martes, 5 de diciembre de 2017

Esto no es una democracia



esto no es una pipa

Proceso el que tiene el PP colgado. Los populares hablan de las causas contra el independentismo para que no hablemos de las suyas. Hasta Rajoy se ha ido a hacer cosas a Cataluña para distraer la atención de la que le está cayendo en Génova. Y va por ahí ondeando la bandera de la legalidad mientras una jueza procesa a su partido por la presunta destrucción de los discos duros de Bárcenas y a dos de sus miembros por el delito de encubrimiento. Lo típico de las democracias avanzadas. El partido del gobierno sentado en el banquillo de los acusados por machacar pruebas clave que le incriminan en una trama de financiación ilegal. Y nadie dimite, ni pasa nada. Nunca. Que caiga el peso de la ley… sobre los catalanes.
El que presume de hacer cumplir la legalidad, acusado de violarla y obstruir a la Justicia. Rajoy presume del 155 para tapar los 35 martillazos que le dieron a los discos. También se precia de colaborar con la judicatura, pero lo cierto es que su partido no sólo ha hecho desaparecer evidencias, además desatendió durante semanas su requerimiento y ha intentado por todos los medios que se cerrara el juicio, parece que pactando con Bárcenas para que retirase la acusación a cambio del trato de favor a su señora. Pero esta vez no han podido colocar a un magistrado que les afine el caso.
Sí lo han hecho en el juicio por la caja B -otra de las piezas del interminable rompecabezas de la corrupción del PP- en el que su “querida Concha” Espejel, como la llama Cospedal, ha apartado al magistrado que llamó a declarar a Rajoy. Cuando no pueden eliminar las pruebas ni el juicio, fulminan a los jueces. Aplauden la independencia judicial cuando persigue al independentismo, mientras la destrozan a mazazos cuando la magistratura les levanta las alfombras. Es el mismo gobierno que utiliza a la policía y a los medios para extorsionar a los rivales, los decretos y los tribunales para perseguir a disidentes, las porras y las pelotas de goma para atacar a los manifestantes, las fortunas y los bancos para dictar las leyes y financiarse ilegalmente.
Y luego lo llaman democracia y separación de poderes y se llaman garantes de la legalidad y defensores del Estado de derecho, pero no lo son. Tenemos los mecanismos democráticos, pero están tan pervertidos, secuestrados y manipulados, tan amenazadas la igualdad y las libertades, que la soberanía popular es una entelequia. Un simulacro.
Los controles sólo funcionan para la masa, nunca para el poder. La oposición legitima a un ejecutivo corrupto y juntos sirven a las élites en contra del interés general. De la monarquía a la banca, el orden establecido es intocable e impositivo. Tenemos además un gobierno autoritario y antidemócrata que se niega a juzgar a los fascistas y añora tener a los franquistas en las calles, como acaba de hacer el presidente del gobierno.
Llamarlo dictadura es una exageración que trivializa el fascismo y oculta el verdadero problema: que vivimos en un régimen fallido ante el que la mayoría no se rebela porque la simulación de democracia es un éxito. Pero como en el famoso cuadro de la pipa Magritte, lo que vemos no es la realidad, es sólo su representación. Esto no es una democracia. En todo caso, es una democracia de mierda. 

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¿Qué es una dictadura? ¿Sólo el hecho de que un militar imponga sus gónadas por narices y someta a golpes a un país por medio de la violencia y la represión? Eso fue el prólogo de lo que tenemos ahora. Por desgracia hoy por hoy y especialmente en España, no  sólo es eso. Ojalá fuera a sí de simple, porque la misma UE lo aislaría y lo apartaría como una epidemia mortal. 

Una dictadura en el siglo XXI también es el régimen que se apodera de un estado con la promesa de salvarlo de un enemigo estratégico o de una situación dramática que las democracias débiles, y que a veces creen que no lo son aunque se auto-consideran democracias reales y para las que la autocrítica se califica de 'cenizo cascarrabias', se muestran incapaces de resolver, y que los tiranos camuflados de demócratas reformatearán  a su bola aplastando con su poder absoluto e invasivo fundamentado en 'legales' mayorías absolutas pero sin legitimidad real al carecer de ética que fundamente y sirva al bien común y los DDHH, porque se han basado en el engaño colectivo contra los mismos ciudadanos que los eligen por medio de una democracia estrictamente formal y sin contenidos democráticos, creyendo  todas las milongas de unas promesas falsas cuya verdad única es que serán de imposible cumplimiento dadas las condiciones y los intereses de los candidatos. 

