Un día en el Supremo
Iñaki Gabilondo
Ayer el Supremo nos ofreció noticias y temas para reflexionar. En el juicio al procés se escucharon las conclusiones definitivas de las acusaciones. Para Fiscalía fue un golpe de Estado: estamos ante un delito de rebelión. Para la Abogacía del Estado, ante un delito de sedición. Debe decirse que la Fiscalía, que en muchos momentos del juicio, en especial en los interrogatorios, había dejado mucho que desear, presentó ayer un argumentario muy macizo. La Abogacía del Estado rebajó la calificación: no ve rebelión sino sedición porque a su juicio la violencia no fue estructural, no figuraba en el plan de los acusados. Da la impresión de que este aspecto decisivo, el de la violencia, va a depender de la opinión del Tribunal sobre el papel jugado por los Mossos d'Esquadra. La semana que viene escucharemos a los defensores y allá por septiembre u octubre llegará la sentencia.
Tras las noticias Supremo, dos reflexiones, en cierto sentido complementarias:
Caso procés. Se exprese como se exprese el Tribunal, sea la sentencia más dura o más blanda, el problema político seguirá vivo y desafiante.
Caso exhumación de Franco. Sin voluntad política no se hace nada pero solo con ella tampoco. Hay que acertar con los tiempos y con los procedimientos. Es decir, la justicia no resuelve los problemas políticos, la política no resuelve los problemas judiciales.
Posdata: El auto del Supremo afirma que Franco fue jefe del Estado de España desde el 1 de octubre de 1936, tres meses después de alzarse contra la legalidad. Una manera muy franquista de ver la historia porque entonces, ¿qué era en ese momento el presidente de la República Manuel Azaña?
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