sábado, 29 de mayo de 2021

Periodismo y conciencia. Un tándem inseparable. El independentismo como aspiración cívica y noviolenta es pura legitimidad. Es un derecho humano como lo son la igualdad, la libertad, elegir la nacionalidad , el lugar donde vivir o la elección de una carrera, de una vocación o profesión, la decisión de emparejarse o no, la maternidad y la paternidad, asumir un rol de género o no, el derecho a la protección estatal contra los malos tratos. Planos básicos de la vida y de la conciencia que no se pueden "legalizar" ni "ilegalizar", son derechos legítimos, que por supuesto llevan consigo el deber de ejercerlos sin dañar los derechos legítimos de los demás. Legislar es gestionar realidades conductuales sin atacar nunca la legitimidad de los DDHH, "legalizando" los ataques y la penalización contra ellos, porque ni siquiera se sabe que lo son. Sobre todo cuando el sistema judicial está estancado en conceptos y contravalores arcaicos que sobre todo convienen y favorecen a la desigualdad de intereses político/ lucrativos de las minorías controladoras del poder y del tener la sartén por el mango. La legitimidad es intocable pero la "legalidad" está para adaptarla a los DDHH, no al revés, y hacerla visible y potegerla, no para condenarla y reprimirla, sino para canalizarla desde la equidad, la concordia, la pedagogía y el amor, nunca desde el odio, el rencor, el miedo, la venganza convertida en ley y la crueldad como sistema. La justicia española está aun atascada en las Cuevas de Altamira. Habrá que revisarla aunque el pp no quiera, ahora hay tribunales internacionales tanto en la ONU como en la UE, que pueden intervenir y dejar clarísimo lo que el miedo, la inercia y el negocio especulativo del politiqueo llevan oscurenciendo toda nuestra historia, con tanta falta de ética como ignorancia, mediocridad cognitiva y manejos turbios. ¡Gracias, Ana, y gracias Público!

 

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Los tres pies al gato | El independentismo es legal

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