Muertes en las frontera sur. Más de mil muertos, más de 800 olvidados: vida y muerte en las fronteras españolas
La ONG Caminanado Fronteras cifra en 1.020 las
personas migrantes que han fallecido tratando de llegar a las costas
españolas entre 2018 y abril de 2019. Sólo el 25% de los cuerpos, poco
más de 200, han sido localizados. Denuncia que son víctimas de las
"necropolítica" instalada en Europa para disuadir a los migrantes de
cruzar las fronteras.
"Ya no hace falta actuar
para que mueran como se hizo en el El Tarajal. Ahora simplemente les
dejamos morir". Así ha resumido la periodista y experta en migraciones, Helena Maleno, portavoz de la organización Caminando Fronteras, en qué consiste la "necropolítica en las fronteras" que se está aplicando en Europa. También en España, destino de una ruta migratoria que se ha tragado las vidas de 1.020 personas migrantes desde el 2018 hasta el primer cuatrimestre de 2019, según los datos recopilados por esta organización en su informe "Vida en la necrofrontera", que han presentado este martes en Madrid.
Son más de mil las víctimas del "crecimiento de políticas para generar muerte en
la frontera occidental europea", unas muertes de las que sólo hay
constancia real de 204. Los únicos cuerpos recuperados, apenas un 25%.
Los 816 restantes —aunque tenían nombres, apellidos, familias, objetivos
e historias— están desaparecidos, son muertos anónimos, olvidados por
las instituciones que, con cuentagotas, hacen el dramático e incompleto
recuento de los que se quedaron por el camino. "La ausencia de sus
cuerpos invisibiliza el relato de violencia que llevó a su desaparición y
crea profundas brechas en las vidas de sus familias y en las
comunidades de origen", lamenta Caminando Fronteras en su crudo informe
que, denuncia Maleno, se ha elaborado a pesar de la "criminalización" de quienes prestan ayuda a los migrantes y velan por el respeto de los derechos humanos.
"Ayer vi el cuerpo de mi mujer, es ella el cadáver que está en la morgue.
No pudieron salvar tampoco al bebé. Ahora vendrá Cruz Roja a buscarme y
esperamos la decisión del juez. Quiero irme de Almería lo más rápido
posible porque si me quedo aquí solo más tiempo me voy a volver loco.
Tengo que estar al lado de mi familia que está en Francia. No puedo
hacer nada más por ella y me estoy volviendo loco poco a poco. Desde que
vi su cuerpo ayer no como, no duermo. Lo único que puedo hacer es
enviar su cuerpo a Guinea, es todo lo que puedo hacer por ella ahora.
Pero necesito que me ayuden para eso, ni siquiera hablo español, pero
esperar la decisión del juez toma tiempo. Y lo que quiero es volver a
Francia, arreglar el dinero para enviarla al país y que sea enterrada de
forma digna". Este es el relato del marido de F., una mujer que murió
en un naufragio en el Mar de Alborán en noviembre de 2018. Estaba
embarazada de siete meses. Al él menos pudo cerrar el capítulo, tener
constancia de la suerte que corrió su ser querido. No es lo habitual,
denuncia la organización.
El de F. es solo uno de los 70 naufragios que
la organización ha monitoreado durante el periodo de tiempo analizado.
Lo hace a través de las alertas que recibe de los propios migrantes
cuando están en apuros en el mar y también a través de las llamadas de
los familiares que, llenos de angustia, no reciben noticias de sus
allegados después de lanzarse a las aguas de nuestra zona del
Mediterráneo.
"Cuando avisamos a las autoridades nos preguntan
quién nos ha informado. Insinúan que son los propios traficantes, las
mafias. Pero las personas no son estúpidas, la gente protege su vida,
nos dejan el teléfono de sus familiares, les dan el nuestro", ha
precisado Maleno durante la presentación. Las personas que transitan las
fronteras "asumen la posibilidad de perder la vida como una realidad
intrínseca al proceso migratorio. Siempre existe el sentimiento de que
la muerte está presente y se hace necesario reflexionar colectivamente
sobre ese riesgo", apunta el informe. Gracias a esa "conciencia
política" de que la muerte es un resultado posible, Caminando Fronteras
ha contabilizado 46 naufragios en la ruta de Alborán, 23 en la del
Estrecho y uno en la de Canarias. A estas hay que añadir 12
embarcaciones desaparecidas: seis en el Estrecho y seis en el mar de
Alborán, aunque para Maleno no hay duda de que pueden ser más.
"Naufragio planificado"
Tragedias todas que, para la organización, suponen un "naufragio planificado", sobre todo a partir del pasado año, cuando "Europa puso el foco en la alarma migratoria en
la frontera occidental". España se convirtió, tras el bloqueo
migratorio en Italia, en la principal puerta de entrada a Europa para
las personas migrantes que tienen que recurrir a la clandestinidad para
moverse por el mundo. Más de 57.000 personas llegaron a las costas
españolas en 2018. Marruecos interceptó a 89.000 personas que trataban
de cruzar sus fronteras, 30.000 en el mar. El 20% eran marroquíes, según
el informe. Son las cifras "instrumentalizadas para inflamar discursos racistas y xenófobos", para "pedir más inversión en control" y para "iniciar medidas encaminadas a reducir los servicios de rescate", con consecuencias fatales,
añade el informe. En resumen, números que han justificado las llamadas
"políticas para controlar los flujos migratorios". Unas políticas que,
según la organización, son responsables de estas muertes. Y sus ideólogos, los "victimarios".
