sábado, 23 de diciembre de 2017

Reflexiones


He escuchado el diálogo entre los amigos de la RTV del Poble que acabo de colgar aquí mismo. Una reflexión muy interesante sobre las elecciones catalanas y el papel de  la izquierda que no ha resultado positivo para el espectro político reflejado en la sociedad catalana a la hora de votar. Como siempre en la izquierda surge la autocrítica y los auto-reproches habituales: 

1) La culpa es de la división interna de los partidos.

2)La culpa es de que falla el empoderamiento ciudadano.

3)La culpa es de la estructura demasiado rígida de las cúpulas de Podemos e IU que no tienen en cuenta las opiniones de las bases.

4)La culpa es de que no tenemos ilusión, se ha perdido esa ilusión del principio

5)La culpa es de que al faltar la ilusión y ser tan moderados y conciliadores, no resultamos atractivos a la hora de votar. Necesitamos más hostilidad y menos moderación.


He ido reflexionando mientras escuchaba con atención a los amigos y amigas que han hecho el regalo de debatir para todos y todas desde una tele lliure del poble valencià como es la de Meliana. Popular de verdad. No sólo de nombre usurpado como el pp. 
Sus aportaciones nos dan materia para pensar y llegar a conclusiones interesantes y necesarias, por eso agradezco tanto que estén ahí. Y voy a escribir algunas conclusiones acerca de estas ideas para debate.

1*) Me parece una conclusión un poco facilona. Los partidos en democracia y si son de izquierdas, no tienen la tentación de la uniformidad, sino el imperativo de  la pluralidad y de los acuerdos mediante el diálogo y la convivencia sin acritud ni hostilidades que enrarecen y enferman el tejido político de la sociedad y lo empobrecen en todos los aspectos. Un par de sus objetivos básicos son la pluralidad y el debate interno, por encima del silencio estratégico de los corderos obedientes de la derecha, donde lo de ganar a cualquier precio es una apisonadora mecánica aplasta-conciencias. Para el alma de la izquierda la coherencia y la ética son un objetivo fundamental, que en la derecha no existe. Tan fundamental que se considera por encima hasta de ganar objetivos si eso implica degradarse como seres libres y coherentes. Para la izquierda el fin nunca justifica los medios y cuando eso ha ocurrido el grupo que lo ha perpetrado lo acaba pagando carísimo. Ejemplo: el Psoe tras el GAL quedó herido de muerte política y de hecho, no ha levantado cabeza desde entonces,cayendo en  picado aunque tras el atentado de Atocha se le volvió a votar, no fue porque se le considerase mejor mi más decente que al pp, sino simplemente un mal menor y un voto útil para echar al impresentable Aznar y a sus huestes que con la Guerra de Irak e ignorando a la ciudadanía que salió a la calle en pleno para reivindicar la paz , nos trajeron la consecuencia de Atocha. Para la izquierda la política no es un negocio de caciques que se hereda, sino un servicio temporal al bien común. Mucho más un sacrificio personal que una prebenda regalada por no dar golpe y poner el cazo. 

2*) Si el empoderamiento ciudadano falla no es culpa de la organización de los partidos. En realidad no es culpa de nadie, pero sí es responsabilidad de todos y de todas. 
Hemos recibido desde siempre una educación muy egocéntrica y personalista: educarse, trabajar y estudiar, montar empresas y negocios, "colocarse" como funcionarios, sacar oposiciones para comodidad laboral y vivir para los propios intereses, "triunfar" donde sea y como sea. 
De la política y de gobernar, si eso, ya se ocupan los profesionales del gremio, los enteraos, los "cultos" de turno, nosotros no. 
Desde siempre todo nos lo dan pensado, digerido y hecho desde las alturas, los estrados, los cuarteles, los tronos y los púlpitos. Para colmo cuando la crisis nos sacude a lo bestia y por fin salimos del sopor y un 15M movido fundamentalmente por los jóvenes que no inventaron el espíritu del 78 pero que están sufriendo las consecuencias de nuestra apoliticidad, que han estudiado libremente y sin presiones como sucedió a las generaciones nacidas en la dictadura, nos zarandean las conciencias o incluso hicieron nacer y despertar esas conciencias que en la España de siempre nunca tuvieron glamour suficiente para manifestarse. No la echaban de menos, porque ya un generalísimo la tenía secuestrada en su mausoleo de El Pardo y luego de Cuelgamuros, hasta hoy...

