La razones de la biosfera son mucho más convincentes que las del tanatorio de Atapuerca, no cabe duda. Sólo basta con dejar de especular en plan piraña y acercarse a la realidad para descubrir lo más urgente que hay que afrontar y resolver. España, en singular y en colectivo, tiene que cambiar el dominio del cerebro reptiliano por la inteligencia del neocortex, las tripas por la conciencia, y sus gestores políticos los primeros, como en las vacunas. Porque sin una política medianamente despierta y lúcida es imposible que esto pueda mejorar. Ni siquiera están a la altura del homo habilis. Si fuesen habilis y sapiens, no existiría Cofrentes ni un marrón como el de Madrid. La inteligencia normal -no hay que ser Einstein para resolver asuntos como estos- es incompatible con lo uno y lo otro. Ains!
Por eso es tan necesaria la democracia, la capacidad ciudadana de la inteligencia colectiva creciendo en plural y unida en el mismo tejido solidario de la inteligencia en la praxis cotidiana. Riqueza de iniciativas cooperadoras capaces de inventar y producir recursos adecuados a las necesidades y no ir creando falsas necesidades impuestas para obtener poder y dinero que generan riqueza tóxica para cuatro gatos y para el resto de humanidad miseria, explotación y riesgos, como el nuclear y como las energías contaminantes derivadas de los combustibles, los plásticos y sus derivados. Un sistema pandémico en sí mismo.
Diguem no al perill de mort de Cofrentes! Mientras tanto, vayamos diciendo sí a la vida, pasito a paso, sustituyendo la barbaridad por la lucidez, poniendo en marcha un mundo nuevo, en nuestros hábitos, pensamientos mecánicos, cerebros lavados constantemente por la publicidad y los cuentos seriados, manipulaciones y esclavitudes que nos impiden desarrollar el mayor capital que podemos tener en esta vida: la conciencia, base y energía creativa para renacer constantemente, elegir cómo y qué hacer con lo que nos sale al paso cada día, sin ser un peligro para nosotros mismos ni para los demás, que también son parte de nosotros y viceversa.
¿Alguien se imagina qué pan podríamos obtener si cada grano de trigo armase una guerra con sus iguales y entre todos destrozasen la espiga que los hace posibles, los sostiene y alimenta? Pues eso es lo que hacen quienes viven, trabajan y se enriquecen mediante empeños tan horribles, destructivos e insensatos como la energía nuclear, sobre todo sabiendo lo que eso significa: Hiroshima, Nagasaki, Chernobil, Fukushima...y toda la contaminación que cada día en silencio se reparte por las chimeneas de las centrales tan peligrosas como obsoletas, que matan callando sin que nadie lo note hasta que la toxicidad ya no tiene arreglo, porque se ha "normalizado" el riesgo destroyer como algo natural, hasta rentable y todo porque ¡crea puestos de trabajo y empresas para forrarse ...los de siempre, claro! Aunque luego el Planeta se quede como Marte, pero asolado por la radioactividad, e inhabitable para sobrevivir en las generaciones que nos sucedan.
Si ni siquiera se alcanza a ver ese inevitable futuro en el plan que funcionamos, ahora que aun se puede hacer un giro y cambiar, sanando y creciendo en otra dirección...¿Cómo esperar que ese mismo sistema letal pueda garantizarnos algo mejor si no nos permitimos ese cambio y lo saboteamos constantemente, con la que tenemos encima y solo nos interesa que la pandemia acabe cuanto antes...¡para que todo siga igual!
Podemos estar bien seguros de que si no cambiamos ya, no hay vacuna que nos salve, porque los virus se adaptan y se reinventan; son mucho más listos que nosotros, -a pesar de no ser zooi, seres vivos-. Debería avergonzarnos nuestra estupidez adquirida, porque en realidad nacemos con una inteligencia natural que le da cien vueltas al empastre que luego, con la deseducación desarrollamos y llamamos "inteligencia" como si lo fuera.
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