Esto escribe hoy el director de eldiario.es en un editorial, sobre el escrache de estudiantes en la Autónoma de Madrid, denunciando la presencia indeseable de González y Cebrián. Lo comento como síntoma del mal español.El mal de las formas y la pésima educación ética que padecemos y está tan arraigada que ya parece formar parte de nuestra esencia patriótica. La prensa, que es la mejor catequista del régimen, sigue ciegamente ese impulso tan español, del formalismo. Se puede ser un cerdo, un canalla, un corrupto y hasta un asesino ,pero por favor, no perdamos las formas, no nos manifestemos delante de una puerta, no entremos en una sucursal bancaria para denunciar su avaricia y el expolio a las familias, eso hay que hacerlo siempre por la vía legal, denunciando con papeles que irán a la papelera de unos juzgados en atasco perpetuo y en los mostradores oficiales del vuelva usted mañana, como ya viene siendo tradición aborigen en los establos de Celtiberia. Mientras pasan años de trámites, el problema ya se hace crónico y pasa a la categoría de normalidad, o sea, se convierte en norma, en modo natural de funcionamiento. Así viene sucediendo con todo tipo de malos tratos, de abusos, de agresiones a la dignidad y a los derechos como es la corrupción generalizada, basura que acaba siendo parte de lo cotidiano, que molesta un poco, pero que no es para tanto, xd! Hasta que esos malos tratos corruptos tocan el bolsillo. Y ahí ya sí, con la pela hemos topado, Sancho. Pero si solo es cosa de ideas, de política y marketing de partidos, pues como que todo es una exageración y una manipulación de los radicales poco libres que se dedican a incordiar.
Mantengamos la buena planta y la compostura, los buenos modales y la caballerosidad...formal, claro, sobre todo delante de la gente, de los medios y de la claque. Especialmente cuando todo el mundo nos está mirando. Luego, en lo privado, todo el monte es orégano y a quién Dios se la dé San Pedro se la bendiga...mientras nadie se entere todo está bien.
Y en esa onda contagiosa e incardinada en el aplatanamiento patrio de conciencias, una protesta como la de anteayer en la UAM vendida desde las tribunas mediáticas nada menos que como un acto contra la libertad de expresión en la Universidad, sin más, viene a ser una catequesis practica del adocenamiento y el pastoreo rebañil y casi como un acto terrorista contra la libertad de expresión de dos individuos indeseables, que jamás deberían ser invitados a ninguna Universidad como no lo serían, por ejemplo, Amedo, Vera, Barrionuevo, Tejero, Roldán, Paesa, Rita Barberá, Correa o El Bigotes. A ese nivel ético están los dos invitados a la conferencia. Que no hayan sido imputados por sus conductas repugnantes no se debe a que no lo merezcan, sino al blindaje y a las trampas, al cableado en red del que han rodeado su guarida particular con a la posesión de datos secretos sobre los pilares del Estado, que les hace todopoderosos hasta convertirlos en into-cables. Pero de s eso la prensa sumisa al capital y al chantaje de la publicidad necesaria que les da dinero y mantiene sus puestos de trabajo, nunca dice ni dirá nada.
El hecho que nos muestran como escandaloso, o sea, la acción de los estudiantes, que no agredieron a nadie, que solo ocuparon las puertas para indicar el rechazo de los alumnos a la inadecuada presencia en un centro de formación intelectual y cívica, de los mafias de la política y de la información en comandita, solo sirve para distraer y evitar entre la ciudadanía el análisis real del significado de esas dos figuras hipervaloradas y sobredimensionadas como expertas en valores que ni conocen y ni mucho menos practican: la ética, la honestidad, la transparencia y la coherencia.La verdadera democracia es imposible entre engaños y marrullerías. Son ellos, indudablemente, los que con sus conductas, enjuagues e indecencias están afirmando: "Muera la inteligencia colectiva y viva la muerte social de la política justa y de la información limpia"
La Universidad no puede ni debe acoger a individuos que han perpetrado, inspirado, tolerado y dado el visto bueno al terrorismo de Estado y han utilizado nuestros impuestos para costear bandas de matones a sueldo del Estado,a delincuentes que se hicieron de oro con los fondos reservados propiedad de los españoles y tampoco a directores de periódicos que en su momento callaron y fueron y son cada vez más cómplices de ese estado de degeneración interminable.