Por esas razones cuesta tanto hacerse cargo de esta realidad de hoy, de ahora. Cuando el pasado no se liquida limpiamente, se convierte en cadena y grilletes que nos atan desde dentro de nosotras mismas. Nadie nos ha enseñado a ser inteligencia ni conciencia colectiva. Nunca lo hemos visto aquí. Sí lo hemos descubierto en otros pueblos y estados, pero lo hemos considerado un hecho típico de otras culturas, nunca de la nuestra. Por eso nuestros genios y figuras son casos aislados. Personas raras que casi siempre se acaban exiliando, no porque se quieran ir, sino porque nuestra forma de tomar la vida las echa fuera del sistema español y tienen que elegir entre la patria y la vida que necesitan para respirar y viceversa. Ellos sí que se empoderan, pero empoderarse en soledad es muy triste y tienen que elegir entre automutilarse la conciencia y el futuro o marchar a lugares donde ambos puedan sobrevivir sin riesgo, sin miseria, sin zancadillas, sin corrupción endémica que es casi un atributo necesario para salir a flote entre las basuras de todo tipo.
Si tenemos que esperar a que nos empodere un partido político nunca nos empoderaremos. Seguiremos siendo partidodependientes, obedeciendo consignas para "cambiar" el espejismo  que parece nuevo pero es el de siempre. Sólo que esta vez no habrá "bis". Si no hay cambio de verdad, en todo, será el fin de la historia humana. El empoderamiento es la clave, pero tiene que estar orientado a unos valores nuevos que están por hacer. Un partido no es dios. Ni tiene las soluciones. Ni todas las herramientas .Ni todas las verdades. Un partido es sólo una vía, no el mapa completo. Los cartógrafos a pie de marcha son las ciudadanas/os (no los de Rivera y Arrimadas & Ibex35)

3*) Si creéis que "la culpa" es de la organización demasiado rígida y dominante de los partidos, cambiadla. Poco o nada tienen que ver Pablo Iglesias o Garzón con lo que hagáis en vuestro pueblo la peña de Podemos en Común. ¿Queréis una renta básica para que a nadie le falte lo fundamental? Proponed en el ayuntamiento la manera de conseguirlo a nivel municipal. Claro que es deseable esa renta para todo el país, pero la amiga que defiende esa propuesta en el debate, ¿no ha caído en la cuenta de quiénes están gobernando España y los presupuestos?  Si de momento no podemos cambiar el estado, sí que podemos mejorar mucho y cambiar el pueblo y el barrio, el distrito, que tiene ayuntamiento y presupuestos que se pueden emplear de muchas formas. La CUP catalana es lo que hace en los municipios que gobierna y va de lujo...Y si no ahí está Marinaleda, donde la crisis no ha clavado sus colmillos. Ahí está La Caixa de Ontinyent que se salvó de la quema bancaria porque sus inversiones desde siempre son comarcales invirtiendo en los habitantes de la zona y mientras los bancos se arruinaban arruinando de pasos al estado y a los contribuyentes, ella., esa Caixa, estaba y sigue estando divinamente.
La culpabilización constante como desahogo tiene el peligro de la parálisis y el cabreo del victimismo. Hay que superar ese estado de abatimiento y comodidad añadida.