Esa basura política no es sólo una dictadura, es dictadura con premeditación, alevosía y engaño convertido en programa electoral y que no se limita a un poder ejecutivo corrupto y sustituible, sino que convertido en trama dictatorial, abarca la corrupción de los tres poderes del Estado y con ello, afecta a todo el conjunto social y político: impone "su" justicia, su "educación", "su" economía", "su" orden público, "su" sanidad, "su" religión, "su"criterio unívoco en todos los asuntos, sin respetar ni escuchar ni considerar jamás las demás opiniones ni proyectos políticos que en democracia se supone que existen para regular, cooperar, corregir y modificar asuntos graves mal gestionados por el ejecutivo y apoyados por un poder legislativo embunkerado con el ejecutivo y por un poder judicial elegido por el mismo ejecutivo. 
Ese merder político, además de funcionar en la práctica como una dictadura "legalizada" y hasta "legitimada" por los números y el paripé institucionalizado, que no por los valores éticos, cívicos y verdaderamente democráticos que deben avalar las democracias, es un engaño colosal que debería tipificarse como delito de malversación y perversión de la inteligencia colectiva y fraude político con gravísimas consecuencias para cualquier estado. Tan colosal es ese engaño que ha conseguido que no se le reconozca como la dictadura absoluta que es: su realidad sólo se puede reconocer si se toma en serio la memoria histórica y el conocimiento del legado franquista, y/o en la literatura de anticipación como en el personaje del Gran Inquisidor de Dostojeswsky, en  1984 de Orwell , Un mundo feliz de Huxley o en La MetamorfosisEl Proceso de Kafka, en las que se hace un estudio individual y social de ese engaño terible que se refuerza a base de cambiar el lenguaje. Y eso ya nos lleva de Goebbels a Chomsky. 
Relatos basados en intuiciones y comprobaciones profundas de una realidad cada vez menos humana y más deshumanizable. En cuya entropía nada es lo que parece y las formas, las palabras sin contenido y la manipulación enmascarada de la 'legalidad respetable' hace posible la muerte social de la honestidad política para dar paso al emporio de la psicopatía sociópata que ahora disfrutamos pensando que todo se reduce a "pelillos a la mar" y a "ya iremos saliendo de la crisis". Para ampliar más el concepto y los matices recomiendo fervorosamente la lectura del artículo de David Torres que acabo de colgar hoy mismo en este mismo blogg.

El hecho de que en el nuevo formato de dictadura camuflada de lagarterana y revendida como democracia heroica capaz de superar civilizadamente(¡!¿?) una dictadura horrible que ya queda tan lejos, como para olvidar que en Cuelgamuros están aún enterrados con honores de héroe los despojos de un psicópata al que aún veneran como símbolo de la ppatria, y que a los que nos gobiernan les parece una estupidez reducir a cinco veces cero el presupuesto para aclarar y desactivar para siempre la bomba fétida de las cunetas, los asesinatos y torturas nunca reconocidos e incluso vividos como hechos gloriosos y ejemplares por la manada  que se ha alzado con el poder. Que no se contemple la pena de muerte como ley aplicable no significa que este modelo de dis-funcionamiento político y social no condene a muerte lenta, feroz y degradante a los molestos, a los insignificantes, a los pobres involuntarios, a los discriminados por su nacimiento, a los que sobran o bien porque carecen de recursos y salen caros de mantener para las pirañas controladoras, o bien porque no dan la talla de narcisismo, soberbia, avaricia, crueldad y psicopatía social suficientes para trepar con éxito a las más altas esferas del poder y hacerse los amos del cotarro, 'discapacidad' de clase que  se condena a la cadena perpetua de servir  y sufrir sine die y de generación en generación, como esclavos, la falta de humanidad y de conciencia  del cacicato de siempre, disfrazado de lo que haga falta con el único programa electoral de forrarse a calzón quitado, hacer de la política institucional una profesión vitalicia y privilegiada viviendo de los impuestos de las clases más humildes y desprotegidas de las que en vez de ser sus portavoces son sus parásitos, y, por supuesto, disfrutando de impunidad for ever & ever hagan lo que hagan.

Cuando la gente se pregunta por qué viendo lo que vemos y soportando lo que soportamos nunca pasa nada, deberían echar un vistazo sosegado más que indignado a las causas, para entender los efectos y no guiarse por las opiniones de nadie ni por los comentarios de taberna y colegueo, sino por lo que la evidencia demuestra a nada que se observe con objetividad. Y descubrir y aceptar que la autoestima de un pueblo no es necesariamente una sublevación contra nadie, ni una locura "antisistema" como si un sistema fuese de manufactura divina por el hecho de ser el que a uno le conviene, sobre todo y además, si perjudica a una gran mayoría de seres humanos, sino la justa reivindicación de los derechos más elementales y la constatación de que hasta el mejor sistema tiene problemas y que por el hecho de estar 'sistematizados' no se posee ninguna verdad absoluta  e intocable, y  que señalar errores e injusticias y reclamar derechos incumplidos, no es sedición, ni independentismo, sino democracia y justicia. En realidad el independentismo se presenta con virulencia cuando los estados no funcionan  y una parte de la ciudadanía se ve y se siente más capacitada para gestionarse con autonomía que dependiendo de un estado central desastroso . Es la misma dinámica del divorcio, que se produce cuando un miembro de la pareja se siente ajeno, incomprendido, acosado e incluso maltratado por el otro, que en vez de reconocer sus errores y malversaciones de la convivencia se enfada y se venga. Parece mentira que el pp sea tan solidario en sus anuncios contra la violencia de género y no se dé cuenta de que se está comportando con Catalunya igual que  los maltratadores con sus víctimas, a las que no quieren pero tampoco dejan  libres para que rehagan sus vidas. El encarcelamiento de los diputados catalanes es exactamente igual: una violencia política ejercida desde la prepotencia constitucional de quienes se han apropiado del Poder Judicial y lo manejan a su antojo, lo mismo para salir indemnes de sus procesos como de cualquier barbaridad que perpetren, quitando y poniendo jueces, fiscales y magistrados de su cuerda como si jugasen al ajedrez y modificando las leyes civiles y penales a su antojo  y a tenor de sus intereses. Ejemplo ¿qué habría hecho el pp si el numerito de Esperanza Aguirre en la Gran Vía lo hubiesen protagonizado Manuela Carmena o Rita Mestre o si los policías municipales se hubiesen ensañado como lo han hecho contra Carmena, con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes o con Ana Botella en sus tiempos caféconleche in Plaza Mayor-expropiaciones y desahucios para la sicav del nene, de ese hijo que junto con la madre alcaldesa prevaricadora y cohechista deberían estar imputados por corrupción y haber obligado a la madre a dimitir como alcaldesa, igual que IU obligó a dimitir en el ayuntamiento de Rivas a Tania Sánchez por motivos mucho menos graves, pero de ética poco limpia? Esa pasividad moral del pueblo español es uno de los resultados más dramáticos de la malformación que ha producido la talidomida dictatorial, administrada durante cuatro décadas franquistas y sin que se haya corregido esa desgracia durante una transición que se ha ahogado sin remedio en el fango corrupto. Por muy buena que sea una Constitución acaba resultando papel mojado cuando la sociedad está tan enferma que ni siquiera es capaz de ver su enfermedad y se pasa la vida y la historia buscando culpables de sus desgracias,sin darse cuenta que ella misma produce, acepta y  deja impune su propia deriva en la que todo se rige mucho más por lo aparente que por lo real, por las formas que han perdido o quizás nunca han tenido fondo, contenido y lucidez para comprenderlo. Y todo ello heredado y transmitido durante generaciones. Se ha leído y comentado en los planes de estudios a Quevedo, Jovellanos, a Larra, a la Generación del 98, a Valle Inclán, a Lorca, a Miguel Hernández, a Alberti, a Buero Vallejo, a  Ortega y Gasset, a ferrer i Guardia, a José Luis San Pedro, y nunca pasa nada,  se han quedado sus testimonios encima de la piedra insensible de la costumbre y del rito, como una capa de barniz rancio y cuarteado, como rezan en misa el padrenuestro, dicen amén a todo y sacan en procesión los pasos de la imaginería .
Tal vez no se ha caído colectivamente en la cuenta de que no puede  pasar nada digno de ser considerado como cambio evolutivo hacia planos más lúcidos y completos en el conjunto de un país en el que todo lo fundamental resbala y carece de raíces en la conciencia de los individuos, dormida o inexistente, difuminada entre el miedo indefinido a todo cambio a mejor y la abulia obediente y mísera que produce la resignación y la falta de horizonte espiritual ( que no se trata de  materia religiosa, sino racional-emotiva y conectada con el sentido de la vida cotidiana, en una praxis normalizada en el convivir, en el convocar, en el apoyo mutuo sano y participativo donde todo importa, vincula y compromete a la sociedad entera desde una vivencia de la libertad responsable y solidaria, que aumenta la esperanza, la creatividad y la felicidad personal y compartida) Todo ese proceso no puede tener lugar en una dictadura violenta y represora ni tampoco en una dictadura solapada, que no reprime matando los cuerpos porque ya no es necesario si se ha anulado, castrado o matado el alma del pueblo, es decir, el alma de cada ser humano que no sabe ni puede ejercer su humanidad plenamente, porque cuando se intenta, se acaba en la marginación, en el olvido intencionado, en el escarnio público, juzgados y despellejados por la prensa, o en la cárcel.