Que no se deforme la realidad. La conferencia de los dos prebostes de la ignominia, no se celebró porque el decanato de la facultad lo ordenó así y acusó a los manifestantes de impedirlo. En realidad no se puso ningún medio para dialogar con los implicados, y éstos no se inmutaron con la decana ni se metieron con nadie, en un caso de tanta violencia en cualquier centro enseñanza lo normal hubiera sido llamar a la policía desalojar a los violentos y seguir con la actividad de los conferenciantes. Pero tal vez así no hubiera sido tan fácil tener una causa contra Podemos dando un espectáculo sin pies ni cabeza. Y no sería nada extraño que hasta nos llevásemos la sorpresa de que esa escenografía tal vez haya sido orquestada por el mismo trust que montó el GAL. Si se ha demostrado por activa y pasiva que ambos elementos conferenciantes están encantados y deseosos de que el pp siga triturando España para que todo siga igual en su biparty de toda la vida, y al servicio fiel ala cleptpocracia euro-globalizada. Ya puestos a cargarse la democracia desde el principio, ¿por qué no seguir en la línea y ante la crisis del psoe, mostrar lo malísimos que son los radicales? Una guarrada más ya ni se nota y ni siquiera es guarrada, sino estrategia y logística de lo más legal, aunque sea ilegítima y moralmente delictiva. Todo sea porque los medios, sean los que sean, hagan posible el fin de la victoria del dinero absoluto sobre los mindundis siempre tan relativos. Ciertamente de mentes tan crueles y sin escrúpulos, puede ser posible cualquier barbaridad disfrazada de razón de estado o de patente de corso. Quién ya hizo un cesto puede hacer cientos. Y quien ya ha hecho cientos puede hacer miles en un plisplás. Hacer churros con tanta masa es lo más normal y si se dejan, ya ni te cuento, brother.
A los periodistas progres y valientes que no quieren ser parte de la mugre heredada, pero que tal vez eran demasiado jóvenes o ni siquiera habían nacido en la época de esplendor del felipismo, seguramente les vendría muy bien la lectura del último libro del Juez Garzón. Tal vez después de leer la crónica directa de la realidad de una época que no vivieron como adultos, les cambie la visión de quien es quien y si ese quien puede ser invitado nada menos que a una universidad acompañado de su mamporrero oficial y cómplice de aventuras repulsivas para dar un master de hipocresía y de retorcimiento a lo Richelieu o a lo Goebbels. Claro, que todo dependerá de que sus conciencias estén despiertas o dormidas entre los vapores de la putrefacción española.
Ya sabemos que en democracia todo el mundo tiene derecho a expresar su opinión, por eso ahí va una pregunta a los medios democráticos, independientes e impolutos como la Sexta, eldiario.es, el Confidencial o Infolibre: ¿contrataríais como columnistas e informadores a Felipe González y a Cebrián, a Roldán, a Amedo, a Correa a Griñán, a Chaves o a Fabra, a Rajoy o a Aguirre, Cospedal o Aznar o Rato? Si la respuesta es sí, hacedla pública, por favor será cuestión de ir pensando en convertirse en refugiadas en cualquier lugar que no tenga cobertura y los implicados mediáticos que se lo hagan mirar, por simple salud mental. Algo no funciona cuando se rechazan los comportamientos de los corruptos pero sí parece decoroso que esos corruptos vayan por las universidades haciendo apología de lo suyo. Y sobre todo dando ejemplo con su figura intocable de esa honorabilidad contagiosa que les corroe.
Un acto de ese calibre sería lógico y justo que se celebrase en la sede de Prisa, por ejemplo, en la del club Biderberg, en un local de un banco privado, en una sala de conferencias de alquiler o en propiedad que se paguen de su bolsillo los conferenciantes y quienes estén interesados en sus argumentarios y en hacerles de palmeros porque están de acuerdo con sus métodos de acción, con sus ideas y su glamour. A eso no habría nada que objetar.