4*)Que me perdonen los y las ilusionófilas/os, pero ya lo he dicho muchas veces: la ilusión es un autoengaño. Miremos, como ejemplo cercanísimo la Navidad que es el territorio comanche de las ilusiones a tutiplén : Santa Claus, los Reyes Magos o la Befana son los símbolos del tema...¿Dónde están, dónde se esconden cuando no hay dinero para regalitos? Pues lo mismo hay que aplicar en la política. No se puede ni se debe confiar a la ilusión algo tan fundamental para la vida en este planeta, como la política; un partido político no es un club de fútbol con hinchas y detractores, es un proyecto social que todos sus integrantes tienen que poner en marcha, y  que consta de una organización imprescindible para que funcione y su éxito es mover las conciencias y despertar a las personas para que saliendo de su narcisismo autista se reconozcan en la pluralidad de sus conciudadanos, en la conciencia y en los intereses colectivos del bien común.
La derecha española lo ve al revés: un club de caciques que viven de exprimir a todo dios y gobiernan contra la gente, por eso la ilusión les viene al pelo. Mienten más que ven y la peña ilusa pica el anzuelo D'Hont o Ibex, como en el caso de Catalunya y c's.
La izquierda no puede ser igual, sino lo contrario. No puede ni debe ser ilusa, que significa en latín -su origen- ser timada , engañada por una broma, por una burla. Defraudada. Para que algo nos defraude debemos participar en el juego, dar pie al defraudador o al bromista.
La ilusión no es la realidad que necesitamos, sino la fantasía que nos aliena. Donde habitualmente ponemos ilusión hay que poner hechos, convencimiento entusiasta y una determinación activa, participando en la construcción de esa realidad que deseamos y que sólo será posible si trabajamos en cosas concretas para hacerla realidad. Con la ilusión no se construye nada si al mismo tiempo no nos empleamos a fondo personalmente. Todos tenemos un barrio, un pueblo, una comunidad en la que vivimos, que tiene problemas de muchas clases. No estaría mal ir a las asociaciones de vecinos y preguntar en qué podemos ayudar, ir a las juntas de distrito municipales o al ayuntamiento del pueblo e interesarse en ir a los plenos, intervenir, preguntar, proponer, cooperar y empezar por ahí, luego,según lo que se perciba y se vea, acudir a los partidos políticos y conocer sus propuestas y el sentido de sus ideologías y asociarse con los que aporten valores adecuados a lo que buscamos, unir la política municipal y barrial, porque en las comisiones municipales participan vecinos de todos los partidos y también ideológicamente "laicos" y aconfesionales, que también tienen los mismos motivos para desear el bien común. El empoderamiento empieza así: participando en común y en pluralidad. Nada de ilusiones: hechos. Propuestas. Empuje. Diálogo. Preguntas y respuestas. Aprender a distinguir el compadreo de bar del trabajo comprometido en la politeia, que es cosa de todos, no sólo de los gestores políticos sectoriales e ideológicos.

5*) Ser combativos en el compromiso social no es ser agresivos y hostiles a los "contrarios". En un ambiente de hostilidad continua no hay manera de hacer nada democráticamente. La gestión del bien común no es una feria de vanidades, ni un juego frívolo de poderes y negocios, de cálculos y estrategias entre el Monopoly y el Stratego, entre el Parchís y el Ajedrez, desparramando ego a tutiplén. Hay de por medio seres humanos, derechos y deberes, necesidades y urgencias suficientes como para no dejar todo eso en manos de "especialistas" que nos guíen como al ganado. La politeia no es una religión, no es una federación de fútbol, no es un dominó de sectas ideológicas o financieras que practican rituales como los del Bar España de Castellón. Esas barbaridades suceden precisamente porque la politeia se desentiende de sus deberes y sólo desea ver cumplidos sus derechos, sus "ilusiones", sin poner de su parte nada más que las papeletas en las urnas y los impuestos en Hacienda. Está claro que esa liturgia es insuficiente, el 15M lo dejó claro, Podemos intenta mantener esa línea pero no lo conseguirá si seguimos esperando que su cúpula haga nuestra faena. Ellos están en el Parlamento plantando cara a un status vergonzante, nosotros tenemos que hacer lo mismo en el barrio, en el municipio, en el sindicato, en las ILPs, en las Plataformas cívicas. Hay mil frentes en los que LUCHAR sin rabia, sin odio, sin hostilidad, sino con razones lógicas, con madurez cívica y con el compromiso ético de un imperativo categórico, como lo define Kant y sin el que la democracia ni la justicia ni la igualdad son posibles: Obra de tal modo que tu conducta pueda convertirse en Ley Universal, (o sea, en fundamento y herramienta del bien común)

