sábado, 9 de diciembre de 2017


El miedo de Catalunya en Comú era que la campaña de las elecciones que se celebrarán el próximo 21 de diciembre replicara la dinámica de bloques que ha operado, principalmente, desde las autonómicas de 2015 que llevaron a los independentistas a la mayoría absoluta. Y así había sido, al menos hasta ahora. La candidatura que encabeza Xavier Domènech busca introducir en el debate, en los discursos, elementos disruptivos que permitan salir del bucle. Y creen haberlo encontrado.
"Nuestra impresión es que los adversarios quieren polarizar, reeditar el clima del 27S con el agravante de que ahora hay personas en la cárcel", apuntan a eldiario.es desde el equipo de Domènech. Frente a esta tendencia propiciada a partes iguales por los independentistas y los autodenominados constitucionalistas, los  comunes  han detectado una bolsa de votantes "cansados" de la dinámica de bloques y que ven en la tercera vía que quiere representar CatComú.
"Esa tercera vía se está abriendo espacio", apuntan desde el equipo de campaña. Es la opción de la "tercera papeleta", la del "ni DUI ni 155, sino desbloqueo". Los estrategas de los  comunes han encontrado además el objeto, el significante que aglutina estos anhelos que las encuestas detectan pero que no se reflejan, al menos de momento, en las previsiones electorales.

Del  candidato Borgen a la "llave" de la gobernabilidad

El primero en lograr, de alguna manera, este objetivo fue el PSC, que situó a Miquel Iceta como el  candidato Borgen. Un concepto ahora en disputa que sobrevoló el Día de la Constitución y fue protagonista en buena parte de los corrillos en el Congreso de los Diputados el 6 de diciembre.
El temor a una repetición electoral se ha instalado, quizá más en Madrid que en Catalunya. En el Congreso ya se vivió en la primera parte de 2016 el carrusel de negociaciones y guerras de relato que condujo a los comicios del 26J. Más importante que el candidato a la Presidència de la Generalitat, aseguraban algunos, es saber quién romperá el equilibrio de dos bloques que, según parece, podrían salir el 21D sin ninguna mayoría absoluta.
"Pregúntale a Domènech", fue la respuesta que un importante barón regional del PP dio a varios periodistas cuando fue preguntado por esa posible repetición electoral. Horas antes, el candidato de CatComú había sacado esa llave de casa antigua del bolsillo durante un mitin y había arengado a los presentes: "Ahora ya todos reconocen que seremos decisivos".
Son, y este es el mensaje fuerte hasta el final de la campaña, los llamados a "desbloquear la situación, poner la gente en el centro y abrir un nuevo tiempo de soluciones".

Construir épica e ilusión

La campaña de las catalanas de 2015 fue netamente emotiva. Y, de momento, la de 2017 lo está siendo también. "La llave" busca aportar a la campaña de los comunes construir esa "épica" y esa "ilusión" sin la que no hay relato posible en un proceso electoral.
El objeto se ha convertido incluso en protagonista de una campaña más informal, pensada para redes, que CatComú ha lanzado en forma de diario interno de Domènech.
Los estrategas de la campaña no quieren repetir los errores de 2015, cuando Catalunya Si que es Pot intentó lanzar mensajes distintos hacia  targets distintos. "Ahora buscamos los puntos en común de esos 279.000 votantes de Junts pel Sí  que han acabado descontentos con el  procés y de ese 30% de votantes del PSC que considera el 155 una infamia", explican a eldiario.es.
"La evolución ha sido brutal en términos de discurso", apuntan. "Está siendo mucho más unitario", siguen.
Buena prueba son los mítines y actos conjuntos de dirigentes tan dispares, al menos en la teoría, como Teresa Rodríguez, líder de Podemos Andalucía, y Joan Mena, que procede de EUiA. O Pablo Echenique con el propio Domènech o la eurodiputada de IU Marina Albiol. En 2015, como recuerdan muchos de los que vivieron aquellas elecciones, parecían partidos distintos. De hecho, la presencia de dirigentes de Podemos en la campaña que dirige CatComú, que se planteó de forma limitada en un primer momento, es creciente según avanzan los días.
En la noche del 21 de diciembre los comunes pueden encontrarse en una situación paradójica. Aunque quienes saben de encuestas aseguran por lo bajo que la volatilidad del electorado hace muy difícil una predicción ajustada del resultado, Catalunya en Comú sí asume con más o menos resignación que Domènech no romperá las marcas de CSQP en 2015.
Y aún así, incluso con un resultado peor, puede encontrarse en la noche electoral con que tiene la llave que abrirá el candado de la gobernabilidad.

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