lunes, 24 de junio de 2019

El problema es que ni Podemos ni el Psoe son izquierda sino aproximaciones estratégicas, de principios a lo Groucho Marx, según soplen los vientos. Es la diferencia entre la izquierda portuguesa y la española. No se trata solo de ideas sino sobre todo de ideas éticas que son actitudes. Para la izquierda auténtica, lo primero es la coherencia al servicio del pueblo-ciudadanía, para los sucedáneos lo primero son los intereses de sus partidos que incluyen los egos personales, o sea: el prototipo autómata del ppoder y mangonear por encima del paradigma consciente de servir y cooperar. Psoe y Podemos (P y P, qué coincidencia!) es una tenaza-impostura que impide llegar al gobuierno a la izquierda plural y unida, anticapitalista, municipalista, federal y republicana ofreciendo la bicoca de una izquierda descafeinada al servicio de los mismos intereses entronizados, que lava la cara y maquilla la mierda, pero nunca hace limpieza a fondo, empezando por sus propios trasteros, desde la inteligencia transparente y la generosidad imprescindible y honesta de la democracia interna. Es inútil que pierdan el tiempo en dimes y diretes, nunca se entenderán; son tan iguales y cegatos que se repelen como los polos de los imanes. Estas conversaciones son una estrategia para que el tiempo pase y se convoquen nuevas elecciones, en las que, si la izquierda no se libera de la máscara de Podemos y el Psoe de su falso socialismo, seguiremos en las mismas, mientras el trifas se relame y se frota las manos, encantado de ser siempre el mismo tocho "estable", en su erre que erre comediante y demagogo, timador y corrupto hasta lo indecible, pero tieso e inamovible como la tumba de la momia, en el imperio de las cunetas...Mientras tanto todo se embarulla y se distorsiona pero nada cambia en realidad. Y el barullo se convierte en la misma siesta política heredada, estupenda para viajes (des)astrales, como diría Anguita.

La semana en la que se podría resolver el pulso entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias

  • Los socialistas no quieren a Iglesias en el Consejo de Ministros
  • Dispuestos a ir a la investidura sin los apoyos cerrados
Gobierno

Los socialistas aseguran que están esperando una respuesta a su oferta; en Unidas Podemos no se dan por enterados y no consideran oferta a la afirmación del presidente del gobierno y líder del PSOE, Pedro Sánchez, de que no quiere un gobierno de coalición con la formación que lidera Pablo Iglesias, aunque eso no implique no establecer una colaboración estrecha, tanto que permitiría incorporar a miembros de la formación morada en segundos niveles del Ejecutivo, pero en ningún caso en el Consejo de Ministros.
Así quedaron las conversaciones discretas mantenidas entre Sánchez e Iglesias y de ahí no se han movido en una semana, aunque, según fuentes del PSOE, lo que antes se entendía como un veto a la figura de Pablo Iglesias ha quedado levantado en las últimas horas. No hay vetos a las personas, pero sí al reparto de puestos dentro del Consejo de Ministros.
Aseguran desde el PSOE que les sobran los motivos para defender la tesis de gobierno de «cooperación, sí, pero coalición, no». En primer lugar, afirman que Unidas Podemos no les aporta la mayoría absoluta que garantizaría la estabilidad y la tranquilidad en la legislatura. Precisamente, esa mayoría precaria obligará al futuro gobierno de Sánchez a buscar acuerdos y valerse de la aritmética parlamentaria y la geometría variable para sacar adelante sus proyectos de ley en la legislatura. Con Unidas Podemos en el gobierno, eso sería –apuntan fuentes de la dirección socialista – más difícil si cabe.
Además, los socialistas temen que la posición de Unidas Podemos ante el conflicto catalán (que mantiene serios matices con el PSOE, tal como quedó claro en la reciente votación en el Congreso, por la suspensión de la condición de diputados a los encausados por el juicio del Procés) pudiera convertirse en una brecha insalvable dentro del gobierno especialmente tras la publicación de la sentencia, que se espera para el otoño, a la vuelta de vacaciones.
Por si fuera poco, desde el PSOE señalan el cisma interno que vive ahora mismo Unidas Podemos y, en el ojo del huracán, su líder Pablo Iglesias. No lo quieren en el gobierno, para que cualquier conflicto que estalle en la formación morada no contamine al Ejecutivo de Sánchez, pero tampoco quieren a ningún peso pesado del entorno de Iglesias, posicionados con o contra él, por el mismo motivo.
A todo ello hay que añadir que, si antaño Podemos podía aportar sus más de 70 diputados, ahora, tras las elecciones generales solo aportan 42 y apuntan a un declive que se siguió manteniendo en las municipales y autonómicas. Vamos, que en el PSOE no quieren llamar “amor” a lo que tienen claro que se trata meramente de “sexo”. Y no quieren casarse con Podemos, sino mantener una relación abierta, con un pacto programático y mucha colaboración, pero sin que haya caras visibles de Podemos en el gobierno de Sánchez ¡y mucho menos la de Iglesias!
A este último, además, le temen, según confiesa abiertamente un barón socialista “porque es capaz de convertir el gobierno y las iniciativas gubernamentales en su púlpito y sus logros”. Hay quien, más allá de temer las habilidades comunicativas de Iglesias, no le perdona su actitud agresiva a lo largo de toda su trayectoria para con el PSOE, a excepción de los diez meses de colaboración y de la aparente buena sintonía que preside las relaciones entre la formación morada y los del puño y la rosa, tras las elecciones. No olvidan su intento de sorpasso, sus acusaciones al PSOE, las menciones a la “cal viva” y a un pasado del PSOE que un buen día decidió resucitar. Otro dirigente territorial asegura que “Iglesias está obsesionado con entrar en el gobierno, pero no su partido, sino él, porque necesita salvar su situación personal y porque está convencido de que, si se mete en el gobierno, volverá a controlar su partido y a dominar la escena política… y eso no lo podemos consentir”.
Pese a que las conversaciones entre segundos niveles entre PSOE y Unidas Podemos se mantienen, no avanzan y están encalladas desde la conversación mantenida el pasado martes. No hay fecha para un nuevo encuentro, pero desde la cúpula socialista esperan que esta misma semana vuelvan a verse ambos líderes, para tratar de desbloquear la situación, “ya que nosotros hemos levantado vetos personales y ofrecemos puestos en segundos niveles… y ellos tienen que responder y no hacer como si oyeran llover”, asegura un dirigente socialista.
Lo que todas las fuentes socialistas consultadas aseguran es que Sánchez está firmemente convencido de su apuesta por el gobierno de cooperación, sin Unidas Podemos en el Consejo de Ministros y que, en palabras de uno de sus allegados “esto no es un farol, el presidente lo tiene claro y es capaz de ir a la investidura sin el acuerdo de Unidas Podemos, para que se retraten. A partir de ahí, empezaría la cuenta atrás y Unidas Podemos y Pablo Iglesias tendrían que explicar por qué, de nuevo, bloquean la posibilidad de gobernar el país desde la izquierda”

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