La cultura patriarcal nos canta y nos cuenta en esta zarzuela, La rosa del azafrán estrenada en Madrid en la primavera de 1930, ya con notorio perfume de inminente República,(música compuesta por Jacinto Guerrero y textos de Romero y Fernández -Shaw) dedicada a la vida campesina en La Mancha, el concepto que la sociedad de entonces tenía en el mundo rural del trabajo sobre las relaciones entre la mujer y el hombre campesinos. Rompiendo moldes en esta zarzuela, la dueña de los campos es una mujer que se enamora de uno de sus trabajadores que la ha conquistado y de todos los prejuicios que algo así saca a la luz en un mundo estrecho y controlado por el qué dirán, donde las jerarquías y los tópicos dirigían la convivencia y los ritos sociales. Aunque despacio y con muchos obstáculos la conciencia va avanzando y ahora ya contamos con reivindicaciones masivas, como para establecer una jornada internacional dedicada a la Mujer Rural; si nosotras cambiamos, el mundo cambia con nosotras, porque cambiar el mundo a mejor es nuestro trabajo.
Nadie en el mundo por su simple condición de ser humano merece el olvido, la indiferencia de otros o la explotación
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