Desmontando a Bea
Hay personajes que no parecen reales, sino inventados. Aparecen y desaparecen, vuelven a aparecer y así van haciendo marcheta. Esta buena mujer salió de la nada y apareció un día en Portugal poniendo a parir al Partido Socialista Europeo. Era una convención internacional y ella la representante de las juventudes socialistas europeas del momento. Desde el mismo hotel de 5 estrellas en que todos estaban alojados, ella incluida, Bea, puso de vuelta y media a su partido acomodado, social-renegado y burguesón, ella con su buen sueldo, sus dietas y sus viajes pagados, que desde sus inicios profesionales no había hecho otra cosa que cobrar por ser socialista. En fin...
De la filípica del fado pasó a la acción castiza del chotis y una vez en Madrid, aprovechó sus amplios conocimientos sobre ese 15M de dudosa procedencia, "seguramente detrás de esto puede estar la derecha" -afirmó sin titubeos- para sumarse a una manifestación de la PAH clamando contra el suicidio de una mujer desahuciada, aunque no iba en calidad de discreta ciudadana solidaria y normal a la que le había dolido el alma por un asesinato perpetrado por la avaricia y el saqueo de banqueros y políticos, no. Se presentó con una cohorte de fotógrafos y periodistas para, aprovechando la ocasión, hacerse un reportaje precioso, divino de la muerte, sobre todo de la muerte. Los manifestantes que se percataron del show le hicieron un escrache in situ y con él, también le hicieron abandonar el rol de abanderada de la justicia social que se había autoadjudicado sin contar con nadie excepto con la cita previa de los chicos de la prensa, escrache, por cierto, que Pablo Iglesias, en su "Vuelta de tuerka" condenó comme il faut, porque los retoños burguesitos metidos a políticos de izquierdas siempre saben guardar las formas y defender sus derechos mutuamente. Como debe ser, poddió, que ya vale con ir humillando por ahí a señoritas tan resultonas, sueltas y sonrientes, tan apañadas y presentables, y hasta rebeldes y todo, fíjate tú...que la chiquilla es muy completa y es una pena que no alcance el lugar mediático que merecen ese porte, esa preparación y ese curriculum, y en éstas, Pableras que es un caballero de los de antes, de los de la coleta y el pelucón, como Luis XIV, -que todo se pega cuando el pegamento es el despotismo ilustrado, jolines, oye-, pues eso, que Pableras que es un caballero se puso hecho una furia y salió en defensa de la dama vilipendiada por la chusma procedente de ese 15M detrás del que seguro, está la derecha y ya se sabe lo que es capaz de hacer la derecha cuando se camufla de lagarterana sólo para despistar, es que la peña no comprende matices...será seguramente cosa de las cabezas de ratón ésas que Monedero es tan experto en distinguir de las otras cabezas, como la suya, siempre tan clarividente y visionaria fundando empresas fantasma con fondos reservados por el pobre Chavez que en paz descanse. Tan solidario y generoso, presupuestando el rescate neoleninista de la madre patria que anda hecha una pena y en un sin vivir entre el ping-pong de un biparty desfasado y apolillado, que ya le vale.
Pasado el trance aquél, Bea se disuelve en el éter de la política oculta y desaparece de la palestra informativa, hasta que de repente vuelve como invitada de Telencinco, que siempre está al quite de las novedades más peculiares y exóticas. Refundadora in pectore de una nueva versión del socialismo. Si Pableras quería refundar a Lenin mediante Maquiavelo y Gramsci traducidos e interpretados sui generis por Laclau, Bea pretende refundar el socialismo a su aire, por cuenta propia, y sin recurrir a ningún hito histórico. ¿Para qué, si ya está ella como referente guay del Paraguay afrontando los retos que su partido de origen no columbra ni vislumbra?
