viernes, 17 de julio de 2015

La torpeza del pp no tiene límites

Los 28.200 vecinos de Morón, a la espera de 2.200 ‘marines’

Natalia Junquera Base de Morón 
La localidad andaluza, con una tasa de paro del 31%, reclama que el acuerdo con Estados Unidos genere empleos.

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Dicen que sólo el ser humano es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Y el pp es un ejemplo fehaciente de esa afirmación. En efecto, parece que el espíritu de Aznar y sus conciliábulos de Las Azores con Bush y Blair, sobrevuela La Moncloa sin remisión. 
Está claro que el pp no tuvo bastante con el 11M de 2004 y vuelve a las mismas de entonces, a la paranoia antiterrorista, convirtiéndose en cómplice del terrorismo de estado, al comprometer la seguridad de los españoles una vez más con una insensatez inconmensurable paralela a su ceguera política y a su insensibilidad intelectiva,  que les son tan propias por cierto. Es imposible que la mediocridad y el papanatismo den mejores resultados que esta colección de despropósitos y discapacidades más que demostradas. El pp está dispuesto a cerrar su patética era con atrocidades cada vez más esperpénticas y absurdas. El terrorismo, la violencia, la guerra y el estado de amenaza no se combaten con más terrorismo, más violencia, más guerra y más amenzas. El grandioso espíritu de Perejil sigue dominando las estrategias palurdas del pp.  ¿Se la habrá vuelto a aparecer shu diosh a Aznar en sueños? Parece que sí.

Cualquier gobernante medianamente sensato se habría fijado en detalles tan chirriantes como el hecho de que los EEUU estén a miles de kilómetros del conflicto. Nosotros lo tenemos al lado. Solamente esa simple comprobación debería bastar a un gobierno sensato para no entrar al trapo en el juego de la histeria. La guerra de Norteamérica contra el resto del mundo que no le gusta o contra el resto de mundo al que no le gusta ella, es problema exclusivo de Norteamérica y de sus métodos expansionistas, irrespetuosos y depredadores, un territorio con el que, por cierto, tenemos muchos menos vínculos culturales,  históricos y de proximidad que con los países islámicos. Imaginemos por un momento una comunidad de vecinos en la que uno de ellos se alía con otra comunidad de vecinos distinta y hostil para hacer la puñeta a todos los ocupantes del edificio en el  que vive. Ese vecino estúpido, insolidario y traidor, tiene todas las de perder, incluido el desprecio de los mismos 'amigos' que tanto le molan, que lo utilizarán y se reirán de él en sus narices. Pues por ahí va la cosa. Hasta el mismísimo dictador Franco le paró los pies a Hitler y le negó el paso y el uso del territorio español para que sus tropas entrasen en África, en un momento estratégico muy parecido a éste. Verdaderamente, la genética de la derechona ha perdido 'cualidades' con el tiempo y está en decadencia estrepitosa. Poner por segunda vez a los españoles en riesgo gravísimo y sin tener capacidad para leer la historia, es propio de ignorantes y de locos. O de ambos en comandita.

El negocio de la guerra se ha reforzado con la eclosión oportunísima del Estado Islámico cuyo origen cada vez cuesta más endosar a los países árabes, teniendo en cuenta como se ceba y se ensaña precisamente con ellos. Pocos creen que no sea un invento de las potencias militares de Occidente, ansiosas por desestabilizar los estados y la seguridad de los ciudadanos; el capitalismo sin guerras se caería a pedazos en cuatro días. Y el capitalismo lo sabe perfectamente. A mundo revuelto ganancia de vividores. La paz no interesa a los poderes financieros, es un mal negocio. Llenar Morón con 2.200 marines es un negocio para los traficantes de armamento y de material de intendencia. Mueve la pasta y mueve el miedo, que son los recursos más elementales del consumismo y de la obediencia a su sistema.

Una sociedad sana no necesita ejércitos ni tantos hospitales y medicamentos tóxicos, ni tantos cuarteles, juzgados, comisarías y cárceles. Necesita escuelas, bibliotecas, música decente y audible, talleres, huertos y cultivos, árboles, jardines, paisajes hermosos, energías alternativas, bicicletas y una naturaleza bien cuidada. Una ciencia inteligente y con-sciente al servicio del bien común, y no dedicarse a fabricar engendros carísimos para llenarse los bolsillos y convertir el Planeta en un almacén de chatarra contaminante. Una ciencia sabia y no especuladora. Y sí, una sociedad sana, claro que produce riqueza, y de la mejor clase. No una riqueza acumulable en los bancos, de vagos apoltronados y abusones, encerrados en bunkers y cajas fuertes, una sociedad de caciques y clientes agazapados en "la patria", servidos y defendidos por esclavos miserables, muertos de miedo a la pobreza y a la violencia, sin comprender que son ambas las lacras que los mantienen encadenados.

Ppobre España y ppobre Europa. Ppobre mundo.


 

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