martes, 18 de junio de 2019

Lo raro fue que Valls se aliase con Rivera. El modo Valls, republicano total, está mucho más cerca del Psoe y de ERC -de la que solo le separa la connivencia indepen de los partisanos catalanes y el estatalismo innegable de Valls- en las antípodas de c's, que salvo su función de bisagra acomodaticia ni ellos mismos saben lo que son ideológicamente. Era un matrimonio de rara conveniencia y contra natura condenado al finiquito. El divorvio estaba cantado a medio plazo. Lo que no puede ser no puede ser y además es imposible, decía Belmonte en la era cretense del Taurobsceno... que para algunos/as aun sigue vigente por lo que se ve y se atufa


Divorcio Valls-Rivera, más que un eco de sociedad


VÍDEO: ROBERTO CUADRADO


El suelo político no deja de moverse. Ayer, Ciudadanos rompió con Valls por su apoyo a Ada Colau. Se consumaba así un desacuerdo que empezó en Andalucía y que desde la foto de Colón venía erosionando una relación que nunca pareció sólida. Valls fue siempre un verso suelto y con vocación de terminar soltándose del todo. Desde su sorprendente irrupción, con ese extraño salto de la política francesa a la española y con el peso de su aparatoso currículum, era muy difícil imaginárselo como parte de un coro político. Era un solista, un solista demasiado destacado.
Su acuerdo con Rivera tenía sentido, pero coyuntural. Para Valls, Ciudadano era un excelente trampolín. Para Rivera, el trampolín era Valls, un fichaje de relumbrón que le podría impulsar un poco más alto. Pero no era fácil que pudieran convivir mucho tiempo.
Supongo que Valls aspira a crear su propio partido, con la esperanza de hacerse un hueco, aprovechando el desdibujamiento de Ciudadanos en Cataluña. Porque es cierto que desde su gran victoria en las autonómicas de 2017 la formación naranja ha ido perdiendo a gas y el cambio de Arrimadas de Barcelona a Madrid no ha sido un acierto. En la política nacional los naranjas no han ganado gran cosa y en la política catalana han perdido bastante. Puede que la cosa quede en nada y que el globo Valls se vaya desinflando, pero yo lo dudo. Además hay que considerar otro factor relevante: a Valls no le van a faltar apoyos de mucho peso. Está muy bien visto por los grandes poderes económicos, que ya no están tan arrobados con Rivera.
El divorcio de Valls y Rivera, que por el momento parece un simple eco de sociedad, pasará a mayores si terminan disputándose un mismo electorado en las próximas autonómicas catalanas, por ejemplo. Podría ser importante en ese equilibrio en el alambre que mantienen el independentismo y el unionismo.

No hay comentarios: