lunes, 17 de octubre de 2016

Mapa de bolsillo para senderistas agobiados por la confusión de los senderos


 


la idea es la lámpara
el concepto la mirada
el espíritu la llama que arde
hasta consumir la cera 
y que se haga la luz
la conciencia es la chispa
que enciende el fuego
y la llave que abre la puerta
de la libertad


No sé cómo lo llevaréis vosotros, amigas/os, pero yo cada día necesito resituarme para no perder el rastro de la coherencia y de las dimensiones libres y generosas de la verdad, más como recipiente y equilibrio de experiencias que como contenido de dogmas. Sí, cada día necesito la serena urgencia de revisar y replantearme el significado y el latido actual de la Idea, así con mayúscula, como la dibujó Platón. Pero tratando de que Platón no siga pensando por mí. Y cada día concluyo con el convencimiento de que toda la sabiduría que hemos heredado en teoría no está ahí solo como pasto de la memoria ni como barniz erudito, sino para que a partir de lo que nos han venido contando y enseñando a través de los siglos, nosotros/as, arranquemos con nuestra energía el motor de una nueva conciencia que descifre y descodifique el rostro nuevo y cambiante de la realidad cotidiana, que aunque la apariencia la presente como un fenómeno de repetición, es diversa y original a cada instante, porque nuestra percepción y nuestra mirada, la  modifica y ella, esa realidad, nos modifica al mismo tiempo. 
El eje y el centro del proceso es la conciencia, que habitualmente reside en un laberinto íntimo y encogido, sin demasiado espacio para respirar y distraída buscando un respiradero o una puerta para escapar de un ambiente enrarecido, contaminado, tenebroso y amenazante, que puede acabar por producir en nosotros una metamorfosis kafkiana si no ponemos remedio entrando en nosotros y regulando los procesos externos que nos zarandean y no nos dejan espacio ni tiempo para reencontrarnos con nuestro propio núcleo esencial y con el gran nosotros. Con el que forzosamente somos y convivimos.

¿Qué otra cosa puede hacer una conciencia que apenas se ha reconocido como tal, acobardada cada mañana por una catarata de calamidades ante las que no tiene capacidad de hacer nada salvo asustarse o indignarse? ¿De qué recursos dispone esa conciencia casi inconsciente de sí misma? 

Una puede pensar que un camino orientador de emergencia pueden ser las ideologías o las religiones. Pero ¿acaso es lo mismo una ideología que la Idea o o quizás es igual la religión que la experiencia transformadora personal y colectiva de lo trascendente? Eso hay que averiguarlo experimentando desde el sí mismo mucho más que desde el relato de otros. Nadie  nace, muere, se despierta ni se alimenta en cuerpo ajeno ni con un cerebro  prestado.

¿Es posible conectar con la Idea sin experimentarla? La Idea puede definirse  como la abstracción de una parte de la realidad. Por ejemplo, la igualdad, la justicia, la piedad, la compasión, la misericordia, la ética, el amor, la paz, el deseo, la crueldad o la obscenidad y la corrupción, también son reflejos en el espejo de la Idea en el sentido amplio de la percepción de lo intangible e inmaterial, pero nada de eso  existiría sin un referente empírico  del que se ha podido extraer desde nuestra comprensión práctica el sentido de la existencia de la propia idea. Luego, ¿existiría la Idea sin alguien que la piense y la perciba? ¿Qué podría hacer la Idea sin capacidad para realizarse y comunicarse? ¿Somos un producto suyo o es ella el resultado de nuestra mente pensante? Está claro que si me quedo quieta y dejo que la Idea me resuelva la vida, la Idea no hará nada para resolver mi necesidad si yo no la aplico a mi circunstancia espacio-temporal. ¿Existen la bondad, la belleza  la fealdad y  la maldad sin alguien que las materialice? ¿Es posible que exista la inteligencia sin seres inteligentes que la reflejen y la produzcan? 

El siguiente paso es el concepto. ¿Es lo mismo que la Idea o es un recurso  de la percepción para matizar el todo desde un plano más subjetivo, más personal? ¿Podría ser el concepto un recurso que concede la percepción digamos que "sectorial" o parcial de la Idea? El concepto ya requiere la participación directa y subjetiva del juicio personal o colectivo para manifestarse. O sea, la Idea está ahí, inspiradora e inmutable, como un faro iluminando un horizonte; el concepto podría ser las gafas graduadas o de sol, con que miramos la Idea desde el yo particular y/o el nosotros colectivo. Los ecos de la Idea que nos inspira y provoca en cada uno de nosotros. El concepto podría describirse como la base dia-lógica de la opinión.

Otro paso más, ¿es lo mismo la Idea que las ideas? ¿Son lo mismo 'las ideas' que la ideología? Posiblemente no, aunque parezca que sí. Las ideas son colores independientes que corren en la moto del pensamiento formando espectros lumínicos como un arco iris constante que cambia su intensidad y duración según coincidan el agua de las emociones y la luz de la intuición que comprende;suelen ser espontáneas y libres de cualquier código programado de antemano, pero,en cambio, no funcionan así las ideologías, que no son un cúmulo de ideas libres sino una estrategia de conceptos en red, de pescar, obviamente -que son los modos de mirar y entender las ideas-  dogmatizados y adaptados para convertirse en códigos funcionales  con el fin de organizar y dirigir el pensamiento y las conductas de los seres humanos hacia una determinada orientación, sin que esa orientación implique en sí misma el soporte de Ideas benefactoras o no, principalmente, son metodologías tácticas y estratégicas, destinadas a reproducirse y multiplicarse en el conflicto eterno entre concepciones opuestas entre sí. Las ideologías son la organización militar de una batería de conceptos acomodables a intereses sociales, políticos o religiosos, convertidos en normas y dogmas, con el fin de hacer proselitismo y parroquia, con que ganar cuotas de influencia y poder hasta conseguir el más extendido y posible lavado de cerebro para cambiar la sociedad y el mundo en plan one way.  En una única dirección, fuera de la cual el mundo no tiene sentido y todo es una calamidad. Así funcionan religiones,ideologías y sectas. Los partidos políticos vistos como dogmas inamovibles. El sistema  neocapitalista fan absoluto de la devastación tecnológica.El racismo, el machismo, la xenofobia, la homofobia y todas las fobias juntas.Y los clubs de fútbol. Ese catálogo de calamidades no es hijo de la Idea, sino el cliché de su imagen en negativo, visto al revés; una foto sin revelar pero que se considera no sólo revelada, sino, además, una revelación sagrada e intocable. Un tabú, que por un lado concede la falsa certeza de poseer la única verdad posible y por otro deja nuestro desarrollo evolutivo maniatado, amordazado y con una venda en los ojos.

Las ideologías, no son la Idea, sino los conceptos diversos que pugnan por prevalecer por encima de los demás, y son constructoras de sistemas mal llamados 'políticos'; deberían considerarse simplemente herramientas de poder que se acoplan a cualquier rama de las actividades humanas para dominar y sustituir el ser por el poseer, retener y dominar. Y manipular, con la excusa de que son imprescindibles para la organización. Basándose en su ilusoria función liberadora y salvadora de pueblos, solo puede funcionar en realidad apoderándose de la libertad, de la voluntad y de la dignidad de sus habitantes.

Usando como referente psicológico-cognitivo el análisis transaccional de Berne, la Idea vive en el Yo adulto,(el 'yo' freudiano) superior y maduro. El concepto como regulador de conductas, impulsor de juicios y de normas 'necesarias' según la autoridad, reside en el "padre"(el 'superyo' freudiano)  protector, exigente y crítico, mientras que la ideología se apoya y reside en las reacciones elementales del "niño adaptado"(el 'ello" de Freud) a veces como sumiso (en regímenes tiránicos que le dan una falsa seguridad) y a veces como rebelde (en regímenes caóticos en los que echa de menos la eficacia y la auctoritas moral del ejemplo ético, la orientación pedagógica de una praxis honesta, más que la rigidez y la imposición de una arbitrariedad coyuntural y de superficie que defiende los intereses del poder por encima de la dignidad del individuo y la sociedad, que equivaldría en este paralelismo con el Análisis Transaccional, a la figura del "padre" hegemónico y absoluto, ya corrompida y desnaturalizada).  

Con esta breve exposición se puede intentar analizar y entrever un poco lo que estamos viviendo e ir creando desde dentro recursos e ideas, sí ideas, y no solo reacciones del "niño" baqueteado y desnortado por tanto estruendo y escándalo mediático, iniciativas que  podamos compartir, debatir y poner en marcha juntas/os. Entre todos/as. 

Si anoche vistéis el programa de Évole, os habrá quedado claro qué nos pide la vida en este momento de la historia. Si nos enredamos en conceptos e ideologías contrapuestas y olvidamos la unidad que somos todos y todas, dejaremos la Idea en dique seco y nuestra vida será en vano. La Idea, el motor de la Historia y de la Sociedad Humana, somos nosotros, y de nosotras depende que su luz nunca se apague y que la caverna platónica termine por convertirse en un museo paleontológico para no olvidar de donde venimos y lo que nos costó llegar a la luz del conocimiento, del civismo, de la ética, la justicia y la decencia. La calle en las instituciones y las instituciones a la calle. Organizados por sectores solidarios y territorios federados, simplificando y regenerando nuestra dignidad y derechos, desde los municipios  en el mosaico del viejo Estado y, por fin, sin el peso muerto de un régimen no sólo caducado y muerto, sino también corrupto, podrido y apestado hasta las trancas.

Aquí dejo unas preguntas por si ayudan:

¿Qué sentido tiene el puño en alto, la fuerza del empeño para romper barreras o la violencia de quienes solo saben resolver los conflictos a base de golpes y traumas?

¿Qué sentido tiene la "v" que puede ser tanto de la victoria como de la venganza como de la vergüenza?

¿Qué sentido tienen las manos abiertas, desarmadas, en alto, y moviéndose al aire de la vida en asamblea para aprobar las decisiones que se consideran justas y no levantarlas en caso contrario?

¿Qué diferencias o qué afinidades hay en los tres gestos? ¿Dónde podríamos reconocer la Idea, el concepto y la ideología en estos tres reflejos gestuales de la realidad? ¿Qué significaría para el bien común que cualquiera de los tres casos fuese mayoría social y política? ¿Alguno de los tres modelos podría ser el único signo revelador de una única verdad? ¿Podrían convivir los tres significados y entre los tres construir algo nuevo en serio desde la conciencia colectiva en libertad? ¿Qué supondría la unidad:el triunfo estratégico absoluto y hegemónico de una de las tres tendencias sobre las otras dos que serían absorbidas y desechadas para asumir un único concepto-ideología, o la cooperación de las tres para que la diversidad democrática y legítima enriquezca y fortalezca la Idea del bien común?

La luz eres tú. Y si estás a oscuras por dentro, las linternas prestadas no te resolverán el problema de la oscuridad. Se encienden o se apagan según el interés de sus amos. Si tú eres la luz renovable y de autoconsumo, no necesitas linternas, sino despertarte, pensar, ser y actuar, en consecuencia.

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