Así que Bea, incombustible e inagotable, sigue desde su observatorio las idas y venidas del politiqueo in crescendo; se apunta al espiritu catalán siempre tan emprendedor y recomienda fervorosamente el sentido político vanguradista de Albert Rivera, del que se considera afín y confluyente para lo que haga falta; su capacidad ecológica de adaptación es admirable, lo mismo en el roto que en el descosido y su camleonismo circunstancial la confirma como política de tronío y de raza. Pero la cosa no para ahí, aún hay más y ante el birlibirloque entre Podemos movimiento y Podemos aparato, Bea siente la llamada de la selva: Tarzán-Iglesias se ha perdido en la maraña de la foresta, se le ha escapado Chita embarullada y disuelta con los círculos y ha roto con Jane-Tania por un quítame allá un affaire de familia concesionaria que ha deslustrado el glamour de la princesa prometida. Y la llama, a Bea, no a la ex-princesa, of course...le tiende una mano, aparentemente para ofrecerle una participación conjunta en el sorteo de las urnas, pero en realidad lo que busca es un rostro y un nombre femenino de recambio con solera y cierto pedigrí mediático de vieja gloria recompuesta gracias al milagro cosmético de Podemos, que le dé postín al bomboleado mejunje que se lleva entre manos y que se le está desmadrando a ojos vistas. Pero Bea no es tonta, aunque a veces lo parezca y lo finja para que no se le noten las ganas de escalar las cimas de la apoteosis de lo refundable. Bea se abstiene y responde a Iglesias que no, que ella ya tiene su proyecto propio, como Iglesias le ha respondido a Garzón. O sea, la vida las devuelve en cadena, las calabazas dadas por IU a Iglesias in illo tempore, le son devueltas a Garzón por Iglesias, pero a su vez, Bea le da calabazas a Iglesias porque ha oído campanas y sí sabe dónde: se está fraguando una alternativa amplia de izquierdas y ahí sí que se puede participar desde el chiringuito propio sin tener que renunciar a él para integrarse en chiringuito ajeno, que era la propuesta de Pableras-Tarzán. Y entonces Bea reaparece en la inauguración de Ahora en Común, como si nada, como si el pasado reciente se hubiese borrado, como si no hubiese hemerotecas ni YouTubes por el mundo. Eso, ciertamente, es una de las afinidades que comparte con Tarzán-Pableras, que también ofrece documentación exhaustiva de su pasado reciente como animador transversal e irisado, veleta fashion, de la política inmediata.
Y en esas está Bea; por fin le ha llegado su minuto de gloria política, después de tanto esfuerzo, de hacer Juana de Arco en Portugal, el pino-puente en una manifestación que la mandó a casa por cutre, más el ridículo añadido de acabar chupando rueda en pleno esplendor de ese 15M transformado primero en Mareas, Plataformas e Iniciativas y en estos momentos cuajando como alternativa para llegar a La Moncloa en la gran ola de Ahora en Común. Por fin, Bea, ha reunido fichas suficientes para su particular juego de la Oca y ahora aparezco porque me toca y se encarama a lo alto del subidón. No sabemos como se estará tomando esta mujer de raros y mutantes principios, esa incrustación instrumental en el alma del 15M, si ya habrá comprendido y comprobado que no era la derecha lo que estaba detrás sino la dignidad de los españoles machacados, tampoco sabemos si antes de presentarse como participante en Ahora en Común habrá tenido la honradez de pedir perdón por sus impresentables meteduras de pata. Desde luego en público no lo ha hecho y las cosas de la ciudadanía si no se hacen públicas es como si no existiesen. Lo que sí sabemos quienes nos hemos ido enterando, aun sin querer y sin ningún interés especial, de sus estrafalarios comportamientos es que personajes como el suyo no nos sirven para portavoces. Yo a ese personaje no le doy mi voto si no se queda de militante de base y se deja el trepar para cuando vaya de excursión a la alta montaña.
Creo que Ahora en Común debe urgentemente diseñar unas líneas rojas que impidan a personajes vividores a costa de la política y sin más mérito que merodear por los suburbios del poder como profesión, convertirse nada menos que en portavoces de la ciudadanía, sin que jamás hayan hecho algo que no sea exhibirse y meter la pata ostentosamente. Si esta buena mujer fuese una digna y sensata señora de la limpieza capaz de sacar adelante a su familia con un sueldo de miseria, yo le daría mi voto sin pensarlo dos veces para que fuese mi portavoz en el Congreso. Pero a estos cascarones vacíos llenos de títulos y masteres, pedantes y ridículos buscones de escaño y sillón, obsesionados por ser Califa en lugar del Califa no les doy nada. Ni siquiera la indignación. Sólo la indiferencia y la espalda. Espero que esto se arregle o no votaré por miedo ni por "utilidad" a una opción que incluye como cabeza representativa a esta señora. Al final tendré que votar también en las legislativas a Compromís. No me dejan otra.
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