¿Para qué quiere ganar las elecciones?
El único rasgo que quizá
permitiría definir a Podemos como partido de izquierdas es la aguda,
rabiosa repelencia que le inspiran otros partidos de izquierdas. Nada en
sus deslavazados y gaseosos programas nos permitiría situarlo en la
izquierda, de no ser por su fobia histérica a las banderas rojas. Ha
bastado una modesta proposición de unidad para que estos benévolos
caudillos pierdan los nervios y den lo mejor de sí mismos: "cabecitas de
ratón", "pitufo gruñón" y la fe mesiánica en que ellos son "los
revolucionarios de verdad, no los de las banderitas y los pósters.
Aparte del anticomunismo rampante de Podemos, ¿qué es lo que les da tanta alergia en la unidad de la izquierda?
Pablo Iglesias ha dejado
claro que lo único que codicia es ganar las elecciones. A mi modo de
ver, ésa es la diferencia principal y lo que impide a Podemos ser de
izquierdas.
Un proyecto
de confluencia y unidad popular, si es de izquierdas, no es nunca una
simple estrategia electoral. Es algo más importante: se trata de
desencadenar un proceso para elaborar una alternativa de izquierdas. Se
trata de un trayecto hacia la definición de cuál es la política de
izquierdas que queremos hacer, cuáles son las medidas y acciones
principales en las que ponernos de acuerdo y cuál es el programa que
podemos ofrecer. Programa, digo, no una lista de sugerencias o carta a
los Reyes Magos, como lo entiende al parecer Manuela Carmena. Es decir,
el proceso de unidad que permita pensar y edificar un proyecto de
izquierdas es lo decisivo, puesto que ganar las elecciones sin un
proyecto es, para la izquierda, impensable. Si se avanza en la
reformulación de la izquierda, habremos hecho mucho y cumplido el
objetivo, incluso aunque no se ganen las elecciones ahora. El resto es
cuestión de trabajo, paciencia y persuasión.
Podemos, salta a la vista, no está en esto, sino en la política como
mercado en el que da igual gato negro o blanco, siempre que cace
ratones; está en la misma posición que bien conocemos en el PP y el
PSOE: el objetivo es ganar elecciones, lo demás no tiene importancia.
Tal y como lo veo, la unidad no es una forma de sumar votos, sino que
es es en primer lugar la manera de comenzar a redefinir la izquierda y a
construir una alternativa. Tenemos que trabajar y preguntarnos qué es
la izquierda o qué izquierda queremos. Es decir, tenemos que explicar
para qué queremos ganar las elecciones. Ése es el verdadero trabajo que
la unidad impulsará y sólo eso permitiría ganar elecciones. ¿De qué
sirve ganar como ganó el PSOE en el 82, para gobernar luego como
gobernó?
A Podemos, por
tanto, le preguntaría lo mismo que en la izquierda nos preguntamos a
nosotros mismos: y ustedes, ¿para qué quieren ganar las elecciones?
Nadie que no pueda responder a eso con claridad y un proyecto creíble y
articulado merece ganar ninguna elección. La unidad de la izquierda es,
más que una estrategia electoral, la forma de hacernos esa pregunta y
responderla. Unidad sí, pero para ponernos a trabajar, no para recoger
votos.
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