martes, 25 de mayo de 2021

A estas cosas se refiere el Apocalipsis cuando describe a la prostituta que habita en la ciudad de las siete colinas, que es uña y carne con la bestia imperial, con diez cabezas de repuesto, porque cuando se le corta una le crece otra...Esa prostituta bebe con lo poderosos de la Tierra la sangre de los mártires en la copa del poder y de la corrupción, dos conceptos siameses. Ains! Con razón el Apocalipsis es el libro del Nuevo Testamento menos comprendido ni explicado. E incluso se ha convertido en un relato disparatado y catastrófico, alterando durante siglos el significado original de la palabra "apocalipsis" que no es "catástrofe" sino simplemente "revelación". Nos está describiendo lo que sucerá en la humanidad al final de sus ciclos y lo que la podrá salvar cuando los cuatro jinetes -hambre, guerra, plagas pandémicas y muerte- que ella misma ha puesto en marcha la dejen en el chasis. La salva ¡el pueblo! que ha sido masacrado evolutivamente sin parar por el dúo mangoneante , pero que consigue vivir de otro modo y lavar sus vestiduras en la metafórica "sangre del cordero", es decir superando con bondad, justicia compasiva y lucidez espiritual la barbarie y la locura. Solo entonces será posible construir entre tod@s la Nueva Ciudad, en la que las piedras son sus propios habitantes, ya se contruye a otro nivel, porque lo viejuno, podrido y endurecido, es decir, corrompido a tope, hecho trizas y escombros ,no es compatible con la Vida; es decir, que la buena gente levantará una ciudad para todos, el nuevo planeta, en la que no hay fronteras ni rechazos ni destrozos porque el Espíritu que se comparte y se vive, ya necesita algo mucho mejor, donde nadie está excluído del bien común, de vivir como la divinidad que somos tod@s cuando despertamos, que es la consecuencia de vivir plenamente en el Nosotros. Parece mentira que después de tanta teología, tanta tiara, tanto sermón y tanto incienso, la prostituta ni se haya coscado de lo suyo y siga en la brecha erre que erre. A lo mejor es por eso: con tantísima dispersión y entretenimiento seduciendo a la bestia y cooperando conella en el mismo trajín, no le queda ni tiempo disponible para encender la luz y ver lo que tiene amontonado en ese cuarto de las ratas..que es ella misma, of course!

 

El mayor fondo buitre de España: La Iglesia

Un cura de Oviedo intenta desahuciar a monjas y mantiene negocios de más de 12 millones de euros.

El arzobispo de Oviedo Jesús Sanz Montes realizó operaciones inmobiliarias por valor de 12,5 millones de euros que han provocado que monjas dedicadas al ejercicio de labores sociales hayan acabado siendo amenazadas con ser desahuciadas, como ha recogido el programa ‘Salvados’, en La Sexta.

El Vaticano nombró a Sanz Montes comisario de la asociación Lumen Dei. Esa designación le llevó a controlar la propiedad de dos edificios, uno en Barcelona y otro en Madrid, en los que conviven monjas que llevan a cabo tareas de atención a personas vulnerables.

El arzobispo vendió estos edificios a unos fondos de inversión con los que se comprometió a ayudarles para desalojar a las personas de los inmuebles, como señalaba el contrato. Pero la cosa no acaba ahí, según indica el programa.

Llegaron a amenazar a las hermanas con excomulgarlas por posicionarse en contra de las maniobras del obispo e, incluso, les enviaron a «unos gigantes desokupas» para expulsarlas en el caso del edificio de Madrid. Desahucios.

(Las Repúblicas) 


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La conciencia, un cambio, una resurrección y otro mundo, son posibles:

El expolicía fronterizo arrepentido que rescata migrantes entre España y Francia: "El trabajo era inhumano"

El río Bidasoa, en la zona fronteriza entre España y Francia

La frontera entre España y Francia de Irún vuelve al primer plano periódicamente. Los controles de la Policía Nacional francesa hacen prácticamente imposible el tránsito para los migrantes que proceden del sur allá donde el reino se hace república. Este tapón, que incluye también devoluciones en caliente para quienes consiguen cruzar y luego son localizados, ha generado ahora una nueva-vieja modalidad de paso, la misma que se empleaba en la Guerra Civil para huir del franquismo. Hay ya personas que intentan pasar a nado a Hendaya por el río Bidasoa y esto se ha cobrado ya dos vidas en unas semanas, la última la de un joven marfileño de 28 años este mismo fin de semana. Podrían haber sido dos los muertos este sábado, pero Tom Dubois, residente al otro lado, rescató a un adolescente de 16 años que estaba a punto de ahogarse. Hasta 2018, este francés fue policía y, además, agente de Fronteras destinado en Hendaya, en una comisaría ubicada perfectamente a la vista del puente internacional de Santiago. "Los devolvíamos a la frontera. Eran actos bastante inhumanos. Me salí de ese trabajo", explica a este periódico con la ayuda de una traductora.

Él, su traductora y otra docena de vecinos del barrio "justo al lado de la frontera" en Hendaya han decidido organizarse por motivos humanitarios y vigilar "casi todos los días" a "casi todas horas" la zona del agua "por si hay gente que necesita ayuda". Así fue como Dubois vio a un joven desnudarse a la altura de la isla de los Faisanes –un peculiar condominio, el de menor tamaño del planeta, que una parte del año es francés y otra español– y cómo se echaba al agua. "A 10-15 metros le costaba muchísimo, se ahogaba. Tenía la cabeza bajo el agua. Conseguí darle la mano", relata. La plataforma de acogida Irungo Harrera Sarea, que opera en el otro lado de la muga, informó de que este joven, después de ser sacado del agua, fue devuelto a España por las autoridades francesas incluso a pesar de ser menor de edad.

"Todos los días hay gente que pasa", explican estos vecinos, que lamentan no poder tener totalmente bajo control un área de unos tres kilómetros de largo. La travesía a nado puede ser de 80, de 100 o de más metros, depende del punto. Incluso hay quienes lo intentan cuando el río es ya mar, desde Hondarribia. Las corrientes, las bajas temperaturas de las aguas e incluso el tráfago de embarcaciones hacen riesgosa la singladura. Y todo en una comarca donde, desde la entrada en vigor del espacio Schengen entre países miembros de la Unión Europea, lo natural es pasar de un lado al otro de la muga por ocio, por trabajo o para repostar y comprar tabaco sin que a veces quede claro cuándo se ha cruzado la frontera.

En Irún, el alcalde José Antonio Santano acoge con "muchísima tristeza" los últimos acontecimientos. El muro invisible empezó a cimentarse en 2015, cuando la alerta antiyihadista redobló la presencia de la Policía Nacional francesa en el puente de Santiago, en Behobia, en el peaje y en otros puntos de paso. En 2018, en verano, decenas de jóvenes subsaharianos dormían bajo el cobertizo del aparcamiento de motocicletas de la estación de ferrocarril de la segunda localidad guipuzcoana. En 2019, al tapón se le unió el cerrojazo por el G7 en la costa vasca, en Biarritz, hasta donde se desplazaron Donald Trump y otros líderes mundiales. Y desde 2020 las restricciones de movilidad de la pandemia han acompañado a los controles de inmigración. A principios de este año, el flujo de personas procedentes de Canarias tuvo reflejo en Irún–Hendaya hacia el mes de marzo. Ahora se prevé que pueda ocurrir algo similar tras las entradas desde Marruecos por Ceuta y Melilla.

Santano cree "muy rigurosa" la actuación de las autoridades francesas y entiende que deberían adoptarse decisiones de ámbito europeo dentro de una frontera borrada por Shengen. Asume que "en la medida en que se corta el paso por vía terrestre, se buscan otras opciones" y recalca que esas opciones por el agua "son muy peligrosas". "Se llega a ese punto por la vía de la desesperación", asume. El regidor socialista insiste en que, junto con otras instituciones como el Gobierno vasco o el de España, que tiene un albergue gestionado por Cruz Roja en Irún, se colaborará en la "atención humanitaria" de los migrantes en tránsito hacia otros puntos de Europa y agradece que "mucha gente de Irún y de Hendaya, juntos, expresen una misma preocupación".


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