domingo, 2 de mayo de 2021

馃憤馃憤馃憤馃憤馃憤馃憤馃憦馃憦馃憦馃憦馃憦 Estupenda par谩bola la de nuestro hermano poeta, no puede ser m谩s pedag贸gica, acertada y oportuna en estos tiempos de c贸leras variopintos. ¡Gracias mil!

  Verso Libre

Votar es como alquilar una casa

Publicada el 02/05/2021 a las 06:00

Me gustar铆a ser m谩s rotundo y escribir que votar es como hacerse o comprar una casa. Pero creo que conviene matizar, porque la vida es larga y las legislaturas generan compromisos de cuatro a帽os. Hacerse una casa tiene m谩s que ver con la militancia y los compromisos que duran toda una vida, legislaturas tras legislaturas, el deseo de defender una forma de organizar la sociedad y de convivir de acuerdo con unos valores. Como la realidad impone sus fronteras, para no traicionar con imposibles la necesidad de habitar en una casa propia, no me parece mal la decisi贸n de comprarse una casa ya hecha cuando uno comprende que no va a poder hac茅rsela por completo a su gusto.

En cualquier caso no conviene vivir en cualquier casa. Votar en unas elecciones se parece mucho a una operaci贸n de alquiler. ¿Qu茅 necesitamos para los pr贸ximos a帽os, qu茅 podemos pagar y qu茅 nos ofrecen? Los propietarios se anuncian, buscamos direcciones, llamamos por tel茅fono, visitamos las habitaciones, nos imaginamos nuestra vida, decidimos y firmamos un contrato. Que no se nos olvide: votar es firmar un contrato. No est谩 mal recordar de vez en cuando la met谩fora del contrato social que encarn贸 los fundamentos de la democracia y de las libertades individuales. Votar es firmar un contrato con derechos y responsabilidades.

Thank you for watching

¿Cu谩les son hoy las condiciones m谩s numerosas en el mercado y qu茅 ofertas nos convienen? Depende de los pa铆ses. En algunos, dominan formas de autoritarismo que cancelan la libertad y violan los derechos humanos; en otros, se vive dentro de los marcos democr谩ticos. Dentro de esta ciudad de la democracia vivimos por fortuna los espa帽oles y es ah铆 donde debemos buscar casa.

Por el tiempo que nos toca, conviene mirar a EEUU y Europa. Hay propietarios que venden la casa de la libertad como un hogar con grietas, malos servicios, cortes de agua, inviernos sin calefacci贸n, veranos sin aire acondicionado y ventanas que dan a un estercolero. Su libertad es un concepto te贸rico que tiene poco que ver con una vida digna, unas condiciones decentes de trabajo y unos servicios capaces de cuidarnos cuando necesitamos ir al ba帽o o encontrar las medicinas sobre la mesa de noche. Muy libres para subir y bajar las escaleras cuando sea, pero a pie, porque en el ascensor de los propietarios no hay cabida y el ascensor trasero para la gente de servicio est谩 averiado con mucha frecuencia. Si no se paga el impuesto o el recibo de la comunidad de vecinos, el ahorro de los m谩s afortunados supone el empobrecimiento del edificio y el castigo de los que cargan m谩s peso.

Por eso conviene fijarse en las cl谩usulas del contrato que se firma con el voto. Tres puntos me parecen importantes, y soy poco original al llamar la atenci贸n sobre ellos porque est谩n en la base de los contratos democr谩ticos que han sostenido las ciudades m谩s libres: el trabajo decente, la educaci贸n y la sanidad. Debe tenerse cuidado a la hora de firmar un contrato de alquiler con un propietario que tiene inversiones escandalosamente bajas en educaci贸n y sanidad, y que se despreocupa de las condiciones laborales de sus vecinos.

No es nada conveniente firmar un contrato en el que la cl谩usula de la educaci贸n sea sustituida por un circo medi谩tico. No es nada conveniente confundir la cl谩usula de la dignidad del periodismo y la libertad de expresi贸n con el juego libre de la mentira sectaria, calculada y bien pagada. No es conveniente tampoco firmar un contrato en el que la salud y la fragilidad de la ciudadan铆a quede abandonada a su poder adquisitivo y al negocio de las privatizaciones, olvidando la sagrada obligaci贸n de cuidarnos y amarnos los unos a los otros.

Qu茅 significativo es en una campa帽a electoral acordarse de los odios entre exparejas para as铆 desatender el amor entre hermanos, padres, madres, hijos, hijas, abuelos y abuelas… Qu茅 dif铆cil resulta encontrarnos con nuestros seres queridos en algunas ciudades.

Y qu茅 dif铆cil es defender la dignidad laboral cuando el trabajo es maltratado, separado de nuestras vocaciones y nuestra realizaci贸n personal como un tiempo de explotaci贸n, una tristeza para los que despu茅s de cumplir con un horario sin l铆mites tienen que volver a una casa oscura, de renta alta, fr铆a, sin comodidades y con ventanas frente a un vertedero.

Otro d铆a hablaremos de hipotecas y casas que comprar. Hoy vamos a fijarnos en el contrato de alquiler que debemos firmar para los pr贸ximos a帽os. Y perm铆tanme el capricho de firmar este art铆culo. Madrid, 1 de mayo de 2021.

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