martes, 18 de junio de 2019

No hay ciegos más ciegos que los que se niegan a ver lo que tienen delante o los que esperan que otros vean por ellos y se lo expliquen y que para más inri les digan lo que tienen que pensar y hacer, acerca de lo que no han visto, ni ,mucho menos, entendido

Y evocando las fábulas como hilo referente entre los hechos y las similitudes, tampoco estaría de más recordar, en estas tesituras, otra fábula del mismo Iriarte, que a la hora de de analizar las actitudes de nuestros políticos profesionales en el punto que  están enredados mucho más que ocupados y resolviendo asuntos vitales, viene al pelo total: Los dos conejos (del antiguo biparty, of course, ahora multiplicados y divididos, pero en el mismo pplan de toda la vida) 


Por entre unas matas,
seguido de perros,
no diré corría,
volaba un conejo.

De su madriguera
salió un compañero
y le dijo: «Tente
amigo, ¿qué es esto?».

«¿Qué ha de ser?», responde;
«sin aliento llego...;
dos pícaros galgos
me vienen siguiendo».

«Sí», replica el otro,
«por allí los veo,
pero no son galgos».
«¿Pues qué son?» «Podencos».

«¿Qué? ¿podencos dices?
Sí, como mi abuelo.
Galgos y muy galgos;
bien vistos los tengo».

«Son podencos, vaya,
que no entiendes de eso».
«Son galgos, te digo».
«Digo que podencos».

En esta disputa
llegando los perros,
pillan descuidados
a los dos conejos.

Los que por cuestiones
de poco momento
dejan lo que importa,
llévense este ejemplo.

(Tomás de Iriarte)

Y no miro a nadie, que cada uno y una se mire a sí misma, tome nota de lo suyo y lo aplique a lo que nos rodea, en plan causa-efecto, acción-reacción o de lo que se come se cría o cría cuervos y tendrás cuervitos, buitres-buitrecitos, pirañas-pirañitas, naranjas-desastritos, banderas, patrias,dioses, reyes-trifachitos. 
Lo digo por si sirve de algo, que nunca se sabe.

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