una historia edificante
En un artículo de prensa, la escritora Laura
Ferrero cuenta la siguiente historia. El 19 de junio de 1936, el
boxeador alemán Max Schmeling se enfrentó a Joe Louis, El Bombardero de Detroit, un negro considerado el rey de los pesos pesados. El Perro Nazi, apodo de Schmeling, derribó a Louis y dicen que, al terminar, declaró: “Me siento muy orgulloso de mi raza: la aria”.
Poco tiempo después, Schmeling voló a Estados Unidos para enfrentarse de nuevo a Louis. No hubo pelea propiamente dicha porque Joe Louis solo necesitó seis minutos para derribar al alemán. Ante su victoria le preguntaron: “¿Te sientes orgulloso de tu raza esta noche?”, a lo que respondió: “Sí, estoy muy orgulloso de mi raza. La raza humana”.
Una respuesta adecuada y admirable… en 1936. ¡Pero estamos en 2017 –en esa edad ominosa que ha tenido que ser bautizada Antropoceno! Hoy nuestra tarea es superar el narcisismo de especie. Descentrar al ánthropos, dejar atrás la infantil adoración por nosotros mismos, ver más allá de la raza humana…
Poco tiempo después, Schmeling voló a Estados Unidos para enfrentarse de nuevo a Louis. No hubo pelea propiamente dicha porque Joe Louis solo necesitó seis minutos para derribar al alemán. Ante su victoria le preguntaron: “¿Te sientes orgulloso de tu raza esta noche?”, a lo que respondió: “Sí, estoy muy orgulloso de mi raza. La raza humana”.
Una respuesta adecuada y admirable… en 1936. ¡Pero estamos en 2017 –en esa edad ominosa que ha tenido que ser bautizada Antropoceno! Hoy nuestra tarea es superar el narcisismo de especie. Descentrar al ánthropos, dejar atrás la infantil adoración por nosotros mismos, ver más allá de la raza humana…
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