Un puerto de la costa de Castellón se convierte en la retaguardia de los barcos que rescatan migrantes en el Mediterráneo
A finales del siglo XIX, el boyante negocio de la exportación de naranja, propició que Borriana, una ciudad de la costa castellonense, construyera un pequeño embarcadero. En 1903, la localidad consiguió la concesión de un puerto comercial. Más de un siglo después, se ha convertido en una auténtica retaguardia terrestre para los barcos de las ONG que se dedican al rescate de migrantes náufragos en las aguas del Mediterráneo, generalmente de la ruta entre Libia e Italia.
Estratégicamente situado, Borriana ya es una referencia para cientos de activistas europeos que se embarcan en las misiones humanitarias de rescate gracias a la labor de L'Aurora Grup de Suport, que ha logrado coordinar desde actividades logísticas para los barcos hasta el hospedaje de los rescatadores tras sus misiones en alta mar. "Es un puerto cómodo para ellos, Borriana es un pueblo pequeño y hay factores que suman, como el boca a boca con las ONG", explica a elDiario.es Vicent Aleixandre, portavoz del grupo de apoyo.
Nacida hace tres años, la entidad ha alojado a más de 200 personas. Desde primavera de 2018, acuden al puerto de Borriana la española Open Arms, las alemanas Sea-Watch e.V, con dos barcos, y Sea Eye e.V, con otros dos navíos y Louise Michel, cuya tripulación está compuesta mayoritariamente por mujeres y que opera con bandera alemana. La situación estratégica del Puerto de Borriana, las condiciones del varadero, el clima, la comunicación entre las ONG y el apoyo de las voluntarias locales, entre otros factores, han convertido el enclave en el preferido para realizar la puesta a punto de las embarcaciones y así poder continuar con sus misiones.
Una de las claves de la retaguardia en Borriana consiste en reforzar las reparaciones y las certificaciones técnicas de las embarcaciones para evitar trabas por parte de las autoridades italianas cuando los barcos rescatan a migrantes y solicitan un puerto seguro. "Van a buscar al detalle máximo para que tengan que modificar cosas con el fin de mantenerlos en tierra el mayor tiempo posible", denuncia Aleixandre.
El colectivo, que cuenta con voluntarios provenientes de los más diversos movimientos sociales de la zona, también se encarga del abastecimiento de víveres y enseres para las tripulaciones y los voluntarios mientras trabajan en la puesta a punto de las embarcaciones, así como de completar los inventarios de todo tipo materiales: alimentos, medicinas y artículos de primera necesidad, imprescindibles para desarrollar las misiones de rescate.
Con el fin de reforzar la economía de proximidad, el grupo de apoyo local ha creado una base de datos de tiendas, autónomos y empresas que pueden prestar servicios técnicos, de alimentación, hostelería, combustibles, pintura, y todo tipo de suministros, además del alquiler de vehículos, para facilitar la labor de los rescatadores en tierra.
Las misiones de rescate en alta mar son trágicas y nada fáciles, tanto por las condiciones meteorológicas como, de manera más habitual, por los impedimentos de las autoridades italianas. Los activistas que llegan al Puerto de Borriana "cuentan cosas durísimas", asegura el portavoz del grupo de apoyo. "Me han invitado a ir a una de las misiones pero no me atrevo, soy escalador y piragüista pero no me veo preparado psicológicamente para encontrarme a 15 personas muertas en el mar o dejar una embarcación porque las autoridades italiana no permiten rescatarla", dice Aleixandre.
El soleado y tranquilo Mediterráneo esconde en el fondo marino "uno de los mayores cementerios del mundo", recuerda el activista. "Europa arma a las policías de las zonas de salida y no hace su función, a las ONG les gustaría dejar de salir a rescatar porque es una función que deben hacer los gobiernos", agrega.
En tierra, la entidad también media con las instituciones (han presentado proyectos a la Generalitat Valenciana, de la que depende el Puerto de Borriana, para conseguir zonas de almacenamiento permanentes) y está creando un Aula Didáctica de Migraciones Forzadas para desarrollar actividades y programas de concienciación, especialmente dirigidos a los más jóvenes.
El último barco de rescate en zarpar desde Borriana ha sido SEA-EYE 4 de la organización alemana Sea-Eye e.V., tras finalizar los últimos preparativos en la costa castellonense. Se trata de una embarcación de 55 metros de longitud que servía anteriormente como barco de aprovisionamiento. Las profundas transformaciones realizadas lo han convertido en un navío con condiciones optimas para realizar las tareas de un barco de rescate. Un buque amplio con equipo técnico moderno y que cuenta con una gran enfermería en su interior. Además, para realizar los rescates, el SEA-EYE 4 dispone de dos lanchas rápidas para acercarse a las personas en peligro, distribuir chalecos salvavidas y así poder evacuarlas.
Cuando regrese de su misión, en Borriana tendrán una retaguardia terrestre que ya se ha consolidado como uno de los lugares más importantes de los rescatadores.
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