Grecia: y ahora, ¿qué?
Tsipras tiene una propuesta. ¿Será tan diferente del paquete rechazado como para justificar todo el sufrimiento, todo lo que ha pasado?:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
Ínclito y cada vez menos inolvidable "camarada Isidoro"
Te leemos y flipamos, o mejor "felipamos". No por lo que dices, que ya estamos acostumbrados a ello, sino por el acervo político de donde procede lo que dices y en el contexto puntual en que lo dices.
De repente te ha dado un ataque de los tuyos, o sea, mediático-pseudosolidario-parlanchín, a favor de la democracia griega. Qué guay ¿no? Tu discurso es bífido y ambiguo, como ha venido siendo desde que te conocimos en tu salsa. Pero aunque dices respetar la voluntad de los griegos no respetas a los portavoces que los griegos han elegido para gestionar la crisis y los acusas, poco menos que de estar arruinando esa maravillosa y sui generis recuperación de la que Grecia, como España, estaba empezando a disfrutar tan ricamente las mieles, hasta que llegó Syriza a estropear la jugada de la Troika y sus socios generosísimos y con un estilazo quepaqué.
Veamos, Felipe. Una preguntita sin retranca alguna: ¿has sido socialista alguna vez?; si la respuesta es afirmativa, a ver si te atreves con la siguiente: ¿cuándo?. Otra preguntita en la misma onda: ¿estás seguro de que lo que tú llamas "democracia" coincide con el contenido semántico del término o cuando estudiaste Derecho ya no se explicaba el origen de las palabras y lo que significaban, porque lo importante era embutir a todo trapo 'legalidades' autónomas e independientes de cualquier contenido social y ético que superase el habeas corpus, el peccata minuta y el decúbito supino?
Alumno de Tierno Galván no fuiste, eso seguro, y si lo fuiste no te enteraste de nada, como un Alcibíades o un Glaukon, por no salirnos del ámbito griego, aunque luego le ofrecieses la candidatura a la alcaldía de Madrid para quedar bien y rentabilizar su decencia y lucidez, en lo posible. Pero sobre todo su iconografía, que la vuestra no pasaba de Rinconete y Cortadillo organizando el patio de Monipodio y necesitaba sacar en procesión otras imágenes más atractivas. Así se explicarían tantas cosas en tu exótico curriculum moral y político, como en el de tu compi Arfonzo, entendiendo por político, marrullero y charlatán encantador de lagartijas -la serpiente eras tú- y barrepadentro. Cualidades que han ido jalonando tu carrera política, combinadas con el taoísmo gatuno de tu otro icono, pero éste absolutamente pragmático, Lin Piao, el padre de un oxímoron inimaginable en otros tiempos menos liquídos: el comunismo capitalista, cuyo legado está dejando la economía mundial y el futuro de la especie humana en un nivelazo incomparable.
Con este mapeo de tus credenciales, disculpa, Felipe, que tu análisis sobre Grecia en tu artículo de hoy, nos dé la risa floja y la rabia sorda. ¿Cómo te atreves a criticar y a intentar degradar la impecable disposición y coherencia ética del gobierno griego? No será perfecto, porque la 'perfección' no es propia de lo humano saludable, sino de la neurosis y la rigidez, pero sí es decente, coherente y con suficiente valor práctico y limpieza de alma, como para atreverse a todo, tal que un Varoufakis -sí, incluso a dimitir después de ganar, fíjate!- por defender la vida, la dignidad y los derechos imprescindibles, no sólo de los griegos, sino de todos los pueblos de Europa sometidos al nazismo financiero de unos bancos y holdings de puerta fácil, agradecida y giratoria, que se han infiltrado en la política de los gobiernos actuales que dominan la UE, precisamente, gracias a personajes como el tuyo.
Sabes, Felipe, gobernar no es enredar conceptos sobados para sembrar confusión mental en una masa embobada por tertulianos y "sálvames", ni colocar el tocomocho a los incautos, ni vender la cabra a los idiotas que creen en los milagros de la demagogia y votan por inercia, confiando en el que mejor cuente el peor cuento. Gobernar no es pillar la sartén por el mango y dar gato taoísta por liebre pseudo-socialista. No. Gobernar no es meter con calzador a un pueblo en una red de mercados sin escrúpulos e ir dejando en la calle a los trabajadores mientras los recolocas de camareros o de limpia parabrisas en los semáforos. Tampoco es desmantelar la economía y la industria de tu país para comprar fuera los productos que ya no puedes fabricar porque te han quitado la infraestructura industrial, artesana y agrícola que era tu sustento. Gobernar, en una democracia, es servir a la ciudadanía, obedecerla, para lograr el bien común que necesita y exige, no el "bien" que al manipulador de turno le parece más conveniente, sobre todo desde su despacho climatizado y su coche oficial con guardaespaldas y un sueldo eterno por ser 'consejero' de un Estado que ha dejado hecho puré. Gobernar no es ceder al mejor y más poderoso de los trust filibusteros internacionales, sino defender el bienestar de la ciudadanía que te paga para que cumplas el programa que has jurado cumplir y no para que vendas a tu pueblo como Judas, al capital genocida que rige los negocios y la política del mundo, porque políticos de tu calaña, Felipe, les conceden todo lo que piden con tal de que les consideren y les paguen bien cuando abandonen el chollo público para pasar al privado. Gobernar es poner el bien común por encima de los intereses de una sigla política y de ambiciones particulares. Gobernar es consultar a tu pueblo, sin trampas ni doble juego, cómo quiere que actúes en temas como aceptar las reglas de un mercado internacional sin escrúpulos, si desea una reconversión industrial que lo va a dejar por los suelos a cambio de limosnas "de cohesión" que un día deberá pagar a un precio mucho más caro de lo que se imagina...o la entrada en un conflicto bélico internacional para "pillar parte del pastel" que produce la muerte y la ruina de los demás; gobernar es no permitir bajo ningún concepto la corrupción y mucho menos amparar "pragmáticamente" el terrorismo de Estado.
¿Cómo se puede gobernar sin comprender que la prosperidad y el bienestar de los pueblos se basa fundamentalmente en el respeto, en la ética, en la moral pública y en la dignidad de los seres humanos que lo habitan? Un pueblo que convive con la corrupción como lo más natural no puede jamás salir de la miseria. ¿Cómo se puede gobernar con acierto cuando se desoyen las voces de aquellos que te han elegido, no como su dictador y su cacique feudal camuflado de amiguete y coleguita, sino como su portavoz?
Como ves, Felipe, Syriza, con Tsipras y su equipo, te quedan tan lejos y tan alto, que tus críticas, tan distantes de la realidad de la calle, ni siquiera les rozan. Ni en Grecia, ni en España. Yo que tú, dejaría de cobrar por no hacer nada en el dichoso Consejo de Estado, igual que Aznar y Zapatero, que ya os vale el morrazo, con perdón, -con perdón del morrazo, que a lo mejor se ofende por alusiones- y me dedicaría a los quesos de tu novia y a gastar el presupuesto desperdiciado de tu fundación particular en ayudar a los desahuciados, y a defender casos de malos tratos sociales y personales que no pueden pagarse un abogado, y que tienen su primer origen en tu juego de tronos con la UE y sus secuelas. Seguro que te sentarían mejor los quesos y el oficio. Y a lo mejor así vas y hasta redimes el pasado, que como una mancha de aceite pringa al Psoe y no le deja ser lo que debería haber sido entonces y ahora.
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