Peligrosos egos enfrentados
Está en la pista una peligrosísima
colección de egos gigantes enfrentados: Sánchez, el displicente, muy
sobrado; Iglesias, el arrogante, muy apurado; Rivera, el impaciente, muy
acelerado
En el día de hoy, todo parece estar a punto de saltar por los aires.
Los órdagos en su punto más afilado, las posturas enrocadas. Podemos
temer lo peor o considerar, por el contrario, que está dramatización de
los desacuerdos es la que corresponde al momento procesal en el que nos
encontramos: gestos de fuerza normales en las fases de negociación. Esto
es lo que quiero creer y esto es lo que creo porque, por muchas vueltas
que le demos, el desenlace de esta película admite muy pocas variables.
El gobierno y Unidas Podemos se necesitan y terminarán hallando
una fórmula y no será un gobierno de coalición porque, entre otras
muchísimas cosas, no suman.
¿Podrían las diferencias que ahora se manifiestan cegar todas las
vías y forzar unas nuevas elecciones? Sí, podrían. Hemos visto en los
últimos tiempos suficiente irresponsabilidad como para no despertarlo y
está en la pista una peligrosísima colección de egos gigantes
enfrentados:
Sánchez, el displicente, muy sobrado; Iglesias, el arrogante, muy apurado; Rivera, el impaciente, muy acelerado.
Carbón, azufre y nitrato de potasio: pólvora. Pero no ocurrirá, no
pueden estar tan locos. Sería ridículo y estaríamos en las mismas pero
con la ciudadanía sublevada.
Tampoco creo que el alboroto de Vox con el PP pase a mayores.
El tripartito o bipartito y medio continuará, aún les quedan 20 días
para arreglarse. Por cierto, la que han liado en la capital con la
supresión de Madrid Central es más que un disparate, es un atentado
contra la salud pública. Y sobre la posibilidad de que la crisis ponga
en peligro la presidencia de Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid,
olvidémoslo. El oasis fiscal madrileño, del que tan impúdicamente
alardea la derecha, no se toca.
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