Una cosa es tener libertad para decir lo que a cada uno le parezca bien, que es un derecho inalienable y otra ceder espacios públicos como el Parlamento, el Senado, el Gobierno, la Escuela o la Universidad, incluso la sede un partido político legalizado, cuya financiación se nutre abundantemente con los fondos públicos, para que individuos con tal historial sociópata más que obvio, vayan dando lecciones prácticas de cómo se puede llegar a lo más alto del Estado y medrar con sueldo vitalicio a costa de la ciudadanía enchufados al mundo giratorio de una corrupción también vitalicia, siendo un sinvergüenza capaz de lo peor, y sin que nada ni nadie le pare los pies. ¿A qué investigar, destapar tramas indecentes y criticar tanto a los prebostes desalmados si luego se ve divinamente que entre todos les subvencionemos la auto-propaganda de su ejemplar sistema forrign office-shame missing?
Estas actitudes son síntomas de esa enfermedad de la conciencia que Hannah Arendt define como la banalidad del mal .
«Si no se cree en nada, si nada tiene sentido y si no podemos afirmar ningún valor, entonces todo está permitido y nada tiene importancia. Entonces no hay ni bien ni mal y Hitler no se equivocó ni acertó». Por lo tanto, «quien tiene razón, es aquel que vence, y tiene la razón durante el tiempo que mantiene su victoria».
Albert Camus
Ya sabemos que en democracia todo el mundo tiene derecho a expresar su opinión, por eso ahí va una pregunta a los medios democráticos, independientes e impolutos como la Sexta, eldiario.es, el Confidencial o Infolibre: ¿contrataríais como columnistas e informadores a Felipe González y a Cebrián, a Roldán, a Amedo, a Correa a Griñán, a Chaves o a Fabra, a Rajoy o a Aguirre, Cospedal o Aznar o Rato? Si la respuesta es sí, hacedla pública, por favor será cuestión de ir pensando en convertirse en refugiadas en cualquier lugar que no tenga cobertura y los implicados mediáticos que se lo hagan mirar, por simple salud mental. Algo no funciona cuando se rechazan los comportamientos de los corruptos pero sí parece decoroso que esos corruptos vayan por las universidades haciendo apología de lo suyo. Y sobre todo dando ejemplo con su figura intocable de esa honorabilidad contagiosa que les corroe.
Un acto de ese calibre sería lógico y justo que se celebrase en la sede de Prisa, por ejemplo, en la del club Biderberg, en un local de un banco privado, en una sala de conferencias de alquiler o en propiedad que se paguen de su bolsillo los conferenciantes y quienes estén interesados en sus argumentarios y en hacerles de palmeros porque están de acuerdo con sus métodos de acción, con sus ideas y su glamour. A eso no habría nada que objetar.
Una cosa es tener libertad para decir lo que a cada uno le parezca bien, que es un derecho inalienable y otra ceder espacios públicos como el Parlamento, el Senado, el Gobierno, la Escuela o la Universidad, incluso la sede un partido político legalizado, cuya financiación se nutre abundantemente con los fondos públicos, para que individuos con tal historial sociópata más que obvio, vayan dando lecciones prácticas de cómo se puede llegar a lo más alto del Estado y medrar con sueldo vitalicio a costa de la ciudadanía enchufados al mundo giratorio de una corrupción también vitalicia, siendo un sinvergüenza capaz de lo peor, y sin que nada ni nadie le pare los pies. ¿A qué investigar, destapar tramas indecentes y criticar tanto a los prebostes desalmados si luego se ve divinamente que entre todos les subvencionemos la auto-propaganda de su ejemplar sistema forrign office-shame missing?
Estas actitudes son síntomas de esa enfermedad de la conciencia que Hannah Arendt define como la banalidad del mal .
«Si no se cree en nada, si nada tiene sentido y si no podemos afirmar ningún valor, entonces todo está permitido y nada tiene importancia. Entonces no hay ni bien ni mal y Hitler no se equivocó ni acertó». Por lo tanto, «quien tiene razón, es aquel que vence, y tiene la razón durante el tiempo que mantiene su victoria».
Albert Camus
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