Quiero desde aquí dar las más merecidas gracias al profesor Ángel Gabilondo; se las merece a base de bien por su trabajo constante, humilde y sabio, por haber estado tanto tiempo tragando quina al servicio de la ciudadanía procurando orientar e iluminar con lucidez un entorno político e institucional tenebroso, vacuo, corrupto, banal y espperppéntico, inimaginable en una supuesta democracia europea del siglo XXI. Ha sido un privilegio desaprovechado para ese Madrid , que ya no pertenece a Castilla La Mancha sino a la vieja cochambre de la inoppia ppaleolítica, disfrazada de Don Hilarión, Marippeppa de mi ppasta y Felippe de mi vida.
Sólo Gabilondo sabe lo que habrá tenido que soportar día tras día en semejante corrala del acabóse. Leyendo sus libros, escuchándole y viendo como se comporta se puede deducir hasta qué punto ha padecido la intemerata durante una legislatura que se le habrá hecho eterna y cuántas veces al día, viendo el percal de la comparsa, se habrá preguntado con toda la razón del mundo: "¿Pero qué pinta alguien como yo en un sitio cómo éste?"
Sólo por eso se merecería la concesión de la Cruz de San Hermenegildo a los sufrimientos por la ppatria, aunque no creo que una patria como esta sepa distinguir lo uno de lo otro en un reino del chisgarabís hasta constitucional. El Profesor Gabilondo ha sido una especie de Gulliver en el País de los Liliputienses, un Gandalf en el reino de Mordor, o un Jesús de Nazaret ante el Sanedrín, Herodes y Pilatos. O sea, un fenómeno extraterrestre, paranormal e inentendible, absurdo y hasta estrafalario para el medio ambiente imperial de los calamares y las cervezas . Tener como Presidenta a un verdadero galimatías con faldas y a lo loco teledirigida por quienes le dan cuerda y la ponen en marcha, ha debido ser un reto horripilante para un ser humano que es filósofo a pie de calle y no solo de referencias wikipédicas y teorías molonas pero nada en plan serio, aburrido y pensante, con ideas claras y prácticas que nunca le han dejado hacer realidad durante su camino político actual en la Comunidad oximoron del Agua, azucarillos y aguardiente.
Demasiado ha resistido este buen hombre, ético, honesto, lúcido y generoso, prudente y sano, hasta terminar en urgencias como colofón de la tortura padecida, agotado por las toxinas y miasmas que le han rodeado especialmente en la campaña electoral.
Qué más quisiera Madrid que un Presidente como él. Pero, ahí viene la pregunta clave ¿Se merece Madrid un presidente como Ángel Gabilondo? ¿Está Madrid a su altura moral y humana? ¿Se le comprende cuando habla o simplemente les da pereza usar el diccionario e internet para saber lo qué significa lo que dice?¿Cuántos y cuántas le habrán entendido, si la mayoría se ha volcado votando a la versión más demoledora, surrealista y chachi de Pipi Calzaslargas?
Querido Ángel, puedes estar seguro de que en realidad ese Madrid de locos y mediocres te ha hecho un favor al no votarte como Presidente, si solo la campaña del destarifo te ha llevado al hospital, no quiero ni imaginar lo que te hubiese podido pasar con el pp desesperado e histérico por su debacle ante Vox, y de cloaca en cloaca como oposición envenenando el parlamento madrileño. Creo que ese Madrid tal y como está ahora se merece lo que tiene, si no fuese así la izquierda ejercería la presidencia, hay que estar muy mal y muy trastornados para votar a alguien como Ayuso en una pandemia, que precisamente ese desgobierno está gestionando de la peor manera posible: si el Gobierno de España establece medidas necesarias para frenar los contagios, dice que les quita la libertad, pero si para no cortar libertades ni crear tensiones, deja en manos de cada comunidad la gestión del proceso, entonces lo acusa de que no gobierna. Si Madrid no es capaz por mayoría de ver semejante manipulación e indecencia de la que el mismo pueblo es víctima, junto a muchísimas más marranadas, cuyo relato haría este post interminable, es que verdaderamente esa Comunidad se merece lo que hay. Dejemos que el tiempo les aclare lo que sus inteligencias no alcanzan a dilucidar.
Y no, cuando el pueblo se equivoca y hace daño con su equivocación, decírselo no es un pecado ni un insulto, el pecado es dejar la gestión de los asuntos públicos en manos impresentables porque son cómplices y coleguitas de los instintos más bajos , también es un pecado social muy grave callarse y admitir la barbaridad y el destrozo del bien común, como un fruto natural de la democracia. Y desde luego sean cuales sean las causas de ese error terrible, el resultado es humillante, deplorable, ruinoso y amoral, para la capital de cualquier país democrático de la UE, en pleno siglo XXI.
Que la izquierda no esté al nivel del enjuague y de la bajeza moral de la derecha no debería ser motivo para considerar deficiente la decencia votando a la corrupción normalizada, con su curriculum de juegos sucios, odios y venganzas, insultos constantes, calumnias, trapisondas por todas las cloacas, desigualdades bendecidas, injusticias, trapicheos, shobresh, latrocinio irredento y la inmoralidad absoluta practicada con muchísima devoción y talento. Aunque bien pensado, si el caso del (d)emérito es pura normalidad, ¿qué puede tener de raro y anómalo preferir Ayuso a Gabilondo como gestora del caos bullanguero? Tiene toda la lógica de un silogismo puesto del revés.
Querido Ángel, gracias una vez más, por hacer honor a tu nombre. Un ángel, sencillamente, no es compatible con el infierno. Eso lo explica todo.
Cuidate mucho y un gran abrazo de la familia universal que siempre está contigo. No lo dudes nunca, hermano.
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