Lo mismo que la ropa ya no se lava a mano, que los alimentos se conservan en frigoríficos, que no se viaja en carro sino en coche, tren y avión, que los homosexuales ricos ya no se queman en la hoguera y alquilan vientres de mujer ponedora para tener hijos transgénicos, pues también ha evolucionado el formato dictatorial. Se ha refinado muchísimo: ahora se llama globalización económica de los mercados que son el eje del mundo y la excusa perfecta para justificar cualquier monstruosidad que sea buena para el negocio, claro, que no es igual ni tiene la misma gravedad en todos los países, cambia mucho según el grado de conciencia social y ética de los pueblos. En España está clarísimo: parte el bacalao el caciquismo de la oligarquía millonetis de toda la vida. Sólo les faltaba sacarse el título de liberales, demócratas y socialdemócratas para estar avalados urbi et orbe y campar a sus anchas. Y como ya han hecho hasta la tesis, lo tienen a portata di mano, tal que se dice en Italia. A la vista está.
Anoche viendo en la  2 de TVE el mundo paralelo de cuatro catedráticos, doctores/as en derecho político,  en el programa Milenium, -uno de los pocos que  aún resisten sin censura notoria en la tv pública-, me quedé atónita. Sólo se salvó por los pelos una invitada, que era del PSC, según dijeron en la presentación. Según la estadística de mi recuento en el debate y extendiéndola a la sociedad, como hace el CIS pero en versión casera y mini, sólo un 25% de los españoles está en condiciones de experimentar un cierto grado de lucidez y capacidad para pisar tierra sin irse de varas y sin limitarse a sus prejuicios y razones intocables.
Así se explica que el emperador en bolas siga a sus anchas por esos andurriales mediáticos, vendiendo la cabra de la visibilidad exclusiva de su traje invisible.

¿No es en las dictaduras donde se encarcela a y se tienen que exiliar los políticos disidentes para no ir a la cárcel, porque se ha legislado como delito el hecho de  tener una visión distinta del estado y pronunciarse en público como disidentes? Lenin, Hitler, Stalin, Franco, Mussolini fueron los maestros del siglo pasado en ese arte de la represión. Si España no fuese una dictadura funcional enmascarada de una democracia que ya nadie normal se puede creer, nadie con un mínimo de sentido común caería en el ridículo de hacer una metátesis cualitativa de significado llamando políticos presos a los presos políticos para quitar hierro a una expresión que significa exactamente lo mismo se diga como se diga, puesto que el hecho es indiscutible: personas dedicadas a la política que están en la cárcel porque piensan distinto que sus carceleros  y excedidos en sus funciones tanto como sus carceleros; vamos, algo así como el caballo blanco o el blanco caballo de Santiago, como intentar marear perdices distinguiendo entre política pésima o pésima política, entre presidente impresentable o impresentable presidente. Quieren convencernos de que somos el Cottolengo a su servicio. Y están poniendo todo de su parte para conseguirlo. Que no lo consigan ya es cosa nuestra.

¿Hasta cuando durará el relato? Uuuuuuuuuuhh....como ya auguraba el Hermano Lobo, una revista de humor de los años crudos, que con La Codorniz fueron a dúo Las Mongolias de la transición y de la dictadura con fachada, no como ésta que es de interior y  underground, eso, de cloacas...De las que sólo se percibe el pestazo cuando están que se salen de mierda y aunque la gente bien domesticada por una dictadura  vestida de democracia ad hoc, siga culpando del tufo "a la pertinaz sequía" de toda la vida. Ains!

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