21 Dic 2017 Público
Hasta la revolución industrial
la única energía que podía usar la humanidad era la proveniente de la
energía solar, básicamente en forma de alimentos y en menor medida de
las corrientes de agua mediante molinos y el uso del viento, también en
molinos y en las velas de los barcos.
El uso de combustibles fósiles permitió el acceso a fuentes de energía
adicionales, reservas de energía solar fósiles, que facilitó el
desarrollo de nuestra civilización. Este proceso se aceleró en
sobremanera con el uso del petróleo.
Los primeros pozos de petróleo
arrojaban una tasa de retorno energético de 100/1, es decir conseguían
100 unidades de energía por cada una invertida. Con estas condiciones se
disparó el avance de nuestra civilización, siendo los países
enriquecidos los que captan las 3/4 partes del beneficio que la energía
barata produce.
Con la irrupción de los
combustibles fósiles podemos poner a nuestro servicio esclavos
energéticos que no proveen de servicios equivalentes a los que podrían
proporcionarnos personas esclavizadas: proveen de alimentos, vestido y
calzado, nos construyen casas, nos transportan, no protegen del frío y
del calor, nos entretienen,….
Así, en nuestro país, disfrutamos de unos 40 esclavos que trabajan para
nosotros 24 horas al día, que pasarían a ser 120 si fuéramos
benevolentes con ellos y solo lo hicieran 8 horas diarias los 365 días
del año.
Pero estos esclavos, no son gratuitos, son proporcionados por un
limitado número de traficantes, en nuestro país tres empresas, Endesa,
Iberdrola y Gas Natural-Fenosa acaparan la mayor parte de los esclavos
procedentes de la energía eléctrica y otras Repsol, Cepsa, Enagas
abastecen la mayor parte de los esclavos encarnados en combustibles
fósiles.
Es decir, un reducido número de
corporaciones controlan los precios y modo de abastecimiento de los
esclavos energéticos controlando así todas nuestras actividades
económicas y sociales, tal como las desarrollamos actualmente.
En la medida en que la obtención
cantidades actualmente necesarias de combustibles fósiles de fácil y
barato acceso va descendiendo en esa misma medida tenemos que renunciar
al número de ellos que utilizamos y por tanto disminuyen los servicios
que obtenemos, y este declive se va acelerando progresivamente
conduciéndonos al colapso de la civilización tal como la conocemos.
Otra consecuencia del empleo de
esclavos energéticos es que necesariamente su captura origina fuertes
destrozos en muchas de las zonas de la que se extraen, ya sea por las
técnicas utilizadas o por accidentes inherentes a la actividad humana;
estos últimos también son habituales en el transporte de combustibles
líquidos.
Los esclavos tiene su
metabolismo y fruto de él producen desechos, básicamente en forma de
gases contaminantes que están modificando la composición química de los
mares y atmósfera y en la que nuestra civilización se ha desarrollado,
la mayor parte de estos gases está compuesta por CO2, gas de efecto
invernadero, modificando así el equilibrio dinámico de intercambio de
energía entre la que proviene del Sol y la que emite la Tierra.
Este cambio está produciendo una
acumulación adicional de energía en nuestros océanos y troposfera que
se ha calculado en el equivalente a la energía liberada por cuatro
bombas nucleares similares a la arrojada sobre Hiroshima en cada
segundo.
Tal cantidad de energía
originada por la actividad humana está provocando el Calentamiento
Global, elevando a una velocidad vertiginosa la temperatura media de la
Tierra, fundiendo glaciares, elevando el nivel de mar y dopando, cual
esteroides, el ciclo del agua intensificando fenómenos climáticos
extremos como huracanes y temporales y lluvias torrenciales.
El simultáneo doble
comportamiento de nuestros actuales esclavos energéticos tiene
inevitables y dolorosas consecuencias tanto para los países
enriquecidos, adictos a los esclavos energéticos, como para los países
empobrecidos que soportan con mayor rigor los efectos del Calentamiento
Global.
Se impone la transición urgente y
democrática hacia el uso de muchos menos esclavos y que exclusivamente se funcione con la energía proveniente de Sol, equitativamente empleada por
toda la población mundial.
Hay que cambiar de senda y es
ahora. Cualquier retraso lleva consigo mayor dificultad para cambiar de
trayectoria y mayores niveles y extensión de sufrimiento humano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario