, xd! Que cuatro décadas nada prodigiosas en ese plan deterioran a cualquiera.
Ese populacho en plan toro de la Vega, en manada pasota y sus caciques cabestros no tienen compasión de nadie. Primero se la inventan, y de la realidad la van pasando a la categoría utópica del símbolo, y así la manipulan según les conviene. Se ensañan con ella, le dan la vuelta como a una chuleta a la brasa, la silencian o la usan en plan ventrílocuo o sea, que puede ser lo mismo Doña Rogelia, Daisy, el Pato Nicol que el cuervo Rockefeler o el Macario.
De la madre original que todos vieron en ella al principio la han ido transformando en la madrastra más retorcida, o tonta o compinche o tapadera, según...y todo sin preguntarle si ella está de acuerdo con el rumbo que le han encalomado para su viaje en el tiempo, de corrupción en corrupción, de sigla en sigla, de paraíso en paraíso, de bote en bote, de apaño en apaño, de Urdangarín en Infanta, de mano en mano, como la farsa monea, que ninguno aclara ná y toítos sobetean... Con la diferencia de que a ella todos se la quieren quedar, menos los que sufren los rifirrafes y agresiones de las interpretaciones a gusto del cacicato peladependiente... que ésos ya no quieren ni oir su nombre y que darían cualquier cosa porque la cambiasen y liberasen de tantos títulos y artículos de fondo perdido y porque alguien les explicase y les indicara en qué les afecta el cuadro constituyente. Pero nada, como indica el proverbio oriental: los que saben no hablan y los que hablan no saben lo que dicen. En esas estamos. Y desde luego, salvo por el puente laboral de esta semana, los españoles en mayoría están al margen de lo que los gerifaltes hagan con la Consti. No la ven como cosa suya. Ni se la creen ni la reprueban. Los mangoneos, las turbiedades y manejos espurios han tenido un éxito total desde su DD, dictacracia demoindiferente. Una gravísima enfermedad socio-política que cuando da los síntomas ya no tiene remedio.
De año en año, la casta seguirá interviniendo la Constitución, recortándola, amañándola, y sacándola a pasear en procesión, jurando cumplir sus preceptos que no se creen ni se valoran si no es para arremeter contra los adversarios y meterlos en la cárcel no por delitos sino por diversidad de opinión y falta de diálogo premeditada por los denunciantes condenadores, y no porque tengan razón sino porque abusan del poder, mientras no sea el pueblo el que la constituya de verdad.
Bien estuvo que en tiempos del black-out postfranquista la Consti fuese la linterna de emergencia, pero ahora, cuando ya todo se va llenando de iluminación Led, de bajo consumo, de pensamiento renovable, transversal, líquido como decía Bauman, y también con la exigencia de ser mucho más limpio y claro, con un sentido bioecológico de la política y de la necesidad imperiosa de honestidad, justicia real y respeto a la legítima pluralidad, no cabe ya seguir agotando a la pobre Consti hasta convertirla en el felpudo de manejos repulsivos como está ahora. Ya no basta con que llene las bocas, ya es tiempo de que más que llenar desde , nazca de la conciencia colectiva. Federal. Comunitaria. Libre. Responsable. Independiente de cualquier manejo, por bien intencionado que sea.
La misma Constitución estaría feliz de su justa y necesaria refundación si sus mantenedores y defensores a capa y espada, dejasen ambas cosas en algún armario del museo del ejército y cambiasen la mirada, la voluntad y los artículos teminators para adecuarse al nuevo tiempo que no puede ir marcha atrás por más que el pp, c's y el psoe añejo, se empeñen.
El pasado que no acepta su final, sólo produce sufrimiento y "soluciones" más graves que los problemas. Así como el dolor es un maestro de la experiencia, el sufrimiento es el verdugo de la conciencia. Un pueblo sin conciencia es un aborto. Una sustancia muerta antes de nacer. No nos merecemos tanta mierda genocida. Ni una Constitución manipulable, tan ciega para los derechos de la mayoría como para los deberes de las castas, y siempre dócil ante los corruptos que se consideran sus guardianes putativos sin preguntar a ese pueblo que es el fundamento de toda Constitución posible, de toda democracia y derecho.
El pasado que no acepta su final, sólo produce sufrimiento y "soluciones" más graves que los problemas. Así como el dolor es un maestro de la experiencia, el sufrimiento es el verdugo de la conciencia. Un pueblo sin conciencia es un aborto. Una sustancia muerta antes de nacer. No nos merecemos tanta mierda genocida. Ni una Constitución manipulable, tan ciega para los derechos de la mayoría como para los deberes de las castas, y siempre dócil ante los corruptos que se consideran sus guardianes putativos sin preguntar a ese pueblo que es el fundamento de toda Constitución posible, de toda democracia y derecho.
Seguir sobeteando la Constitución en este plan festivalero y excluyente para los pueblos plurinacionales de Iberia y celebrar su fiesta con ciudadanos encarcelados y en el exilio por tener otra visión constituyente, no tiene sentido alguno en un estado de derecho y de justicia. Si ni siquiera hemos podido elegir con libertad el modelo de estado que se nos impuso y se nos sigue imponiendo con la amenaza de "o nosotros o el caos", cualquier constitución de esa índole es una farsa cruel para la ciudadanía. Una constitución no es dios, sino una herramienta organizativa de trabajo para el pueblo, del que emana la soberanía y salen los políticos, y de la que por cierto, fuimos despojados por el inofensivo y dialogante Zapatero apoyado por el pp, su socio de estropicios en un crudo y tórrido verano de crisis provocada allende los mares. Sin preguntarnos. Como a la Constitución, a la que mutilaron sin su consentimiento. Nuestro lugar y soberanía ya los ocupaba la banca internacional.
¿Celebrar todo esto tiene sentido? Creo que la misma Constitución no lo tiene nada claro.
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