Los ofendiditos estaban en Vox
A Vox no le queda más remedio que dar sus votos a populares y naranjas y coger aquello que le den
Ahora se hacen los dignos porque les llaman fachas y ultras y nadie quiere sentarse a su lado en las fotos
Demandan que les ampare la misma corrección política que tanto daño ha hecho a tantos colectivos y minorías
Vaya por Dios. Tanta risa
y tanta chanza que se traía la alegre muchachada de la derecha extrema
con los ofendiditos y resulta que los ofendiditos más ofendiditos
estaban en Vox. No habían pasado ni dos días desde la investidura de
Almeida en Madrid y ya están en pleno dramón de Zorrilla, retándose a
suspensión de reuniones, clamando por el valor de la palabra dada y
reclamando satisfacción para el honor mancillado.
Tanto
tirar de etiqueta para ridiculizar a cualquiera que tuviera el mal
gusto de criticar un comentario o una actitud machista, fascista,
racista o simplemente gilipollas, alegando que su derecho a decir
estupideces no termina donde se acaba nuestra obligación de tener que
aguantarlas y ahora resulta que los ofendiditos son ellos. Si no sabes
aguantar una broma, lo mejor es que te vayas de este pueblo y de esta
democracia, decían seguros y desafiante. Pero ahora se hacen los dignos
porque les llaman fachas y ultras y nadie quiere sentarse a su lado en
las fotos; ellos, que venían para perder el miedo a que les llamaran
esas cosas, llorando ahora porque los demás niños no quieren jugar con
ellos, al menos delante de toda la clase.
Tanto reclamar liberarse de las cadenas asfixiantes
impuestas por la corrección política para poder llamarnos a los demás lo
que les diera la gana y ahora se quejan porque no se les trata con la
deferencia y respeto que merecen todos los representantes legítimamente
elegidos. Demandan que ahora les ampare la misma corrección política que
según ellos mismos, tanto daño ha hecho a tantos colectivos y minorías,
condenados ahora al infierno del lenguaje inclusivo, expulsados de
aquella arcadia feliz donde todos contábamos inocentes chistes sobre
maricas, gangosos o gallegos, pero lo hacíamos con nobleza, sin maldad,
desde el cariño y el respeto; no desde esta fría asepsia que está
matando al Castellano, a pesar de los heroicos esfuerzos de Arturo Pérez
Reverte para defenderlo de los ataques constantes de tanto progre
acomplejado y tanta feminazi.
Venían para hacer la
reconquista y ahora suplican que el Partido Popular les deje algo en
realquiler. Es lo que sucede cuando no tienes nada con que negociar.
Solo te queda hacerte el ofendidito. A Vox no le queda más remedio que
dar sus votos a populares y naranjas y coger aquello que le den.
Facilitar un gobierno de izquierdas en Madrid, sea en el ayuntamiento,
sea en la comunidad, supondría un suicidio para los de Santiago Abascal.
Populares y naranjas lo saben. Por eso no se los toman en serio y los
marean con la diferencia entre concejalía de gobierno y concejalía de
distrito, entre churras y merinas. Es un chiste de fachas pero, oye,
desde el cariño y sin maldad, con nobleza, que somos todos españoles.
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