"España está muy lejos de cumplir con el respeto de los derechos de las personas muertas y desparecidas en sus fronteras"
"Se
externalizan las fronteras, priorizando la formación y el despliegue de
las fuerzas de seguridad del Estado de terceros países. Se crea una
espiral de violencia por la que el negocio de la guerra y muerte aumentan de forma exponencial,
retroalimentándose entre ellos", ha denunciado Maleno. Son decisiones
que "hacen las rutas migratorias más peligrosas" y que provocan que "aumente el negocio de las industrias criminales
que se postulan como operadores para abrir nuevos caminos", advierte el
informe, que señala la opacidad sobre el gasto en control migratorio y
las empresas que se benefician de ello.
Delegar en países terceros como Marruecos o Argelia
las tareas de control migratorio, afirma el informe, muestra el escaso
interés por parte de España y Europa por el respeto de los Derechos
Humanos, en concreto, por el derecho a la vida. Entre las causas de
estas muertes, denuncian, está falta de medios de los equipos de rescate
marroquíes, la mala coordinación entre países o las "demoras" para
poner en marcha operativos de búsqueda y rescate. A esto hay que añadir
los cambios en los protocolos de Salvamento Marítimo, que desde hace
casi un año no va más allá de la línea de las 35,5 millas, que delimita
las aguas de responsabilidad marroquí y las españolas.
Verdad para no perder la memoria
"Las personas desaparecidas tienen derecho a ser
buscadas por las autoridades pertinentes. Además los estados tienen la
obligación de identificar los restos encontrados, y de facilitar
informaciones que permitan a las familias tener acceso a la verdad y no
sufrir una revictimización constante", recuerda Caminando Fronteras, que
señala que "el Estado español está muy lejos de cumplir con el respeto
de los derechos de las personas muertas y desparecidas en sus fronteras,
así como de sus familiares", ya que no facilita el acceso a las morgues
y, sobre todo, no busca a las personas desaparecidas en el mar ni constan en los listados oficiales de desaparecidos .
"Cuando recibimos la llamada de un familiar siempre hay miles de preguntas y muy pocas respuestas. “¿Qué
pasó? ¿Les buscaron lo suficiente? ¿Han dejado de buscarles? ¿Es
posible nunca encontrar los cuerpos ni los restos del naufragio? ¿Es
posible que estén detenidos en algún centro y no se puedan comunicar?”...,
son algunas de las preguntas repetidas por familiares que buscaban a
sus seres queridos", detalla el informe. Según Caminando Fronteras, "el
impacto emocional que tiene la negación del duelo va solapada a los
problemas legales que puede conllevar la desaparición", desde las
herencias o las tutelas de los hijos e hijas hasta y la situación de
personas que se quedan viudas sin que su estatus sea reconocido. "Las
familias se aferran a la vida y se angustian con la incertidumbre. Buscan en todos los lugares para reconstruir la Verdad. Hay historias que circulan y reconstruyen relatos ante la falta de relatos oficiales", ilustra el informe.
"es muy difícil ponerse en nuestra situación, nadie entiende lo complicado que es, necesitamos creer que están vivos"
Esa
angustia queda bien reflejada en el testimonio del hermano de una de
las 12 personas desaparecidas en el Estrecho del en diciembre del pasado
año, recogido en esta investigación. "Una organización nos dijo que
Salvamento había dicho que estaban rescatados y que esperásemos 48 horas
porque estaban con la policía, pero han pasado varios días. Ahora no
sabemos si siguen en el mar, nadie ha llamado. Es horrible, no sabemos a
quién creer, porque otros dijeron que Salvamento no había dicho eso. Es
muy difícil ponerse en nuestra situación, nadie entiende lo complicado
que es, necesitamos creer que están vivos. El audio de la asociación que
dijo que estaban vivos se ha difundido por todos los grupos de Whatsapp
y ha llegado hasta a la familia en Senegal. Es mi hermano, sé que no
está en España, que sigue desaparecido pero ahora es muy difícil que mi
madre me crea después de haber escuchado ese audio”.
Por eso, las organización pide que se dispense una
"trato digno" tanto a los desaparecidos como a los restos mortales que
se hallan sin identificar, la elaboración de una base de datos nacional y
transfronteriza para personas desaparecidas o que se habiliten
teléfonos de emergencia para que los familiares puedan obtener
información en caso de tragedia, además de una sistema de pruebas de ADN
transnacional o los visado para que los familiares puedan identificar a
los desaparecidos en los países europeos, entre otras medidas.
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