Ante el resultado en Catalunya, no es justo tomarla con la izquierda porque no usa los métodos de la derecha para ganar al precio que sea. La izquierda ha sido ninguneada por la prensa todos los días. La prensa es subsidiaria del IBex35 y ha estado las 24 horas dando como ganador a c's desde el comienzo de la campaña electoral, polarizando la opinión pública,en vez de apoyar el diálogo solo apoyan la gresca y los piques, lo fútil, excluyendo lo esencial. Aprovechando los problemas para exhibirse como reporteros agudos y hasta heroicos. Qué banalidad y qué horterada llena de lugares comunes y bobadas sin fuste elevadas a la categoría de evento noticiable. Eso es una labor de zapa total, una red de ataque al inconsciente colectivo. Hay fotos tomada a posta en las que Inés Arrimadas está de frente y con toda la luz sobre su figura, y a su lado Xavi Domènec de espaldas y en penumbra.

Las estadísticas manejadas a gusto del mejor pagador...Ha sido tan descarado que si hubiese dispuesto del ordenador habría podido hacer cada día un estudio paso a paso del 'proyecto c's', la prensa y sus mantenedores. Aunque la izquierda y concretamente Unidos Podemos se han dejado la piel, los medios no han explicado nada de esos esfuerzos, sólo anécdotas, se han dedicado a meter bombo y platillo para promocionar el melífluo extremismo de c's camuflado de "constitucionalista" -como si el resto de ciudadanía de otros colores no quisiéramos una constitución- y de única salida, que no han apostado por el diálogo ni por la conciliación: sólo quieren ganar y no sabemos para qué porque Arrimadas no ha explicado propuesta alguna que superase la descalificación de los demás partidos y el autobombo de sus mantras pírricos: igual que el pp.  Y es lógico: c's sólo se acopla a lo que hay cuando llega al poder. No aporta nada donde gobierna siempre con otros de su cuerda, como pp y psoe. Repite lo del pp  con treinta años menos, lo rancio vestido en Zara, pasado por los rayos UVA y el spa. No hay nada debajo de la imagen. Y la prensa ha estado volcada en esa vacuidad sin contenido pero con las pelas detrás pagando anuncios y quién sabe qué más.  Ellos son maestros en el arte de hinchar los globos de la ilusión, de fabricar y componer ídolos sin fuste pero con peso mediático, que cambian de rostros al precio del mercado. Según les rente o no cada figura comercial en el mercadillo de la falacia como prebenda.

Tenemos que liberarnos de esa trampa. Menos telefalacia de sofá y más convivir con nuestros vecinos, con nuestros portavoces, para exigirles que cambien cosas inoperantes o perjudiciales,  para ello tenemos que conocer las necesidades concretas e implicarnos materialmente y no sólo opinando, para cambiar lo que tanto mal nos está causando en todos los aspectos. Salir a la calle en manifestación para reivindicar lo necesario es fundamental y un deber cívico, pero aún lo es más hacer propuestas y trabajar juntas /os para que se hagan realidad. Y la vida no se nos quede en agua de borrajas televisivas, en despotricar mientras nuestras vidas siguen en la inercia de lo inútil y lo cómodo, esperando que otros vengan a solucionar lo que sólo será posible con nosotros trabajando  juntas por el mismo objetivo desde nuestra situación, desde nuestro ser y existir en común y codo con codo.

El cambio social que tanto deseamos y reclamamos sólo será posible si cambiamos por dentro y aprendemos juntos a ser un alma comunitaria, formada por almas individuales y diversas. Como los pétalos de una flor pintada por Miquel Barceló. Como las semillas en la espiga, como las ramas y las hojas de un árbol, como los árboles de un bosque lleno de vida y de posibilidades sorprendentes. La naturaleza no vive de ilusiones sino de realidades. ¿Por qué no aprendemos de ella en vez de perder el tiempo con Sálvame o con Al Rojo Vivo, Ana Rosa, o embobados con el lavado de cerebros a cargo de nuestra ínclita prensa experta en tópicos y chanchullos mediáticos, haciendo la cama a los que tienen la llave de la despensa - parné, y  a la que se le ve el plumero desde Marte, por lo menos? Disimulan fatal, cada vez peor.




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